Ángela Leiva sabe lo que es la violencia psicológica. La vivió en carne propia con su ex pareja y representante Mariano Zelaya. Así nos contaba ella lo que sufrió: "El daño psicológico es algo muy difícil de erradicar. Aún todavía lucho con la memoria emotiva. Me generó falta de confianza en mí misma y en el resto. Es muy difícil pero se puede salir. Recién en el 2018 me pude liberar de algún modo de todo eso". Y revivió la experiencia contándolo nuevamente en el programa de Mirtha Legrand (video).
Angela vivió en pareja junto a Zelaya durante 8 años. Su separación fue un verdadero infierno. Zelaya no sólo era su representante, sino que además gestionaba sus ingresos, inversiones y contratos. A pesar de estar envuelta en una relación tóxica y de violencia psicológica, la cantante logró darse cuenta de ello los últimos años luego de notar los manejos que su ex pareja ejercía sobre ella cada vez que le planteaba su necesidad de separarse.
En 2018 Ángela decidió irse del hogar conyugal sin nada de su patrimonio. "Yo me fui porque preferí mi paz espiritual a lo material pero hoy por hoy, voy por todo". Entre su patrimonio, Angela menciona que "con el dinero que él me blanqueaba a mí, pusimos una productora musical y audiovisual con tecnología de primera", negocio del que Leiva no percibe dividendos en la actualidad.
Y continua diciendo: "Él era una persona en quien yo confiaba ciegamente y amaba al punto de que no se me ocurría ni mirar las cosas que firmaba. ¿Por qué iba a dudar si era mi pareja? Yo pensaba que él me estaba cuidando. Hasta me costó poner abogados por el manejo de la culpa que te hace y cuando los puse, él había hecho y deshecho a su favor todo. Actualmente estamos preparados para iniciar la demanda (pospuesta por la pandemia)".
Lo que vivió fue tan duro que comenta que en "el último año de convivencia me acostaba en la cama, me daba vuelta y lloraba en silencio. No quería ni que me tocara. El amor se había terminado. Lo tenía claro pero tenía miedo. Me despersonalizó. Hasta llegué a pensar en irme y dedicarme a cualquier otra cosa.Viví con él dos meses estando separada porque no tenía a donde irme. El manejaba mi dinero y el departamento en que vivíamos era alquilado. Pasé un infierno, me perseguía; yo sentía que me seguían. Ahí empecé a darme cuenta del trabajo psicológico que él me hacía. Me decía que sin él mi carrera no iba a ser nada".
Y es llamativo lo que le pasaba: "Hace varios años que vengo aportando con mis canciones a la lucha por la violencia de género. Con “Indestructible” o con mi otro tema “Ni una menos”, me pasó de cantarlas pero no ser consciente de también estar metida en ese mundo. Todavía no se me había caído la venda de los ojos. Hoy las escucho y me digo: “¡wow, que ciega que estaba!"
"Él era mi representante, productor, etcétera. Yo era muy chica, inocente, tenía poca experiencia y lo único que quería era cantar y nada más. La verdad que fue difícil salir de esa relación porque había mucha violencia psicológica, que es muy grave también, muchas veces peor que la física”, relató Ángela cuando participó de PH Podemos Hablar.
"Me decía que yo no existía como artista sin él. ‘Qué lástima que te querés separar porque ahora tu carrera se va a pique’, eran sus palabras específicas y que a mí me llegaban al corazón porque le creía. Estuve varios años al lado de una persona que yo ya no amaba, que quería mucho por la historia compartida, pero ya no me sentía una mujer al lado de él. Resigné muchísimo de mi vida y después él me pagó muy mal", contó apesadumbrada.
"Yo estaba totalmente psicopateada. Para mí todo lo que él decía estaba bien y le hacía caso en todo. Cuando decidí separarme le pedí por favor que siga trabajando conmigo, porque yo creía lo que él me decía, que mi carrera iba a desaparecer. Y me empezó a hacer la vida imposible. Me empezó a trabar en todos lados, y ahí yo me animé a poner abogados", señaló.
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