Llegamos a esa tierra donde todo se mistura, la religión, la arquitectura y la música, sabiendo que en cada rincón del camino y en cada playa, son los cubanos los que la hacen especial. Quizás por todo eso, el poeta García Lorca repetía a sus amigos: "El día que no me encuentren, búsquenme en Cuba o Granada.”
El pueblo cubano aprendió durante mucho tiempo que lo más importante en la isla es, como dicen ahí: "resolver sus vidas.”
Por eso, la mejor forma de conocer Cuba es hablando con su gente. Ellos están enterados de todo y son la mejor fuente de información.
A sus conversaciones las han bautizado “radio bemba" (coloq. Cuba: Radio donde parten los rumores), porque en pocos minutos desparraman cualquier noticia por toda la isla.
Desde Argentina, volamos directo a Cayo Coco, para luego trasladarnos hasta Cayo Guillermo, conocido por sus aguas claras, su franja de arrecifes, su pasarela Hemingway con reposeras para descansar dentro del agua o sobre una plataforma en el mar, por sus “bohios”, cabañas de tronco y juncos que te protegen del sol y sus espléndidos paisajes llenos de tranquilidad. Sin dudas, una visita obligada para aquellos que planean un viaje por Cuba.
Debimos recorrer en autobús los Jardines del Rey, como se le llama a esa zona formada por cayos y lo que debería ser un trayecto a transitar en poco tiempo, en Cuba debe multiplicarse debido al límite de velocidad que impide accidentes por el mal estado de las carreteras.
A la hora de planificar el viaje, es importante prestar especial atención al clima. En nuestro caso, llegamos en temporada de lluvias y como la tormenta tiñó de gris el paisaje algunos días por la tarde, aprovechábamos las mañanas para navegar en catamarán y andar en kayacs.
El almuerzo o la merienda, se pueden hacer al aire libre en uno de los tantos paisajes que invitan a acomodarse, no sin antes competir por la comida con el Totí, uno de los pájaros típicos de la zona, con el cual los mismos cubanos muchas veces se comparan despectivamente. El refranero cubano y su gente, que tienen gran particularidad para hacerte entender algo, dicen: “Eres prieto y descarado como el Totí.”
Una parada obligada es la Playa Pilar, nombre con que la bautizaron los cubanos porque Ernest Hemingway navegaba siempre por esos mares con su barca del mismo nombre. Es una de las más bonitas y está rodeada de sitios populares para practicar buceo. Se accede por una plataforma de madera que atraviesa un médano de arena blanca. Les recomiendo llegar temprano, antes que la horda de turistas desciendan del bus que los pasea, para tomar una buena foto del paisaje virgen y ocupar un buen lugar.
A pocos kilómetros del Cayo Guillermo, se encuentra la Playa Flamingo, que por las noches despliega un espectáculo de bailarines y grupos musicales cubanos. Es un show preparado para el turista, con sus participantes muy simpáticos y alegres.
Cayo Guillermo fue nuestra primera escala en este viaje de mujeres de familia por la isla, y ahora, en medio de una tormenta tropical con mucha lluvia y viento, partimos a nuestro segundo destino: la Habana.