La marca sueca es un ejemplo de inclusión y verdadera aceptación de la diversidad mientras que otras siguen sin encontrar su rumbo.
Uno de los axiomas que plantea el movimiento body positive se trata de ser más que parecer. Olvidarse de los estereotipos de belleza impuestos desde el mandato patriarcal y permitir expresiones más plurales.
Es distinto usar una modelo curvy porque es lo que demanda el mundo de la moda hoy, a usar una modelo que expresa una visión más amplia y realista del universo femenino. En resumen: ser y sentir auténticamente antes que el deber ser.
Los riesgos de forzar el uso de una modelo curvy por el "deber ser" pueden ser negativos. Ejemplo de ello es lo que le pasó a Zara. La modelo Jill Kortleve agradeció a la marca por usarla como una de las primera modelos curvy en su sitio web y se desató una andanada de críticas porque Jill es a decir verdad bastante delgada.
Otro error garrafal con respecto a esta concepción lo cometió la marca Forever 21. Como acción de marketing se les ocurrió mandarle de regalo una barra de dieta Atkins a las mujeres que compraban tallas plus size. Fueron duramente criticados y tuvieron que salir a pedir disculpas públicas (¿y habrán echado a su departamento de mkt?)
El límite entre lo que es curvy y lo que no, es muy subjetivo. Es cierto que en el caso de Jill, ella se percibe a sí misma como una modelo curvy y si uno la compara con tradicionales modelos de pasarela, ella tiene un peso por arriba de esa media. Lo que enoja y desata las críticas es el ponerle una etiqueta. Otra sería la historia si Kortleve le hubiera dicho simplemente a Zara, gracias por convocarme.
En la vereda de enfrente está la marca sueca H&M. Desde hace varias temporadas la marca usa influencers o modelos curvy para realizar sus catálogos y tiene una aceptación muy positiva.
En el feed de Instagram de H&M conviven modelos de distinta talla, etnia, color de piel y estilos en la más absoluta armonía. Se evidencia que la marca logró entender lo que las mujeres que la consumen quieren: verse reflejadas.
En el universo que propone H&M las etiquetas no son necesaria porque logran expresar el ser de la marca sin tener que recurrir a ellas. Las modelos curvies son realmente parte de ese universo y no necesitan un cartel luminoso diciendo "ey, acá usamos una modelo que pesa más de 60 kilos".
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El trabajo de imagen de la marca naturaliza y hace cotidiano algo que para otros todavía es extraordinario.