Harry volvió a Inglaterra y fue convocado al Palacio de Windsor para hablar con la reina Isabel II. El duque de Sussex y su abuela estuvieron reunidos durante cuatro horas. ¿Qué se dijo?
"Hola Harry, tenemos que vernos. A solas". Así, sin más la reina Isabel II orquestó un encuentro privado con su nieto, el príncipe Harry, en su vuelta al Reino Unido.
La familia, junta y a misa
Tamaño encuentro no fue casual. Más bien fue acelerado ante la cuenta regresiva que existe por la misa que compartirán este lunes por el Día del Commonwealth.
La presencia de Harry (y la vuelta de Meghan) nuevamente en Londres fue un pedido especial de la Corona cuando se decidió la salida oficial y fin de sus funciones públicas, efectivas el 31 de marzo.
Allí será cuando Harry vuelva a verse las caras... con todos. Su hermano William, su cuñada y amiga Kate, su papá (el aún ofendido príncipe Carlos) y su madrastra Camilla Parker-Bowles. Y la el pueblo todo y la prensa. Todo después de que la reina decidiera retirarles el "Royal" ("real") para sus futuras acciones.
El servicio por el Día de la Commonwealth se transmite a todo el reino. Cada cara de fastidio, saludo o no-saludo del día 9 será seguido al detalle y la reina lo sabe. Así, quiso preparar la escena.
La postura de Isabel II
La charla con la reina Isabel fue sin nadie en medio. A diferencia de la cumbre oficial del 13 de enero, ni el príncipe Carlos ni su hijo William, duque de Cambridge fueron notificados, consultados... ¡ni invitados!
Harry se hizo una escapada desde Frogmore Cottage (su casa oficial en el Reino Unido) hasta el cercano castillo de su abuela. Como en los viejos tiempos. Como antes de que en enero decidiera mudarse con su mujer e hijo al Norte de América.
El efecto Megxit
Y la reunión con la reina no fue en el Palacio de Buckingham, fue en Windsor, su hogar familiar. Como si la directora del colegio te convocara pero en lugar de hacerlo en su oficina lo hiciera con un té en el living de su casa.
La reina Isabel II quería escuchar en la voz de su nieto el por qué quería dar un paso al costado. Sin intermediarios ni representantes de por medio.
Se dice que este caso -la separación de la Familia Real a la que llamaron Megxit, en "honor" a Meghan Markle- tocó muy fuerte a la reina. No solo por el cariño que le tiene a Harry, también por los recuerdos que le trajo:
la abdicación de su tío que la llevó a ser reina y las dificultades que vivió su misma hermana, la princesa Margarita, al ir bajando escalones en la sucesión al Trono a medida que Isabel II tenía a sus hijos. Cosas que viven en la realeza quienes no son primogétitos.
Fueron cuatro horas de charla donde Harry expuso sus dudas sobre su rol (más que mera decoración) dentro de la Familia Real y su falta de libertad.
Y, de cara al encuentro del domingo por el Día de la Commonwealth, cuentan que Harry aprovechó el encuentro para tirarle otra bomba:
en este último viaje (para la última presentación oficial de los Sussex como parte de la Familia Real) Archie no será de la partida. El bebé se quedará en Canadá.
Es que mucho se habló también del derecho de la reina Isabel II como soberana a la patria potestad de sus descendientes. Es ley. Si la reina así lo decide, Archie podría tener que quedarse en el Reino Unido aun si ese no es el deseo de sus padres.
Meghan no dará el brazo a torcer y Harry (quien vivió toda su vida con estas reglas protocolares), acata. Meghan viajará sola desde Vancouver dejando al bebé al cuidado de su niñera.
Pero nada de eso nubló su charla. La noticia sí entristeció (aún más) a la reina Isabel ya que le tiene cariño al bebé Sussex y, por su edad, es una realidad que ella ya no viaja tanto. Las chances de mantenerse en contacto con su bisnieto así con sus 93 años serán casi nulas.
¿Le mandará audios y harán vivos por WhatsApp?
Ante todo, abuela
El príncipe Harry fue siempre una debilidad para Isabel II. El distinto. El pelirrojo siempre se destacó por simpático, revoltoso y tuvo el talento especial de hacerla reír.
Tras la muerte de Lady Di en 1997, la reina Isabel II se hizo cargo de seguir de cerca la educación y crianza de Harry (de solo 12 años). Como abuela, siguió de cerca a William y a Harry mientras lidiaba con la "formalización" de una nueva nuera, Camilla Parker Bowles y los tropiezos del príncipe Carlos.
Ella como pocas sabe cuánto afectó a sus nietos (y a Harry en especial) la presión de los medios y cómo eso influyó siempre en su vida.
La reina no quiere que esta decisión, de muchas maneras de trabajo, afecte su relación familiar (como sucedió con su hermana, la princesa Margatita).
Así, Isabel II llamó a Harry para hacerle un ofrecimiento sin precedentes, para tenerle una mano que ni siquiera pensó posible para su hijo el príncipe Andrés, caído en desgracia.
Por eso, si Harry (se mencionó a Harry, aunque nada se dijo de Meghan) desea volver, será recibido con los brazos abiertos. "Te amamos mucho y siempre serás bienvenido", parece que fueron las palabras. Borrón y cuenta nueva. Y la mano tendida por la reina no solo será al terminar este año de prueba: en el momento que sea.