En primera persona, una terapeuta ayurveda nos cuenta las revelaciones del país asiático cuna de yoguis, buscadores espirituales y aventuras.
“Algún día voy a ir a India”. En vez de telenovelas y revistas del corazón, María Alejandra Avcharian con tan sólo 14 años empezó a seguir al Dalai Lama, Osho, a practicar yoga y dejó de consumir carnes. Hoy, a sus 37 años, @eatfitmaria no sólo fue varias veces a India, sino que se convirtió en una de las referentes latinoamericanas de su cultura y misterios.
"Mi primer viaje a India no fue planeado, muy por el contrario, fue casi que impulsiva. Es que uno no elige ir a India... ¡India te llama y uno acata!", asegura esta reconocida terapeuta en medicina ayurveda. Tal como le pasó a Elizabeth Gilbert en la autobio Comer, Rezar y Amar... A Ale también le cambió la vida un desamor. "El destino estaba marcado: mi pareja me dejó a fines de noviembre y en enero ya estaba en India. Con el corazón roto, la plata justa, sin saber mucho a dónde ni a qué iba", recuerda.
Desde aquella primera aventura, Ale ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que volvió a India y no sólo por turismo, sino también por trabajo y para estudiar en el emblemático Ayurveda & Yoga training center en Rishikesh. "Siempre que puedo vuelvo, porque India no te deja muchas posibilidades o te apasiona o la odias... y en mi caso fue amor a primera vista". Hayas ido o no, te compartimos las perlitas que más sorprendieron a esta especialista en medicina india.
10 cosas que me sorprendieron de India:
- Lo primero que me sorprendió de mi primera vez en India fue la intensidad de las miradas, a los Indios les llama mucho la atención los extranjeros y no tienen pudor en mirarte a los ojos y sostener la mirada un buen rato.
- Los indios tienen una forma de ver la vida muy diferente a la nuestra, cualquier charla con ellos termina siendo metafísica, no hace falta ir a ningún ashram, la sabiduría se palpa en las calles.
- El desapego de las personas de lo material, los Indios viven con aceptación, no reniegan ni juzgan la forma en la que viven. Para ellos todo es karma y todo es perfecto tal cual es, su riqueza pasa por su forma de ver la vida.
- El tiempo no existe, nadie usa reloj y los horarios jamás se cumplen, en Japón si un tren se demora 2 minutos te devuelven el dinero, en India el tren se puede demorar 10 horas y no pasa nada, ellos no se estresan y aprovechan a comer y tomar chai en la espera, sin duda viven el momento.
- El no es sí… es que en India tienen la costumbre de mover la cabeza como quien dice “no” de un lado a otro pero en verdad significa “sí”.
- ¡¡¡El ruido!!! Eso es algo que nunca te deja de impactar, es que en India tocar bocina es su forma de organizarse en el transito, asique los tapones en los oídos son sumamente necesarios.
- ¡Las vacas! Las vacas en India son sagradas, por eso está prohibido matarlas y andan sueltas en las calles , se acercan curiosas para ver si las convidas con algo y si uno anda con galletitas pueden caminar al lado tuyo con insistencia hasta obtener algún bocado.
- No se puede hablar de india sin hablar de su comida; una explosión de sabores, colores y aromas porque en India pueden faltar muchas cosas menos comida!!! Y les encanta que comas lo que te ofrecen, eso si hay que tener cuidado con los picantes!!! Siempre me conmueve ver como comparten su comida con generosidad.
- El Ganges, éste río me sorprendió y me sorprende siempre, la madre como ellos le llaman, tiene una energía que es difícil de describir con palabras, es el lugar donde eligen ir a morir para alcanzar moksha, la liberación. Es impactante ver que muchos de ellos siendo ancianos van a Varanasi, la ciudad sagrada, a esperar su muerte con naturalidad junto al Ganga.
- Pensar que nosotros hacemos todo por ganarle a la muerte, ellos en cambio la esperan con fe.
- Y por ultimo creo que lo más impactante de India es que, si uno lo permite y cede el control, te transforma. Yo te recomiendo, que si algún día vas a este país divino dejes que te impregne de su magia y sabiduría, dejate atravesar por esta fuerza sin miedo, es el gran abrazo de una madre que recibe con alegría el retorno de su hijo.
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