Cada vez desde más temprana edad los chicos tienen su propio celular y tiene acceso a ese y otros dispositivos electrónicos, como la computadora, la tablet o el televisor, pasando muchas horas frente a ellos. La pregunta es, ¿cuánto tiempo puede un niño estar frente a una pantalla? Responde la Dra. Betty Giselle Arteaga, Médica Oftalmóloga del Hospital Italiano de Bs As, (M.N. 112.149).
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la Asociación Americana de Pediatría (AAP) recomiendan:
- Menores de 10 meses: no es aconsejable su uso, excepto para videollamadas.
- 18-24 meses: Pueden usar dispositivos electrónicis con selección de contenidos, supervisión de los padres y explicación de lo que están mirando.
- 2 a 5 años: máximo 1 hora por día.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los menores de 2 años no deben estar frente a las pantallas. Por otro lado, se recomienda elegir los dispositivos de lectura en familia o aplicaciones educativas. No deberán utilizarlos antes de dormir, durante la alimentación o para calmar al niño, ya que esto genera hábitos inadecuados como dificultad para conciliar el sueño, obesidad o alteraciones en los vínculos familiares o sociales.
¿Qué consecuencias puede traer el uso excesivo de pantallas?
"Hay estudios que demuestran que pasar más tiempo frente a las pantallas y sobre todo a una distancia menor a 30 cm, genera cierta predisposición a presentar cambios en el ojo como por ejemplo miopía (dificultad para la visión cercana) y astigmatismo (dificultad para enfocar la imagen con nitidez)", afirma Arteaga
Y agrega: "Algunos autores describen algo llamado “Síndrome de la visión por los videojuegos”. Con este nombre se agrupan un conjunto de síntomas tanto visuales (cansancio visual, visión borrosa o doble, desviación ocular, parpadeo frecuente), como no visuales (cefalea, cansancio, insomnio, déficit de atención, irritabilidad, dolor de cuello o espalda)".
¿Qué medidas hay que tomar para prevenir estos síntomas?
"Se aconseja disminuir el tiempo de exposición y aumentar la distancia a las pantallas. Una buena opción es reglar el descanso cada media hora y por lo menos durante 10 minutos", explica la médica. "Además, se ha demostrado que pasar tiempo al aire libre también contrarresta este tipo de síntomas, y esto se debe a que los niños hacen foco en imágenes más lejanas, generando mayor relajación de los músculos intra y extraoculares", añade.
"Otra recomendación muy importante es realizar la consulta anual con un médico oftalmólogo para detectar cualquier disminución o alteración de la visión, y poder prescribir el uso de lentes si fuese necesario", concluye.
Hacia una reorganización familiar
Mariana Czapski, Doctora en Psicología y docente en carreras de grado y posgrado de la Fundación Barceló asegura que por la pandemia y el mayor tiempo que se pasa dentro de la casa, especialmente durante el año escolar, se modificaron hábitos de toda la familia. "En este proceso de reorganización familiar, la tecnología pasó a ocupar un lugar central, ya que permitió sostener la mayor parte de las actividades laborales y escolares, y seguir conectados con nuestros seres queridos. Por esta multiplicidad de razones, las horas de exposición se incrementaron notablemente para todos los integrantes de la familia".
Y agrega: "De alguna manera, el contexto ayudó a naturalizar esta sobreexposición a las pantallas –entendiéndose por pantalla a todos los dispositivos que proyectan imágenes: televisión, computadoras, tablets, celulares, videojuegos, entre otros– que, especialmente en la niñez, es un tema que no debe descuidarse".
Según la doctora, las sociedades científicas recomiendan evitar su uso durante los dos primeros años de vida, ya que durante esa etapa los bebés alcanzan un impresionante desarrollo, que va desde las actividades reflejas hasta la consolidación de su inteligencia práctica.
"En ese proceso necesitan, para un adecuado desarrollo psíquico, de un medio estimulante real y no virtual, así como de experiencias también reales. Requieren entablar vínculos reales, plenos de afectos y miradas, en los que haya tiempo para disfrutar estar juntos, donde el adulto enriquezca y organice sus experiencias, en contacto con objetos simples y adecuados a su etapa evolutiva, en cuanto a texturas, sabores y olores. En definitiva, un medio en el que esté presente una verdadera conexión emocional, la cual se pierde cuando alguno de los dos –adulto o niño– está absorto frente a una pantalla", agrega.
Efectos negativos de la exposición no controlada
Los efectos negativos de la exposición no controlada se centran más en lo que dejan de hacer los niños que en lo que producen las pantallas en sí mismas. Un niño frente a una pantalla es un niño que se mueve poco, que limita su creatividad, que habla menos, que sociabiliza menos, que piensa menos; y todo ello tiene un alto impacto es su desarrollo emocional y cognitivo.
A pesar de parecer tan interactivos, los juegos de pantalla vuelven muy pasivos a los niños. Hay estudios que relacionan el aumento de la obesidad y los retrasos en la maduración del lenguaje con el incremento de horas frente a pantallas.
"Dosificar adecuadamente el tiempo que las pantallas ocuparán en la infancia es una tarea que requiere un fuerte compromiso familiar, con diálogo, negociación, acuerdos y, fundamentalmente, ejemplo por parte de los adultos", explica.
"Organizar el día de los chicos con rutinas que incluyan propuestas sin pantallas, como organizar caminatas y salidas en monopatín o bicicleta, dibujar, cocinar con los adultos, jugar con masa, charlar, leer, incentivar los juegos tradicionales y, también, incluir la tecnología en una medida equilibrada. Ese es el gran desafío diario", concluye la especialista.
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