Flor Vigna es la chica del momento. A los 23 años y luego de consagrarse bicampeona del certamen de Showmatch 2017 junto a su bailarín Gonzalo Gerber, rechazó la propuesta de formar parte de la obra La isla encantada, en Villa Carlos Paz, para sumarse al elenco de Simona, la comedia de Pol-ka a punto de estrenarse en El Trece. Por lo visto, es capaz de hacer mil cosas al mismo tiempo –elige la ropa que usará en la producción de Para Ti, responde mensajes de WhatsApp y hace un vivo en Instagram para sus 2.200.000 seguidores– sin perder la sonrisa ni el buen humor.
-¿Siempre vivís así, Flor, o tenés algún ratito de paz?
-¡No descanso nunca! Hoy arranqué a grabar a las 8 de la mañana y acá me ves: a las 20, charlando con vos. Pero no me quejo: amo este trabajo y soy feliz.
-A pesar de haber ganado dos veces el Bailando, ¡vos sos actriz!
-¡¡Sí!! Estudio teatro desde los 11 años y quiero dedicarme a la actuación. Muchos creen que porque soy bicampeona lo mío es profesional, pero no es así, yo arranqué a tomar clases de danza recién cuando terminé la secundaria. Por eso celebré tanto que me hayan convocado para hacer Simona. Mi personaje es una recepcionista muy introvertida, bastante torpe, que se viste mal, usa anteojos feos y antiguos... en síntesis: la típica ñoña. El otro día me reía porque grabé una escena en la que intenta hacerse un peinado con hebillitas tipo invisibles, al estilo Pampita, y le queda espantoso. Muy gracioso. Me encanta salirme de la clásica “chica joven, fresca y con onda” y siento que es un personaje con mucha comedia encima que me va a permitir demostrar que soy actriz y no bailarina.
-¿No te interesa dedicarte profesionalmente al baile?
-Es que para eso ya es tarde: tendría que haber empezado cuando era más chica. Yo estudié danza tres años en la fundación de Julio Bocca y lo hice a conciencia, con mucha dedicación, pero no alcanza.
-¿En el 2018 volvés a Showmatch a defender tu título?
-Sí, claro…. ¡Desde ya! Voy a tener que buscar la manera de combinar las grabaciones de Simona con los ensayos, pero tengo mucha confianza en poder hacer las dos cosas.
-Durante el 2017 tuviste tres compañeros de baile: Pedro Alfonso, Agustín Casanova y Gonzalo Gerber, y te vincularon sentimentalmente con Pedro y Agustín… ¿Qué sentiste?
-La verdad es que me dolió. Vos pensá que yo llevo tres años en pareja con Nicolás (Occhiato, 24), nos queremos mucho, somos una pareja súper sólida, entonces pensaba: “¿Por qué inventan algo así?”.
-¿Esos rumores fueron los que provocaron la crisis que los llevó a separarse el año pasado?
-No, no, para nada. Sí es verdad que estuvimos un tiempo separados durante el 2017, pero no tuvo nada que ver con lo que se dijo primero de Pedro y luego de Agustín. Nico es un chico súper seguro de sí mismo, me conoce muy bien y jamás estuvo celoso ni dudó de mi fidelidad. Te diría que, justamente, esa personalidad que tiene es lo que más me enamora de él, porque es un hombre que nunca coartaría mi libertad.
-No tuviste un romance con Pedro Alfonso, pero sí sos muy amiga de él.
-Sí, ¡lo adoro! Pedro fue mi padrino artístico, el que me enseñó cómo manejarme en Showmatch y un ejemplo para mí, porque en el 2016, cuando salimos campeones, demostró que no sólo triunfan los quilomberos. Pedro es lo opuesto a eso: nunca se mete en escándalos, es trabajador y perseverante, ensaya mil horas si es necesario, y ganó un certamen de baile sin ser profesional. Y ni hablar de la familia hermosa que armó con Paula … ¡Yo los admiro y quiero muchísimo!
-El año pasado formaste parte del elenco de Abracadabra en Villa Carlos Paz, ¿cómo fue esa experiencia?
-¡Lindísima! Bueno, ¿ves? Ahí también aprendí mucho de Pedro (Alfonso). Él es un tipo que sale del teatro y se saca fotos con cada una de las personas que lo está esperando. A veces está agotado, pero nunca se va corriendo, siempre saluda, firma autógrafos, posa para las dos millones de selfies que le piden. ¿Sabés cuántos actores hay que son mucho menos famosos que él y no paran un minuto a charlar con la gente?
-Volvamos a tu historia de amor con Nico. ¿Cómo comenzó, cuál fue la primera cita que tuvieron?-Con Nico nos conocimos en Combate (N. de la R.: un programa de entretenimiento conducido por Laura Fernández y Juani Martínez, donde dos equipos compiten en distintas pruebas de destreza física y habilidad mental), éramos compañeros, súper confidentes, charlábamos mucho porque siempre se ofrecía a llevarme a casa en su auto –él vivía en Ramos y yo en Floresta, se supone que le quedaba de paso– cuando terminábamos de grabar en Colegiales. Pero la primera cita romántica fue un día en que me invitó a ver una obra que se llama Lo que ves cuando no ves. Se trata de teatro ciego y es una experiencia increíble, algo que me interesaba mucho y sentí que él había pensado ese plan especialmente para mí.
-¿A vos ya te gustaba o lo seguías viendo sólo como un amigo?
-¡A mí ya me encantaba! Y me di cuenta de eso cuando empecé clavarme rimmel, labial y a taparme los granitos con base para ir al entrenamiento de Combate. Claramente tenía onda con Nico (se ríe).
-¿Y cómo fueron esas semanas en que estuvieron separados?
-Horribles, durísimas. Imaginate que llevamos tres años juntos, compartiendo todo y, de golpe, nos distanciamos. La realidad es que separarnos fue una decisión de Nico, no te voy a mentir. Él fue el primero en notar que habíamos caído en cierta apatía, desgano y me lo planteó. Pero no era falta de amor, eh. Estábamos los dos muy cansados y ocupados. Un día me dijo: “Siento que nos está faltando química” y a mí, ese comentario me destruyó. Por suerte, pudimos vencer la crisis y logramos salir adelante. Ahora estamos juntos y felices.
-¿Hay algo de su personalidad que te gustaría que cambie?
-(Piensa unos segundos) No, no sé qué quiero que cambie porque yo lo amo como es. Pero sí le recrimino, algunas veces, que es demasiado introvertido o excesivamente racional. Creo que cuando algo le molesta de mí, en vez de analizar e intentar comprender mi comportamiento, no estaría mal si se enojara y me dijera, sin vueltas, lo que lo irrita. Ha pasado que un día de esos caóticos de Buenos Aires se cruce la ciudad para venir a buscarme cuando termino de grabar, y yo suba apurada al auto, lo salude rápido y me ponga a editar un video o a repasar una coreo. Eso está mal: él tiene que pedirme que baje un cambio y disfrute a pleno de mi tiempo con él. Es lo que corresponde.
-¿Siempre sos así de acelerada?
-Y… sí. Estoy siempre a mil, haciendo muchas cosas al mismo tiempo y eso no me permite disfrutar de mis logros. Por ejemplo, en el último tiempo del Bailando, el jurado me salvaba de una sentencia y ese mismo día le decía a Nico: “Bueno, ya está. En este ritmo zafé. Ya me pongo con la próxima coreo”. Y él me decía: “No, Flor, no es así: disfrutá de este triunfo porque esto no sucede todos los días… ¡Clavémonos ya mismo una buena hamburguesa!” (se ríe). Y eso hacíamos. Él me ayuda a poner los pies sobre la tierra, a darle valor a cada uno de mis pequeños o grandes avances.
-¿Viven juntos?
-No, por ahora no. Duermo mucho en su casa, pero la realidad es que antes de plantearnos una convivencia formal, me gustaría pasar por la experiencia de vivir sola y creo que es algo que haré en el 2018. Todavía vivo con mi mamá, pero llegó la hora de independizarme.
-¿Te gustaría ser mamá joven?
-Quiero ser mamá algún día, pero no antes de los 30 años. Siento que mi presente es tan hermoso, con Simona se me abren las puertas de la actuación –algo que deseé durante años–, así que no sería un buen momento para tener un bebé. El día en que sea mamá voy a dedicarle mucho tiempo a mi hijo y hoy quiero volcar toda mi energía en el trabajo.
Maquilló y peinó: Paola Chianese. Agradecemos a: Tucci, Pepe Jeans y Yagmour.
Textos: JULIANA FERRINI Producción: SOFÍA PÉREZ Y SANTÍA