La reina de Holanda volvió a aparecer en una serie de imágenes durante una nueva videollamada de trabajo. Y además de su elegante beauty look del que ya hicimos referencia, llamó la atención el escenario de la reunión.
Máxima fue de las monarcas más activas durante la crisis sanitaria mundial del Covid-19, y su participación en videoconferencias fue una constante del 2020 para ella.
En tiempos de aislamiento siempre hizo sus intervenciones en reuniones online desde el palacio Huis Ten Bosch, más precisamente desde su despacho.
Pero esta vez, en ocasión de una nueva videollamada, Máxima cambió de lugar y se desplazó hacia otro espacio de la fabulosa vivienda real en la que vive junto con el Rey Guillermo y sus tres hijas desde 2019.
La Reina de Holanda nacida en Argentina se trasladó a una sala de conferencias que usaba mucho Beatriz y que los reyes actuales habían dejado en un segundo plano. Para la soberana que abdicó en 2013, en cambio, fue escenario de importantes encuentros con otros miembros de la Casa Real y del Servicio de Información del Gobierno.
Pero esta semana “el salón de los duques de Cambridge” -así se llama el recinto- volvió a la primera plana al ser elegido por Máxima para su nuevo encuentro virtual en el que participó como asesora especial de la Organización de las Naciones Unidas y para presentar una cumbre de mujeres líderes de Vietnam.
El lugar de su más reciente evento virtual en el que precisamente habló, entre otras cosas, del acceso al mundo digital de mujeres de países en desarrollo fue esta sala de conferencias de Huis ten Bosch, con inmensos ventanales con vista a los jardines de la residencia que no por nada se llama “casa en el bosque” en su lengua original.
Bañado de luz natural y con la impronta tradicional de su anterior anfitriona, el espacio tiene el encanto de lo más clásico de una familia real europea de antaño, incluyendo una imponente lámpara del techo y un juego de candelabros que no pasan inadvertidos en las fotos de la última aparición pública de Máxima.
Otro detalle: los tres cuadros que dominan la escena, obra de renombrados artistas holandeses del sigo XVII y parte de la riquísima colección de arte que cuelga de las paredes de Huis Ten Bosch.
Definitivamente, no es el despacho de Máxima ni tiene sus detalles personales y contemporáneos, con muebles de diseño que siempre rompen la decoración clásica del palacio real holandés.
Sin embargo, sabemos que a ella sobriedad y la más tradicional elegancia también le sienta bien.