Las artistas brillaron ayer en los Premios Oscar, una gala que sirvió a Hollywood para redimirse por los numerosos escándalos sexuales. Entretenida y política, la 90 edición de los Oscar cedió su foco de atención a las mujeres, después de que movimientos como Me Too (Yo también) o Time's Up (Se acabó el tiempo) hayan gritado contra el machismo y reclamado la igualdad.
Jimmy Kimmel - nuevamente maestro de ceremonias- había prometido no hablar del acoso sexual durante la conducción pero le duró poco la promesa. Kimmel comenzó la gala hablando de uno de los casos más controversiales en Hollywood: las denuncias de abuso sexual de decenas de actrices contra el productor Harvey Weinstein.
“El mundo nos está mirando. Tenemos que dar el ejemplo… tenemos que ponerle fin al acoso sexual en el trabajo”. Y agregó: “La estatuilla del Oscar es lo más respetable que tenemos en Hollywood. Tiene las manos donde podemos verlas, no dice groserías y, lo más importante, no tiene pitulín”.
Como si fuese poco, Kimmel aprovechó para hacer énfasis sobre las mujeres y la gente de color: “Black Panter y Wonder Woman fueron de las películas más taquilleras. Recuerdo cuando pensaban que un negro o una mujer no podían protagonizar una película de superhéroes”
GIRL POWER. Las actrices Ashley Judd, Annabella Sciorra y Salma Hayek -que integran el medio centenar de mujeres que denunciaron ser acosadas por Harvey Weinstein - protagonizaron uno de los momentos más emotivos: un video de las pioneras del feminismo en el cine, con la que se buscó combatir los prejuicios y alzar el lema del “Me Too”.
“Muchos dijeron su verdad. Tenemos un largo camino por delante pero lentamente un nuevo camino emerge”, aseguró Sciorra. Por su parte, Judd agregó: “los cambios están impulsados por el poderoso sonido de diferentes voces, de nuestras voces, que dicen ‘se terminó'”.
Aunque la gala no se tiñó de diseños de color negro, las mujeres se hicieron escuchar. No pasó desapercibida la artista Mira Sorvino (otra víctima de Weinstein) que sobre la red carpet sostuvo: “Vamos a seguir adelante. Queremos decirle a la gente que este movimiento no se para. No pararemos hasta que tengamos seguridad para las mujeres en el trabajo, sin importar lo que hagan".
Cuatro estrellas femeninas como Jane Fonda, Helen Mirren, Jennifer Lawrence y Jodie Foster presentaron los premios a mejor actor y mejor actriz. Lo habitual es que el ganador del Oscar a mejor actor entregue al año siguiente el de mejor actriz, pero Casey Affleck, triunfador en 2017, renunció a esta tradición ante las protestas por un antiguo caso de acoso sexual.
INCLUSIÓN. En su cumpleaños 90, la ceremonia de los Oscar fue quizás más inclusiva. Se lo debía a todos aquellos que el cine siempre ignoró: la mitad femenina del mundo, los negros, los latinos, los gays, las lesbianas o los transexuales.
Por una vez todos tuvieron el espacio que siempre merecieron. “Somos dreamers [soñadores]. Nos criamos soñando con que algún día trabajaríamos en las películas. Los sueños son el fundamento de América”, afirmaron juntos desde el escenario Lupita Nyong'o, mexicana keniata, y Kumail Nanjiani, pakistaní criado en Iowa.
Recordaban así a los llamados dreamers, los más de 800 mil inmigrantes sin papeles que llegaron a Estados Unidos siendo menores, y a los que Donald Trump quiso deportar del país. Más tarde, el actor y escritor mexicano Eugenio Derbez, al presentar la canción Recuérdame, de la película Coco, centrada en el Día de Muertos en su país, dijo: “En el más allá no hay muros”.
Por otra parte la película chilena "Una mujer fantástica" hizo historia al quedarse con el Oscar a Mejor película de habla no inglesa. "Le quiero agradecer a Daniela Vega, que fue la inspiración de la película", dijo el director Sebastián Lelio al recibir el galardón, el primer Oscar para un largometraje chileno. Fue una noche doblemente histórica, porque Vega fue también la primera mujer transgénero en presentar una gala de los Oscar.
TODAS DE PIE. La ganadora como mejor actriz, Frances McDormand, pasó de ser la previsible ganadora y terminó encumbrada. Galardonada por segunda vez con un Oscar, agradeció a los Coen hasta los padres y madres feministas que por tan buenos cauces educan a sus hijos para que hoy tengan hueco en discursos puramente feministas.
Y con la voz a medio templar reclamó a todas las nominadas que se pusieran en pie, tal y como estaba ella y su resplandeciente estatuilla dorada sobre el escenario. “Puedo decirle a todas las mujeres nominadas que se levanten, compositoras, productoras, escritoras, actrices, todas: levántense”, exclamó.
“Todas tenemos proyectos e historias que contar que necesitan financiamiento. Tengo dos palabras para decirles esta noche, señoras y señores: cláusula de inclusión". Se trata de una petición para que la Academia haga un balance equitativo en materia de género y raza. Las lágrimas visitaron su rostro y el de varias de las apeladas, conscientes de que en esos segundos se estaba imprimiendo el gesto más valioso de estos Oscar.
textos. VALERIA MARIÑO