Un estudio reveló por qué las compras materiales no te producen la misma satisfacción que subirte a un avión con destino a tu lugar favorito.
Seguramente cada vez que te has comprado una prenda o un accesorio te ha hecho feliz. Pero, ¿por cuánto tiempo? Un estudio revela que viajar lleva a la verdadera felicidad.
Cuando compras algo material te da satisfacción, pero ésta no es duradera. En cuanto te acostumbras al nuevo objeto, tu satisfacción disminuye y necesitas volver a comprar.
Se convierte en un círculo vicioso que se repite una y otra vez. Esto sucede porque la emoción y el placer comienzan a desvanecerse. La verdadera razón es que intentas comprar la felicidad. Y lo cierto es que no tiene precio.
Existe una manera de romper ese ciclo perjudicial, según una investigación realizada en la Universidad de Cornell. El profesor de psicología Thomas Gilovich lo ha explicado muy bien.
Comprar algo material da la misma felicidad que realizar un viaje. La diferencia está en que las experiencias duran para siempre. Uno se queda rememorando el paseo, cuenta anécdotas y sigue viendo fotos a lo largo del tiempo.
En cambio, el plazo de felicidad que trae un objeto es corto y se termina en el tiempo. Uno termina acostumbrándose. "Uno de los enemigos de la felicidad" es la adaptación, explica Gilovich.
Si has realizado un viaje alguna vez con familia, amigos, o incluso solo, sabrás que viajar te lleva a nuevas culturas y lugares. Todo lo que te rodea se siente más enriquecedor. Es por eso que tanto tu cerebro como tu cuerpo pierden la noción del tiempo porque están enfocados en absorber nueva información.
La Universidad de Harvard realizó una investigación durante 80 años. Su director, Robert Waldinger, reveló que las personas que más se conectaban con su familia, amigos, comunidad y otras personas eran las más saludables y felices.
Participar en deportes extremos, aprender nuevas habilidades o asistir a eventos inusuales te también te traerá alegría ¿Qué estás esperando?
