Maternidad y feminismo a menudo se consideran experiencias opuestas, cuando en realidad están íntimamente unidas. "El feminismo nos permite reivindicar una maternidad con derechos, libertad y autonomía", asegura Esther Vivas, autora de "Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad (Ediciones Godot)" y de esta nota en la cual nos deja 5 tips para poner en práctica.
Acabar con la culpa
La culpa siempre nos persigue como madres, y nos genera mucha insatisfacción con la experiencia materna. Poner fin a la culpa pasa por acabar con el ideal de "madre perfecta" que nos imponen, erradicar esa maternidad romántica, inasumible e indeseable.
Nunca llegaremos a ser esa madre abnegada y sacrificada ni tampoco esa superwoman que llega a todo con un cuerpo perfecto. El mito de la "buena madre" nos genera culpa y malestar. Por eso toca acabar con el mismo. Hay que poner fin a los ideales de maternidad que nos han impuesto y que no reflejan la experiencia materna real.
Somos la madre que podemos ser
No somos la madre que queremos ser sino la madre que podemos ser en una sociedad donde, en general, lo tenemos todo en contra. El sistema actual, el mercado de trabajo y la sociedad son hostiles a la vivencia materna. Lo vemos en la dificultad para conseguir un parto respetado, para dar de mamar de manera satisfactoria, para conciliar crianza y empleo. El problema no somos nosotras ni la maternidad, el problema es el sistema.
Tenemos derechos
Las madres somos sujetos de derecho, personas con capacidad de decisión. Sin embargo, desde que nos quedamos embarazadas se nos trata de manera paternalista. La sociedad nos ve como objetos pasivos. Se nos dice que tenemos que delegar en terceros, en expertos, en profesionales de la salud, que no sabemos gestar, parir ni dar de mamar. Basta ya de infantilizar a las madres.
Por un embarazo, un parto y un posparto libre de violencia
La violencia obstétrica forma parte estructural de la atención sanitaria al embarazo, el parto y el posparto. Se trata de una violencia socialmente aceptada, que se da en mayor medida cuando las mujeres damos a luz. Nos han dicho que parir es que no te informen adecuadamente, que te falten el respeto, que te obliguen a estar sola, que te hagan una cesárea innecesaria, una episiotomía por rutina, que sufras un parto instrumental sin necesidad, que te separen de tu bebé nada más nacer, que te impidan amamantarlo, que le den leche artificial sin tu consentimiento. Todo esto son acciones constitutivas de violencia física y psíquica. Pero nos han dicho que parir es esto.
Cambiar el mundo, acoger la maternidad
Cuando hablamos de la maternidad, la crianza y la infancia estamos haciendo referencia a la sociedad del futuro. Por este motivo, dichas prácticas deben ser asumidas como una responsabilidad colectiva. Necesitamos que la sociedad arrope la maternidad, la apoye. Hacen falta licencias maternales más amplias, que la conciliación sea algo real, que el espacio público esté pensado para las criaturas. Nuestro futuro está en juego. Acoger la maternidad y la infancia pasar por cambiar este mundo.
Fuente: Esther Vivas, periodista y socióloga catalana, autora de diversos libros y publicaciones sobre movimientos sociales, consumo responsable y maternidades.