El alto costo de los alimentos veganos y la deficiencia nutricional de su dieta, son algunos de los temas que más se le cuestionan al estilo cruelty free. ¿Qué hay de cierto?
¿No te dan ganas de comer dulce de leche? ¿Nunca más comerías una torta con crema? ¿Qué pedís cuando vas a un restaurant? Estas son algunas de las preguntas más frecuentes que reciben los veganos a diario. Sin embargo, ser vegano es una postura ética ante la vida y va mucho más allá de una elección nutricional.
“A pesar de que dejar de consumir animales tiene amplios beneficios para nuestra salud, para el medioambiente previene futuras pandemias de origen zoonótico... nosotros ponemos en cuestión el trato del ser humano con las demás especies. Dejamos de lado a los animales no sólo de nuestra alimentación, sino de todas las prácticas que como sociedad hemos incorporado para entretenernos, para vestirnos y para experimentar sobre ellos”, explica Jacqueline Guzmán, gerenta de campañas de Million Dollar Vegan en Argentina.
Para abrir el debate y generar conciencia, los activistas veganos preguntan: ¿qué sucede cuando convivimos con perros y gatos y los consideramos parte de nuestra familia pero al mismo tiempo tenemos los restos de un cerdito en nuestra mesa? ¿Existe alguna diferencia entre esas especies o es solamente nuestro acondicionamiento cultural?
“El veganismo indaga sobre esta disonancia cognitiva que experimentamos como sociedad para que podamos comprender mejor la intención del mensaje: un mensaje de compasión y de respeto hacia todos los seres que sienten”, apunta la vocera de esta ONG conocida por conocida mundialmente por haber “desafiado” al Presidente de los Estados Unidos y hasta al Papa para adoptar la alimentación vegana durante un mes a cambio de la donación de 1 millón de dólares.
7 mitos sobre los veganos (by Jacqueline Guzmán)
1. El veganismo es extremo.
Usar animales como alimentos está tan profundamente arraigado en nuestra cultura que parece extremo incluso cuestionarlo pero, si pensamos en relación a la variedad de los platos, muchos de los alimentos que ya compramos son veganos y el resto puede reemplazarse fácilmente: como las leches, los yogures, los helados y los quesos vegetales para reemplazar las versiones lácteas y las carnes vegetales para las provenientes de animales.
Adoptando una dieta basada en plantas, colaboramos a erradicar la cría de animales, una actividad nociva que contribuye al cambio climático, impulsando la deforestación y la pérdida de especies, además de desperdiciar tierra, energía y agua y contaminar el aire, las vías fluviales y la tierra.
2. La dieta basada en plantas es demasiado cara.
Esto no es así, los garbanzos, por ejemplo, son más baratos que el pollo, y una hamburguesa de remolacha cuesta menos que una de carne. La mayoría de los productos esenciales, como pasta, pan, arroz, porotos, legumbres y vegetales de temporada o congelados, son baratos.
Los productos veganos industrializados que encontramos en dietéticas pueden ser caros debido aún a la baja demanda, pero no necesitamos comer estos productos para ser veganos ni para estar saludables. La alimentación de origen vegetal bien planificada sólo requiere de la suplementación de vitamina B12. Ésta es una vitamina carente en la mitad de las poblaciones urbanas con hábitos alimenticios occidentales, incluidos quienes comen productos de origen animal. En Argentina, el costo de esta vitamina de venta libre puede alcanzar 8 pesos semanales para un adulto.
3. El calcio solo está en los lácteos.
Las buenas fuentes de calcio incluyen vegetales de hojas verdes como el repollo rizado o kale, el brócoli y el berro, los porotos, semillas de sésamo, almendras, nueces, higos secos y naranjas. Para ayudarnos a absorber el calcio, necesitamos un buen suministro de vitamina D y podemos hacer todo lo que necesitamos si tenemos una exposición regular al sol.
4. Ser vegano provoca anemia.
La anemia por deficiencia de hierro es frecuente en todas las dietas. Quienes comen una dieta basada en plantas, no parecen tener más riesgo de deficiencia de hierro que quienes comen carne. Muchos cereales están fortificados con hierro, y la avena también es una buena fuente, al igual que las legumbres, el chocolate negro, la melaza, el tofu, la quinoa y las verduras de hoja verde.
5. No hay fuentes de proteínas y omega-3 en el mundo vegetal.
Las legumbres, nueces y semillas, tofu y otros productos de soja y seitan (un producto carnoso bajo en grasas y alto en proteínas hecho de gluten de trigo) son alimentos que suman proteínas a nuestro cuerpo. Respecto al omega-3, es posible obtener la cantidad suficiente en una alimentación 100% vegetal; los tres principales ácidos grasos omega-3 son el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). El ALA es fácilmente obtenible de semillas como chía y lino y sus aceites, nueces, kale, espinaca, porotos de soja. Nuestro organismo produce EPA y DHA en pequeñas cantidades, y también se encuentran en los pescados y mariscos. Sin embargo, esto no significa que si no consumimos pescados ni mariscos no obtengamos la cantidad necesaria de EPA y DHA. Las personas veganas pueden obtener estos ácidos a partir del propio mecanismo del organismo para transformar ALA en EPA y DHA.
6. Los veganos se preocupan más por los animales que por las personas que no tienen para comer.
Algunas personas se volvieron veganas específicamente debido a la desigualdad alimentaria y al deseo de ayudar a alimentar a las personas en partes menos privilegiadas del mundo. En total, un tercio de la cosecha mundial de cereales y el 70 por ciento de la cosecha mundial de soja se usa para alimentar animales de granja. Si estos cultivos se pusieran a disposición de las personas, podríamos alimentar al mundo entero con menos tierra y erradicar el hambre mundial hoy.
7. Es peligroso criar niños veganos.
Los niños y adolescentes tienen necesidades dietéticas específicas que son diferentes a las de los adultos. Sin embargo, no solo los niños pueden obtener fácilmente todas sus necesidades nutricionales de una dieta vegana, sino que los estudios también han demostrado que aquellos que se crían con dietas veganas saludables tienen un riesgo reducido de enfermedades cardíacas, cáncer, obesidad, diabetes tipo 2 y otras afecciones. Esto, por supuesto, depende de que los alimentos correctos sean administrados en las cantidades correctas.
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