Los dispositivos electrónicos como celulares, computadoras, tablets y televisores, se conviertieron en nuestros mejores aliados en medio del contexto de distancimiento social. Los usamos todo el día, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Pero, ¿cuáles son los efectos que provocan en nosotros?
Estamos viviendo una situación que nos lleva a estar conectados durante todo el día. A raíz de esto, es casi imposible calcular cuántas horas totales pasamos expuestos a las pantallas, pero la realidad es que el consumo de dispositivos electrónicos ha aumentado considerablemente en los últimos meses.
Celulares, televisores, tablets y computadoras son protagonistas de nuestra normalidad pero poco se habla de los daños que provoca la luz azul emitida por este tipo de aparatos, que generan efectos nocivos no sólo en la vista, sino también en la piel.
Millones de partículas minúsculas de luz visible de alta energía (HEV, por sus siglas en inglés) van directamente de la pantalla de tu celular o computadora hasta lo más profundo de tu piel.
Estos rayos penetran en la piel con profundidad y sus consecuencias son múltiples: los efectos ocasionados van desde una piel hiperpigmentada con pérdida de elasticidad y debilitamiento de la barrera epidérmica, a signos de envejecimiento prematuro.
La luz HEV actúa como los rayos UVA y UVB, y penetra hasta una capa incluso más profunda de la dermis, más allá del área visible, para descomponer el colágeno, aumentar la producción de pigmento e incluso generar la aparición de melasma.
Es una ventaja que la luz azul o HEV no pueda mutar el ADN, y por lo tanto, causar cáncer.
Existe una alta concientización acerca de los efectos que el sol provoca en la piel y el protector solar es moneda corriente como barrera protectora ante los rayos UVB/UVA, pero, ¿qué pasa con los rayos que provienen de la luz azul?
La luz azul es parte de la “luz visible”, que el ojo humano es capaz de percibir dentro de un espectro electromagnético. La emiten tanto fuentes naturales como el sol, y artificiales, como los dispositivos electrónicos. Sin embargo, no todos los rayos de luz azul son perjudiciales para nuestra salud.
La luz azul-morada o azul-violeta es la que está asociada a la fatiga, estrés visual, degeneración ocular y daño cutáneo, aquella que suele estar presente en las luces led (en computadoras, tablets, celulares y otros). "Esta luz azul tiene la capacidad de penetrar profundamente en la piel, llegando a la dermis, donde se encuentran el colágeno y la elastina, responsables de mantener la firmeza de la barrera cutánea y la tensión, cuya pérdida se manifiesta con signos de fotoenvejecimiento", asegura Verónica Muchnik, Dermatóloga Oficial de Natura.
En estos tiempos, las pantallas de los distintos dispositivos son utilizadas con mayor frecuencia, no sólo como fuentes de información sino también para el trabajo remoto, para entretenimiento mediante contenidos por streaming o redes sociales, para fines educativos o bien para establecer contacto con otras personas mediante videollamadas o teleconferencias.
Y no somos ajenos a lo que esto provoca en nuestra piel: a medida que se intensifica la exposición, aumentan gradualmente los daños, tales como pigmentaciones o manchas en la piel y envejecimiento digital prematuro.
"En estos tiempos, en los que estamos más en casa, y la cantidad de horas que pasamos expuestos a las pantallas ha aumentado, es importante que no dejemos de atender a las necesidades y cuidados de nuestra piel. Si bien la principal fuente de exposición y daños es el sol, también recibimos una dosis significativa de nuestras pantallas, dispositivos e iluminación interior, que generan luz azul. Está comprobado que en un día de trabajo común con 8 horas de exposición frente a la computadora pueden ser equivalentes a 20 minutos en el sol del mediodía sin protección, y es muy importante ser conscientes de que el riesgo existe", explica Muchnik.
No obstante, hay varias opciones de productos que ya incluyen tecnología adaptada a esta problemática y permiten proteger la piel de los daños ocasionados por los rayos azules.
"Los rayos que producen los dispositivos electrónicos contribuyen a la aparición de signos de fotoenvejecimiento, incluyendo la formación de arrugas, la flacidez de la piel, la hiperpigmentación, causado por una producción aumentada de melanina. Para revertir el envejecimiento digital, es esencial realizar rutinas de cuidado en casa, que protejan nuestra piel y funcionen como un escudo contra estos daños", afirma Muchnik.
Por suerte hay variedad de productos en el mercado que ayudan a contrarrestar estos efectos de la luz azul sobre la piel. Natura y Lidherma ofrecen productos específicos con protección eficaz contra la luz azul.
Y sino, "algunos protectores solares cubren contra los efectos de la luz azul: tiene que decir en la etiqueta que cubren contra los IR (rayos infrarrojos)", nos indica la dermatóloga Clara Hernández Gazcón, referente de #selloparati. "Marcas como La Roche Posay, Eucerin, Bioderma, Isdin tienen protectores solares factor 50 que cubren infrarrojo (IR)", asegura Clara.
Efectos negativos en el humor, el sueño y la vista
Además de afectar la piel, la luz azul puede alterar al humor, el sueño y obviamente, la vista. El cortisol, por ejemplo, es la hormona que sirve para generar un ritmo circadiano que nos da energía durante el día y nos ayuda a relajarnos en la noche.Un tipo específico de luz azul en el rango de 420 a 480 nanómetros, que se encuentra en aparatos artificiales como teléfonos celulares, perturba los ciclos naturales del cortisol, lo que reduce nuestra energía durante el día y nos altera en la noche.
Algunos estudios señalan que la luz azul daña una molécula del ojo llamada retinol: dispara una reacción química que podría ser tóxica para las células de la retina.
En Australia ya se venden unos lentes llamados BLUblox que son una especie de pantalla solar óptica contra la luz azul. Ofrece tres colores de acuerdo a su objetivo: las transparentes sirven para disminuir el esfuerzo ocular y los dolores de cabeza, las amarillas hacen todo lo que ayuda a regular el humor, gracias a la terapia del color, y las de color azul que bloquean físicamente la carga de luz HEV.
El fundador de esta marca, Andy Mant, después de años de estudiar el tema y desarrollar estos lentes, asegura que: "Hemos creado cientos de soles artificiales en nuestros teléfonos inteligentes, televisiones, focos, luces del auto y electrodomésticos que perturban nuestro ciclo circadiano natural".
Su recomendación es "ver salir el sol es la mejor forma de sincronizar los ritmos circadianos y también ayuda a estimular la serotonina y la dopamina. De tres a cinco descansos diarios al sol -al aire libre- pueden mantener nuestras hormonas de manera óptima y balanceada".