Luis Miguel, la serie, La casa de las flores, El Chapo, Sr. Avila, Club de cuervos, Ingobernable… son títulos del aluvión de series que llega desde México y que el público argentino recibe con los brazos abiertos.
Primero fue El Chapo con la historia del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera. Los espectadores se acercaron a esta historia sobre tráfico de drogas, luego del éxito que tuvo su serie hermana Narcos y, mucho antes, El patrón del mal. Así, un nuevo camino para las ficciones mexicanas se había abierto y la lista de las series de la tierra de los mariachis no tardó en crecer.
INCONDICIONALES. Sin dudas, la ficción que hizo un quiebre fue la historia sobre el cantante mexicano Luis Miguel. Con entregas semanales al estilo serie de los ‘80 de los canales de aire, los domingos tomaron otro color. No había lugar para la maratón: teníamos que esperar para ver cómo seguía la historia “a la antigua”, salvo que en este caso era Netflix el que subía los episodios, uno por uno.
El furor alrededor de la serie reavivó los interrogantes sobre el destino trágico de Marcela, madre del cantante, y la aversión por los manejos y maltratos del papá de Luis Miguel que, en unas semanas, empezaron a formar parte de las conversaciones diarias de familias y amigos.
¡VIVA MÉXICO! ¿Estamos ante una moda pasajera o las ficciones mexicanas llegaron para quedarse? Álvaro Cueva es crítico de cine y televisión en México y nos habla del nuevo boom de la novela de su país.
“En México está pasando algo realmente importante y que va más allá de una simple moda. Estamos ante un reposicionamiento de la ficción a nivel panregional –asegura–. En el pasado las telenovelas eran el motor ficcional más importante, pero ahora, a través del esquema de coproducción y distribución de plataformas como Netflix, Amazon Prime Video, Claro Video y Blim, se está creando un nuevo formato”.
La irrupción en la pantalla de Verónica Castro, la reina de las telenovelas durante los años ‘80, al frente del reparto de la serie La casa de las flores, responde mucho a este cambio de época y nueva era de oro de la novela hecha en México que empezó cuando la cadena Telemundo realizó importantes aportaciones técnicas y editoriales con títulos como La reina del sur, adaptación de la novela de Arturo Pérez-Reverte, o El señor de los cielos.
¿Qué pasó con el clásico culebrón mexicano de heroínas sufridas, malos malísimos y galanes súper hombres? “La telenovela mexicana tradicionalmente ha buscado conectar con un estrato de clase media y eso la ha hecho universal desde hace 60 años”, aporta Miguel Cane, escritor y crítico de cine mexicano.
Casi simultáneamente, empezaba a hacer ruido –mucho ruido– Ingobernable, protagonizada por la polémica actriz de telenovelas Kate del Castillo. Ella fue quien se reunió con El Chapo Guzmán cuando estaba prófugo luego de haber escapado por un túnel de una cárcel mexicana.
NOS MUDAMOS. Casualidad o no, esta temporada los títulos que llevan la palabra casa están vinculados al éxito. Todavía teníamos la imagen de las máscaras de La casa de papel cuando llegó el perfume de un nuevo fenómeno: La casa de las flores, la nueva serie estrella de México.
Su creador Manolo Caro tomó el riesgo de convocar a la enorme Verónica Castro para protagonizar a Virginia, mujer de alta sociedad y madre de tres hijos, dueña de una florería. Ella no es la clásica figura inocente del culebrón sino una sexagenaria que fuma marihuana y maldice constantemente.
“Los mexicanos lograron trasladar las reglas del culebrón, que es su formato por excelencia, al formato de moda que son las series. La telenovela nos guste o no es el género más seguido en Latinoamérica, aunque la crítica la deteste, el público masivo la ama”, se suma al análisis del nuevo fenómeno en la pantalla Cristian Phoyou, experto en series de altapeli.com.
PAULINA TIENE LA PALABRA. Como Luisito Rey en Luis Miguel, La casa de las flores tiene otro personaje “no principal” que da que hablar, literalmente. En la serie de Verónica Castro es la actriz Cecilia Suárez, quien interpreta a la hija mayor del clan familiar De la Mora. Ella le da vida a Paulina, la madre de Bruno (con el actor que hizo de Luis Miguel en su adolescencia) y que acarrea los mil y un problemas con su exmarido. Paulina regala una forma muy particular de hablar, con pausas extremas en cada frase que pronuncia. Ya al final del primer episodio se despacha con la frase “Ol-vi-dé can-celar los ma-ria-chis”, y allí comenzó el furor.
Inmediatamente surgió en Twitter y en Instagram el #PaulinaChallenge donde los seguidores comenzaron a subir videos imitándola y la mayoría de ellos recibió la respuesta o retuit tanto de Cecilia Suárez como del creador de la novela. Y si es viral, es un éxito.
Porque hoy ya no son los puntos de rating los que avalan la presencia de un fenómeno sino la conversación que corre por las redes sociales y se replica en la vida misma –en el trabajo, entre amigas, en familia– que ayer nomás volvían a cantar “Si no supiste amaaaaar…”, y hoy te dicen e insisten “Te-nés que ver sí o sí la no-ve-la de Ve-ró-ni-ca Cas-tro”.
Textos: María Eugenia Capelo. Fotos: Gentileza Netflix/ Archivo Atlántida.