Primero en Alemania y después en toda Europa, poco a poco, la termoarcilla empezó a cobrar relevancia como un material y nueva alternativa sustentable y con muchos beneficios para la construcción.
Los arquitectos empiezan dejarse tentar cada vez más por las posibilidades de la arcilla trabajada a altísimas temperaturas.
Como dice la arquitecta Adriana Randazzo (@callmearq) "la termoarcilla tiene una doble prestación: técnicamente es muy atractiva y estéticamente queda muy bien, sin necesidad de agregarle otro recurso".
Con su socia, Paula Luchelli, proponen usarlo en forma directa, para que el material muestre todo su nobleza.
"El acabado rústico y el color es muy cercano a nuestra cultura", explica Luchelli. También resulta muy familiar y es cálido.
Qué es la termoarcilla
Se trata de un cerámico de muy baja densidad y de mayor grosor que el ladrillo convencional.
Está hecho en base a una mezcla de arcilla, con polietileno expansivo y otros aditivos que hacen que el material sea poroso.
Esa textura expuesta le da un encanto particular.
Es ideal a la hora de generar muros translúcidos o muros ciegos. También para revestir suelos y paredes.
Tiene muy buen aislamiento térmico (por la porosidad) y acústico, y tiene una elevada resistencia al fuego. Esa particularidad permite que se gaste menos energía, volviéndolo un material sostenible.
¿Algo más?: permite hacer obras de manera muy rápida porque es de muy fácil ejecución.
Es muy versátil y tiene una plasticidad enorme, generando diferentes tramas y formas, detalla Randazzo.
La cerámica se adapta muy bien a los espacios exteriores y es funcional: decora con practicidad.
Los arquitectos de estudio PICHarchitects_Pich-Aguilera y 2BMFG envolvieron el centro Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona con este material novedoso que gana cada vez más adeptos.
Más información: parati.com.ar