Si bien Navidad no es una de las celebraciones más importantes en China, podemos adaptar la sabiduría del Feng Shui para crear en nuestros espacios un espíritu de celebración.
Así empieza su columna exclusiva de Para Ti Lola Elliff (en Instagram @decofengshuilola), experta en esta disciplina milenaria.
Y empecemos hoy. ¿Qué recomiendo tener en cuenta?
Desempolvar el árbol, revisar su estado y el estado de los adornos. No actuemos por inercia. Sintamos qué nos transmiten.
Desarrollemos la creatividad. No olvidemos que todo lo que nuestros ojos perciben se transforma en una vibración. ¿Qué queremos manifestar con el árbol? ¿Abundancia o escasez?
Luces. Revisar el estado de las lamparitas y cambiar las que estén quemadas. Si son a pilas, ponerle nuevas y prenderlas todo el tiempo que se pueda. La luz es elemento fuego, símbolo de felicidad y buena suerte.
Colores. Verde con adornos rojos y dorados, clásica combinación. El verde representa la energía de la madera, energía de crecimiento. El rojo, la del fuego, el color de la buena suerte. El dorado, la del metal, energía de la riqueza.
¿Dónde colocar el árbol de Navidad? Mi primer consejo sería donde lo sientamos, en definitiva el árbol nos tiene que gustar a nosotros.
Y para los feng shui lovers que les gusta ir más allá, si nos basamos en la energía del mes de diciembre (las famosas “estrellas volantes”), las orientaciones son: oeste, noroeste, noreste, sudeste y sudoeste de nuestro living.
Evitar este y centro. ¿Cómo lo medimos? Parados en el centro de nuestro living con una brújula (muchos celulares traen y si no, hay aplicaciones para bajarse).
¡Que haya regalos! Cartas, deseos en cajitas, etc. Es el simbolismo.
Ya es momento de pensar en un clima festivo, sea lo que sea que hayamos transitado en este año tan extraordinario. Nuestros campos sensoriales activan nuestra energía. Si nosotros vibramos alto, nuestras casas también y nos retroalimentamos.
La energía positiva surge cuando sintonizamos con ella.
Tu casa es tu moonboard.