Hace unos años parecía algo extraño, ya que el uso de shampoo y acondicionador convencionales estaba muy instalado en nuestras costumbres. Pero apareció la opción de los sólidos y, tímidamente, fueron acaparando un público cada vez más numeroso.
¿Qué ventajas tiene? La clave está, por un lado, en su durabilidad: la cosmética sólida dura más y ocupa menos volumen. Una pastilla de 100g de jabón sólido equivale a 3 botellas de jabón líquido, lo que se traduce en ahorro de dinero y en una menor huella de carbono (es decir, menos CO2 emitido) a la hora de transportarla. Esto tiene, como consecuencia, que debas comprar menos unidades para una misma cantidad de lavados, con lo que terminás ahorrando dinero, por un lado, y contaminando menos, por el otro.
Pero, como si todo esto fuera poco, te contamos a continuación qué otros puntos a favor tiene:
1.Requiere menos agua en su elaboración. Por lo que no es necesario añadirle parabenos, emulsionantes, siliconas ni sulfatos, que en cambio sí contienen muchos productos de cosmética convencional y que pueden irritar o dañar la piel.
2.Es más fácil de envasar sin usar plásticos. Usualmente, vienen con envoltorios biodegradables que tienen un impacto ambiental nulo.
3.Gracias a la ausencia de ingredientes agresivos, los sólidos limpian, sanean y respetan el cuero cabelludo, al tiempo que recuperan su equilibrio evitando irritaciones, picazón, caspa o dermatitis seborreica.
4.El agua resultante del lavado no es contaminante, ya que los ingredientes del shampoo y del acondicionador son biodegradables.
5.Podés llevártelo de viaje sin restricciones en los aviones.
6.El pelo dura limpio mucho más tiempo gracias a la ausencia de sulfatos y parabenos, que sos químicos que barren con la barrera protectora del cuero cabelludo (presentes en los productos industrializados) y son los que generan una sobre reacción, aumentando la grasitud.
7. En su elaboración, se usan ingredientes naturales y cruelty free. Generalmente, la base del jabón se obtiene mediante el proceso de saponificación de aceite de coco y después se añaden aceites o extractos con propiedades suavizantes e hidratantes, naturales para el cabello.
¿Cómo hacer el cambio? Primero, resetear la “cabeza”, ya que su uso es diferente en el momento del lavado (aunque nada del otro mundo): hay que mojar bien el pelo y frotar la pastilla en 4 puntos clave (sienes, coronilla y nuca) y masajear bien el cuero cabelludo. En cuanto al acondicionador, se debe frotar el pelo con la pastilla debajo de la ducha y masajear para lograr desenredarlo.
Las fórmulas son cada vez mejores. En un principio, requerían de un período de adaptación en el cual el pelo quedaba "raro", ya que con el correr de los lavados, iba perdiendo los químicos de los productos industrializados. Pero hoy en día eso no pasa con la mayoría de los productos que se comercializan, ya que optimizaron mucho sus ingredientes. Será cuestión de que te animes a realizar el cambio ¡y a disfrutar de sus consecuencias!
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