En El cuaderno de Tomy, el nuevo estreno de Netflix, cuando María 'Marie' Vázquez se entera que tiene una enfermedad terminal decide enfrentarse al triste final a su manera: con emoción y un humor sarcástico que la caracteriza. Emplea buena parte de su tiempo en escribir un cuaderno para Tomy, su único hijo de 4 años, con la idea que la imagen de su madre lo acompañe toda la vida.
Además, María relata su experiencia a través de las redes sociales, con su estilo único, y su historia de vida se vuelve muy popular. Hasta acá la sinopsis de la película. Pero detrás de ella hubo una Marie real, que escribió un cuaderno para su hijo Nippur y que murió de cáncer.
En palabras de Marie
"Te vas a morir. La frase “tenemos que hablar” siempre viene seguida de algo terrible, pero nunca como esa vez. Yo ya sabía, dos días después de la operación que se llevó mi útero, ovarios y varias masas a analizar (“ahora sí soy realmente hueca”) que algo estaba muy muy mal pero ni el cirujano se atrevía claramente a decírmelo. Le dejó la misión a mi marido, total, ya tuvimos que hablar tantas veces, ¿qué te hace una más?
-Te vas a morir. Es cáncer de ovarios con metástasis, tenés un 40% de chances de responder a la quimoterapia. Un 60% -duh- de no. Ese 40% va del mejor panorama, que la quimio te sea leve, que transforme al cáncer en una enfermedad crónica como la diabetes, al peor, que la quimio te destruya pero te deje viva, en una pálida imagen de lo que alguna vez fuiste. El 60% es que nada funcione y el cáncer o la quimio te maten.
Suena muy crudo pero, en el fondo, yo ya sabía. Siguió:
-De acá a la quimio tenemos que vivir pensando que te vas a morir y preparar todo lo que haga falta. Después, todo lo contrario, con la convicción ciega de que vas a vivir, de que va a funcionar.
Así que me puse, nos pusimos, a prepararnos para lo peor: poderes ante escribano, trámites de todos los colores, un libro que escribí (y sigo escribiendo) para que mi hijo me pueda conocer si las cosas salen mal.
Leí en una entrevista a -no se rían- Facundo Arana que cuando le dieron el diagnóstico (tuvo enfermedad de Hodgkin) salió a la calle y el mundo le pareció technicolor. Le tengo que dar la razón. Todo se siente más potente y vívido cuando te vas a morir. Querés sentir y degustar y amar.
A la vez, esa intensidad es insostenible (y no hay cuerpo enfermo que la aguante) y hay que buscar vías de escape, divertimentos, distracciones o te transformás en una Patti Smith del cáncer. Y ahí entran las redes sociales. O más bien: Twitter. Facebook es para perritos perdidos y fotos de bebés. Instragram es para hacer un recorte estético de la vida. Twitter es para exagerar y discutir horas si tampón o toallita, sí, pero también para contar qué me pasa.
En el sanatorio no tenía wifi, prendí el 3g un par de veces para mandar mails a mis amigas y nada más. Cuando volví a casa ya habían pasado cinco días de la operación y le di varias vueltas al asunto de contar o no contar. Me decidí por contar.
Tener cáncer es como tener gripe: nada vergonzoso, sólo mil veces peor. No contar es ponerse del lado de los que titulan “una larga y penosa enfermedad”. Sentir vergüenza, ¿de qué? Salvo que creas en “las piruetas culpabilizadoras que achacan a los enfermos responsabilidad por su enfermedad” (eso dijo Susan Sontag, ojalá fuera mía la frase)".
En una sucesión de 3 o 4 tuits en su cuenta de Twitter (@kireinatatemono), María -o Marie como le decían sus amigos- Vazquez contó en twitter cómo se enteró que su cáncer era terminal. Murió a los 43 años, el 21 de abril de 2015. Fue así como siete meses después de su intervención quirúrgica y de comenzar a escribir el texto, la madre murió en la habitación 104 del Sanatorio de la Providencia, Argentina.
Pero su historia está más viva que nunca en un cuaderno que le dejó a su hijo, Nippur, y ahora en el nuevo estreno de Netflix, El cuaderno de Tomy, en donde se narra su historia de la mano de Valeria Bertollucci y Esteban Lamothe.
Así era Marie
Marie nació el 8 de abril de 1972 en la Ciudad de Buenos Aires. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires y se recibió de arquitecta en la FADU. En 2011, tras 20 años de relación y 13 de convivencia, se casó con Sebastián Corona, y el 11 de noviembre nació su único hijo: Nippur.
El 19 de septiembre de 2014, Marie fue operada de lo que resultó ser un cáncer de ovario en estado muy avanzado. Al retornar del hospital, decidió no ocultar su dolencia y compartir sus circunstancias en la red. A raíz de la repercusión que generaron sus tuits que fue convocada a escribir en el portal cultural La Agenda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El modo en que Marie asumió su condición y lo relató en el cuaderno que le dejó a Nippur, su hijo de 4 años, fue tal que se convirtió en libro: "El cuaderno de Nippur (Planeta). Y fue tal el éxito que Netflix decidió hacer una película.
María era una arquitecta, dibujante y bloguera argentina que relató sus últimos meses de vida y de lucha contra el cáncer vía redes sociales en 2015; año en que fue operada, pero sin buenos resultados.
"Luego de la operación, y sabiendo que los pronósticos no eran buenos, le compramos un cuaderno para que escribiera todo lo que le iba pasando", contó Sebastián Corona (en la película Esteban Lamothe se pone en su piel con el nombre de Federico), esposo de María en una entrevista.
La idea era dejarle un legado a su hijo, parte de su historia, que conociera a su mamá y consejos sabiendo que ella ya no iba a estar viva para poder hacerlo."Lo principal que ella intentó transmitir es que lo ama y que está aunque no esté, que va a seguir siendo su mamá. Lo que una madre tiene toda la vida para decirle a su hijo, María lo condensó en un cuaderno", expresó Sebastián.
A fines de marzo de 2015, Marie es internada y escribe: "Acá estoy, internada hace dos días. Las cosas tomaron un rumbo hacia lo peor y no hay mucho más qué hacer salvo esperar. Cuestión de días", "Hasta el final con una sonrisa y el puño apretado, pero es el final", rápidamente se viralizan atrayendo la atención de los medios.
Un cáncer "silencioso"
Así llaman al tipo de cáncer de ovarios que tuvo Marie. Nunca había tenido síntomas y cuando lo descubrieron ya era demasiado tarde porque había invadido todo.
"El humor no es mi escudo. Es la aceptación: la muerte es parte de la vida", había dicho en una entrevista telefónica con Telefe porque enseguida se viralizó su historia relatada a través de sus tuits. Ella contaba en Twitter todo lo que estaba viviendo, con cierto humor irónico.
Así, el cuaderno de Nippur se convirtió en una obra literaria y plástica de esta arquitecta, dibujante, bloguera y tuitera argentina. Lo preparó durante siete meses de convalecencia entre una operación por un cáncer de ovarios en estado avanzado (septiembre de 2014) y su muerte.
Entre las amigas que la visitaban en el sanatorio y leían el cuaderno había dos escritoras: Melina Pogorelsky y Mariana Eva Pérez, que le sugirieron a Marie que la obra era digna de publicarse y le pidieron autorización para mostrarlo a editoriales, a lo que ella accedió entusiasmada. El libro se publicó y fue un suceso de ventas. En enero de 2016 salió una cuarta edición.
En una de sus páginas, Marie le dice a su hijo: "Hacé muchas cosas que te gusten. Muchas. No te privés. No dudés. Pero tratá de mantener la boludez al mínimo. Pasión y amor". Le expresa que "nunca jamás" podrá explicarle cuánto lo ama, ni el gozo de ver sus expresiones y la bronca de haberse ido tan pronto.
Nos quedamos con lo que escribió Ricardo Roa: "No es sólo para Nippur. Puede ser para los hijos de todos: es el testimonio de que una madre que ama no se muere y sigue viva dentro de su hijo. Marie nos da una lección (…) Se moría y escribía un libro lleno de vida y lleno de sabiduría, de humor y de enseñanzas de madre (…) Podemos imaginarla en el sanatorio apasionada, escribiendo y dibujando cosas bellísimas".