Las parejas enfrentan una prueba muy desafiante con el aislamiento: compartir más tiempo que nunca. Abel Vera Hidalgo, Coach Ontológico Profesional y Trainer en Programación Neurolingüística da herramientas para superar este momento y mejorar la convivencia 24x7 que nos impone la pandemia.
Ni las películas apocalípticas prepararon a las parejas para vivir juntos “24x7”. Hasta hace unos meses, una pareja compartía unas horas en la mañana y otras en la noche. El resto pasaba entre la jornada laboral, algunos el estudio y otras tareas. Algunos soñaban incluso con pasar más tiempo juntos.
Nos encontramos ante una situación nueva y desconocida para todos, que puede generar una elevada activación emocional, tristeza, enfado, miedo, irritabilidad, síntomas de estrés y ansiedad, que no sólo afectan a quien los experimenta, sino que también pueden influir en la relación con las persona con quien convivimos, al vernos obligados a compartir un mismo espacio físico.
Este desafío requiere que despleguemos todos nuestros recursos para gestionar de una manera adecuada nuestras emociones y así pongamos en marcha toda nuestra capacidad de adaptación.
Es necesario que nos involucremos activamente en este proceso empezando por identificar las áreas que sí dependen de nosotros, sobre las que tenemos capacidad de actuación, y que pueden aportarnos la sensación de control que hemos perdido en otros ámbitos.
Las personas somos seres rutinarios, sociales y valoramos la previsibilidad, tres cosas que el aislamiento social puso en crisis. Nuestro primer esfuerzo es recuperarlas para mantenernos en equilibrio teniendo en cuenta que nuestras relaciones son para aprender y crear. Acá las claves para batallar contra las dificultades de la convivencia en cuarentena:
Abrazar juntos la incertidumbre
Si afuera hay caos y desinformación, establecer rutinas y tareas con una agenda consensuada para generar orden interno dentro del hogar, esto va a permitir que podamos transitar mejor esta crisis, acordando horarios de trabajo, de recreo, de estudio y dentro de lo posible tiempos personales privados, conviviendo dentro de la casa en un marco “como sí”.
En el horario de trabajo, nos enfocamos en trabajar, incluso vistiéndonos como si fuéramos al trabajo, si pautamos hacer actividad física, nos ponemos la ropa deportiva y hacemos gimnasia dentro de casa. Crear esas estructuras y mantener nuestros rituales nos aportan una sensación de seguridad que brinda un soporte mental para afrontar la crisis.
Negociar diferencias, generar acuerdos
Muchas parejas dejaron de caminar juntos y aunque convivían bajo el mismo techo olvidaron sueños y proyectos en común, esta puede ser una oportunidad mutua para reelegirse a través de una mirada amorosa. Este es el momento de enarbolar banderas blancas, componer y conciliar conflictos. Ponernos en el lugar del otro, entendiendo que ambos estamos tensos: Es indispensable reconocer que tu pareja está, al igual que vos, movilizada por el estrés y cambios abruptos que ha implicado esta situación.
Disponernos siempre al diálogo, si ya reconocés en tu conversación esos “síntomas” que aparecen “cuando te ponés en modo discusión”, bajá un cambio. Respirá, contá hasta diez. Lleguen a acuerdos de cómo hacerse saber entre ustedes que están al borde de su propio malestar para evitar entredichos. Cuando estamos molestos o heridos, se puede llegar a decir o hacer cosas de las que luego nos arrepentimos.
La pareja es como un bote, cada uno va sentado en un extremo cuando el bote empieza a hundirse. Existen dos opciones, podemos pasarnos la vida señalando que el agujero por donde entra el agua está debajo del otro o considerar que no importa donde esté el hueco si los dos ponemos toda la energía en repararlo, de no ser así el bote se hundirá. Tener siempre presente la consigna: ¿Qué puedo hacer yo para contribuir a mejorar nuestra convivencia?
Jugar en equipo
Lograr sentirnos uno aún sabiendo que somos dos personas diferentes, nuestras diferencias nos enriquecen. A veces esas miradas opuestas a las nuestras nos ayudan a crecer como persona, nos sentimos uno, somos equipo, energía común frente a la adversidad. Podemos no estar de acuerdo en todo. Estamos de acuerdo completamente en cosas esenciales que nos hacen elegirnos y seguir juntos.
Sostenerme, sostenerte
Para transitar esta crisis es básico prestar atención a nuestro autocuidado – sueño, alimentación, ejercicio, necesidades emocionales o intelectuales-, sin olvidarnos de enfatizar en lo que podemos hacer para mejorar la calidad de nuestra relación.
El encuentro más íntimo no es sólo el corporal, también es la entrega emocional. Hagamos lo posible para que en los momentos de angustia, nuestra pareja sepa que puede contar con nosotros, que estamos a su lado para darle la mano, ofrecerle nuestro hombro para apoyarse, una caricia, unas palabras de aliento, manteniéndonos abiertos y disponibles para escucharla y atenderla.
Aprovechar el tiempo juntos
Si solían quejarse porque les hacía falta tiempo para compartir, aprovechar este espacio para tener más conversaciones, ver series o películas juntos, tener sexo, jugar, hacer ejercicio o todo aquello que les brinde alegría o bienestar.
El romanticismo siempre
Mantener durante el aislamiento los gestos de cariño hacia la pareja, los modales, los halagos. Si no se puede salir a comprar una flor, se puede hacer algo que sabemos que al otro le hace bien. Esta cuarentena puede ser una chance de recuperar deseos y costumbres olvidados. Dejarle una notita amorosa pegada en la heladera, prepararle al otro el desayuno, un cartelito pegado en el espejo del baño con un saludo dulce, cenar una noche a la luz de las velas aunque no exista un motivo especial para hacerlo y sin ocasión especial que festejar, sólo por el hecho de celebrar el amor.
La seducción siempre dice presente
Mantener nuestro arreglo personal, vernos bien es clave. La mayoría de parejas ya tiene confianza suficiente para saber cómo luce el otro apenas se levanta o sin afeitar. Pero no hay que dejar que el descuido se salga de control.
Hay que cuidarse en la higiene y presencia. Si antes nos mostrábamos ante el otro vestidos con esmero y perfumados, no nos abandonemos para andar todo el día en pijama o chancletas, porque la pareja necesita de nuestra imagen para sentir agrado y deseo: cada uno de nosotros requiere ser deseado y amado.
Atender el arreglo personal es un factor clave para generar un buen estado de ánimo, para nosotros y para nuestra pareja. Es fundamental ducharse y vestirse bien todos los días, porque una parte de la atracción está relacionada con que nos veamos lindos para el otro y para nosotros mismos, seguir con estas rutinas despierta el cerebro y hace que cada quien sienta bienestar.
Avivar la pasión
Con el encierro hay más oportunidades para tener sexo, por eso decir que está cansado para evadir a su pareja ya no puede ser una excusa. Si venís de una mala racha sexual con tu pareja, lo mejor es aprovechar el tiempo para hablar de eso y reactivar el fuego.
Aunque el encierro limita la novedad, hay que probar en lugares diferentes de la casa o poner en práctica otras formas de conectarse para los que usualmente no hay tiempo, como masajes o regalarse una noche erótica. Es importante estimular el deseo sexual, justamente la idea es darse tiempo para no perder la sensualidad, la pasión. El concepto de “cita” es importante. Jugar a que se tiene una cita, promueve las ganas del encuentro.
Mantener una buena comunicación
Cuidemos lo que decimos, y también cómo lo decimos (el tono, el lenguaje, los ademanes). El respeto en nuestra comunicación, actuar desde la calma, favorecen un diálogo productivo y mayor probabilidad de llegar a acuerdos.
Las prisas del día a día a veces nos impedían pararnos a hacer algo fundamental: escuchar a nuestros seres queridos. Preguntale a tu pareja, hacé que se exprese, interésate por ella y escucha con atención lo que te dice.
Cultivar una mirada apreciativa hacia la pareja
Si ponemos atención, tal vez podamos darnos cuenta de que los aspectos positivos que nos atrajeron inicialmente siguen ahí. Enfocarnos en ellos y fortalecerlos: ¿Soy buena atendiendo las ansiedades o preocupaciones del otro? ¿Mantengo un humor cómplice ante las situaciones cotidianas? Este tiempo es apropiado para fortalecer esas actitudes y comportamientos.
Cuando dos personas conscientes se eligen y conviven, la felicidad se multiplica, ellos no se examinan uno al otro, ellos se comparten, no se están completando en las carencias del otro. No utilizan al otro. En su lugar, por el contrario, ambos se vuelven uno y disfrutan de toda la existencia que les rodea. Una pareja sana respeta y valora el espacio del otro. Mi espacio interior es sagrado, tan sagrado como el tuyo.
Cocrear una agenda diaria
Que esta sea clara y bien definida. Además de las tareas de la casa, muchos están con responsabilidades laborales vía home office. Esto puede volverse una actividad que consume mucho tiempo. Es necesario que se mantenga una definición disciplinada de horarios que nos permita un sano balance.
La organización es indispensable. Establecer horarios individuales, pues cada miembro tendrá sus propias responsabilidades y tarea pero también horarios donde se fijen las actividades compartidas (horario de desayuno, de comida, cena…) y aquellas a realizar para el “equipo”, un ejemplo de ello sería en las tareas domésticas. Por tanto, la cooperación es un aspecto básico para favorecer el logro del objetivo compartido, mejorar las condiciones en que vivimos el confinamiento.
Es necesario dividir y alternar las tareas de la casa, para que ninguno se sienta alterado o malhumorado. Si alguien gusta de cocinar, pero lo tiene que hacer dos veces al día, se cansará de hacerlo. Hay tareas menos gratas, como lavar los platos o la ropa. Es bueno ir cambiando quién hace esto o aquello, para mantener un equilibrio de dedicación. También es importante cocrear nuevos hábitos y costumbres para compartir y acompañarse en esta crisis.
Antes del confinamiento, todos tenían un horario más o menos establecido. Desayunaban con su pareja y luego salían para el trabajo o realizaban diversas actividades independientemente. Con el aislamiento deberán hacer todo eso bajo la mirada del otro. Es un buen momento para construir intimidad con la pareja.
Darse tiempo personal
En el confinamiento de la privacidad, surge el problema de la convivencia. Es importante que tengamos en cuenta y respetemos esos momentos de soledad que cada uno puede necesitar. Podría establecerse un código y un espacio físico al que acudir cuando precisemos de “nuestro momento”.
Mantener los espacios individuales dentro de la casa: Es probable que haya momentos en que las personas deseen estar solas, decíselo a tu pareja, para hacerlo con el apoyo del otro. Por eso, una de las primeras soluciones es alternar los espacios de privacidad, para que cada uno tenga el suyo. Por ejemplo, si hay un solo lugar que haga de escritorio, repartirlo estableciendo cuándo cada uno puede usarlo, para que los dos puedan hacer sus tareas y trabajos. Las parejas que hacen home office pueden aislarse con auriculares. La idea es encontrar una distancia óptima, para despertar el deseo de volver a estar con el otro.
Mantenerse activo físicamente
Hacer alguna rutina de gimnasia juntos. Todos necesitamos ser cuidadosos con nuestra salud, el cuerpo precisa mantenerse activo, flexible.
Dosificar la información
Debemos velar por el equilibrio entre la salud física y la salud mental, para ello necesitamos, dosificar la información que consultás al día y asegurar que sea fiable. En circunstancias normales, recibimos multitud de información cada día, pero en la situación actual con la crisis sanitaria, la cantidad de información que circula por internet sobre el tema es abrumadora.
Es importante que elijas un momento del día para estar informado y que solo consultes fuentes oficiales. Apagá tu teléfono en algún momento del día. Estamos en un momento en el que recibimos muchos mensajes y llamadas de familiares, amigos y desconocidos. Esto nos hace estar permanentemente atentos al móvil, y es fundamental desconectar en algún momento y apagar el celu para compartir juntos un rato de tranquilidad.
Hay que jugar para convivir en serio
Si sentís que te olvidaste de cómo crear, recordá cómo jugar. Lo lúdico se concreta de muchas maneras. No solo los niños requieren del juego para estimular la imaginación y las fantasías, descargar su energía y una divertida competencia, sino también los adultos y las parejas. El juego es fuente de energía psíquica, promueve la risa y el contacto afectivo, cada pareja elige como conectarse jugando o entreteniéndose en ratos de ocio y recreación.
Socios en la casa y en la vida
Es importante que se sientan como un equipo y que funcionen como tal, sacando lo mejor de cada uno para una convivencia armónica, confiando que la vida los llevó a vivir este momento porque ella sabe de sus recursos, de sus dones, sus capacidades, de las experiencias que necesitan atravesar, acaso como el regalo para ejercitar la flexibilidad y creatividad, estando juntos de una manera que nunca han estado, sin saber cómo, simplemente haciéndolo, aprendiendo, consolidando el vínculo y para hacerles saber que afrontar esto es más fácil de a dos y poder salir fortalecidos como pareja.
Fuente: Abel Vera Hidalgo es Licenciado en Ciencias de la Comunicación UBA, Coach Ontológico Profesional y Trainer en Programación Neurolingüística. A través de estas herramientas ayuda a las personas a desarrollar sus capacidades emocionales, corporales y lingüísticas. Mejora su calidad de vida y bienestar, y favorece el crecimiento personal, aprendiendo de las experiencias que nos presenta la vida.
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