Pocos vieron tanta historia como él. El duque de Edimburgo fue, muchas veces, el villano de la película. ¿Cuánto conocemos del príncipe consorte, el marido de la reina Isabel?
1. El príncipe consorte en "The Crown"
Como nunca, la serie The Crown mostró de cerca las frustraciones del duque de Edimburgo como "marido de" la Reina.
Felipe Mountbatten se casó con la actual reina Isabel II en 1952 cuando todavía era una princesa y ni había subido al trono.
Encontrar su lugar en Palacio en los primeros años de reinado le costó más de una turbulencia. La actuación de Matt Smith en The Crown hizo entender un poco el detrás de escena que se maneja en Palacio.
Así, los problemas personales de Isabel II con su marido fueron retratados al detalle en las primeras dos temporadas de The Crown: el duque solía ser el centro de sus distracciones y el Gobierno lo sabía.
2. Un amante del polo
Ni William ni Harry fueron los primeros en convertirse en amantes del polo y participar de torneos por todo el mundo. Ya antes que ellos lo hacía el príncipe Carlos. ¿De quién sacaron ellos esta pasión?
Toda su vida, el duque de Edimburgo fue un gran polista. Así se lo solía ver participar de torneos, bajo la mirada de la Reina.
Se dijo (y es un secreto a voces) que hasta tuvo un amorío con una argentina en un viaje al país en 1962 donde paró en una estancia de caballos de polo.
3. De una familia aristocrática a Felipe de Edimburgo
Previo a su matrimonio, el actual duque de Edimburgo (título que le dieron la noche previa a su boda) era conocido como el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca. Nació en Corfu en 1921 y es hijo de Andrés de Grecia y Alicia de Battenberg.
Con los años sumó a sus títulos el de conde de Merioneth y barón de Greenwich y desde 1957 es príncipe del Reino Unido (nombrado por su mujer).
Si bien su familia no tenia poder ni dinero (fueron desterrados de Grecia tras la abdicación de su tío, el rey Costantino), sí mantenía los contactos.
Philippe llegó al Reino Unido a los 7 años. Fue criado entre Inglaterra y Alemania.
Cuando necesitaron corroborar la identidad de los Romanov (los últimos zares de Rusia), el ADN de Felipe de Edimburgo fue uno de los analizados: sangre real.
Es que, como la zarina Alejandra, él desciende de la mismísima reina Victoria de Inglaterra.
4. El apellido del hijo de Harry tiene un por qué
Históricamente los hijos de un monarca llevan su apellido. Pero esto fue la causa de una de las grandes peleas entre el duque de Edimburgo y la reina Isabel II.
Ya bastante cansado de estar a su sombra (y de tener que caminar siempre detrás), cuando nacieron sus hijos, se sabe que el duque enfureció.
Su frase se hizo célebre: "No soy más que una maldita ameba. Soy el único hombre en el país al que no se le permite darles su nombre a sus hijos".
Así, los príncipes Carlos, Ana, Andrés y Eduardo quedaron Windsor. La reina no dio al brazo a torcer... por entonces. Para ella, reglas sin reglas.
Pero sí hizo cambios. En 1960 modificó la ley: hoy el resto de sus descendientes masculinos que no tengan trato de "Su Alteza real" o título de príncipe llevan en papeles el mismo apellido que Archie, el hijo de Harry y Meghan: Mountbatten-Windsor. El duque se hizo valer.
5. Mountbatten no es su apellido original
Felipe pataleó mucho por que sus descendientes llevaran su apellido. Uno en realidad que él mismo adoptó a su llegada a Inglaterra por consejo de su tío, Louis Mountbatten.
Una forma calculadora para lograr escalar, especialmente tener una carrera militar ya no como griego en destierro ni tampoco un ciudadano alemán.
Así, fue como el duque tomó el "Mountbatten" (la versión inglesa del materno y muy alemán "Battenberg").
Con el ambiente post 1era Guerra Mundial y más aún con la 2da, distanciar el apellido alemán del duque de la familia de la reina de Inglaterra era vital.
6. El duque es primo lejano de la Reina
Los matrimonios entre parientes no eran algo inusual en la realeza. De esta manera las casas se aseguraban mantener el poder todo en familia.
Y eso sucedió aún en el caso del príncipe Felipe e Isabel. Y es que, para estar en contacto con quien en ese entonces era un princesa real, él debía tener conexiones.
Ser parte de la realeza se lo aseguraba. Casualmente Isabel y su marido pertenecían a la misma rama familiar: ambos terminaron siendo descendientes de la reina Victoria, de quien se dijo era "La abuela de Europa".
7. Amores y odios con su nuera, Lady Di
Aún en las sombras, el príncipe Felipe sabe cómo manejar sus hilos. En vida, se dijo que fue el enemigo Nº1 de su nuera, la princesa de Gales.
Y, cuando ésta falleció, Mohamed Al-Fayed (padre del último novio de Lady Di) acusó al duque de haber planeado sus muertes en un accidente automovilístico en París.
Sin embargo luego se supo que Diana de Gales le tenía cariño, que incluso le escribía notas llamándolo: "Querido papá". Esas cartas fueron parte de las pruebas que se presentaron en el juicio por la muerte de Lady Di.
Así se supo que éste le había respondido varias veces apoyándola en medio de su divorcio: "No me puedo imaginar que una persona sensata pueda dejarte por Camilla”, escribió el duque sobre el affair del príncipe Carlos con quien hoy es su esposa.
Debido a su edad, desde 2017 el duque de Edimburgo se mantenía alejado de los actos públicos.
La pandemia hizo temer sobre todo por su salud. Desde que se declaró la cuarentena, pasó sus días con la reina Isabel en el castillo de Windsor.
"Con profundo dolor, su majestad la reina anuncia la muerte de su amado esposo, su alteza real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo", afirmó un comunicado. "Su alteza real ha fallecido en paz esta mañana en el Castillo de Windsor".
El 10 de junio, el príncipe Felipe iba a cumplir 100 años, siendo el consorte más longevo en la historia de la monarquía británica. Estaba previsto un desfile militar en su honor, luego el príncipe se instalaría en la granja Wood Farm, mientras que la reina alternaría sus días entre Windsor y el castillo de Balmoral. No pudo ser.