Cuesta ver que detrás de lo que hoy es Leonardo DiCaprio hay una historia de vida tan desafiante. Pero existe y fue lo que quizás lo llevó a trabajar duro y llegar a ser lo que es hoy. En los 90 su irrupción fue un boom en gran parte por su cara angelical y su sonrisa encantadora, pero siempre demostró con creces sus dotes actorales y cosechó todo tipo de premios y los mejores comentarios de la crítica especializada.
Pero, recorramos su historia desde el principio: Leonardo Wilhem DiCaprio nació en Los Ángeles el 11 de noviembre de 1974. Recibió su nombre, según contó durante una entrevista, porque mientras su madre (embarazada de él) miraba una pintura de Leonardo da Vinci en un museo, sintió una patadita de él en su vientre, y creyó que tenía que homenajearlo.
Su padre, George DiCaprio (artista y distribuidor de cómics) y su madre, Imerline (nacida en Alemania y secretaria de profesión) se separaron cuando él tenía un año y, si bien ambos compartían su custodia, las dificultades económicas no tardaron en llegar.
Hace unos años, Leo le reveló a la Los Ángeles Times que había crecido en un barrio de la zona de Hollywood donde la prostitución y la venta de drogas eran moneda corriente. “Mi madre y yo vivimos entre Hollywood y Western, una esquina llena de prostitutas. Era aterrorizante. Recuerdo que tenía cinco años, cuando un tipo con un impermeable, unas agujas y crack me arrinconó”, dijo.
El actor describió su crianza como “hippie”, en referencia a los momentos en los que vivía con su padre, quien disfrutaba de la compañía de artistas y no le pudo dar a su hijo en esa época la estabilidad que él necesitaba. Por lo tanto, en cada visita, Leo dormía entre las cajas de cómics que su papá distribuía.
Con sólo 5 años comenzó a trabajar haciendo publicidad para colaborar con los gastos de la casa, ya que su mamá tenía dos trabajos para poder mantener el hogar a flote, hasta que protagonizó una publicidad a los 14 años que lo catapultó a trabajar en la televisión. "Le pedí a mi mamá que me empiece a llevar a clases de actuación. Ese fue el quiebre en mi vida, esa motivación que se despertó en el momento justo".
A los 15 años, luego de actuar en varios comerciales, Leo le pidió a su mamá que lo cambiara de colegio para estudiar actuación y, además, porque era víctima de bullying. "Simplemente tenía que salir de allí, en la escuela me pegaban y ya estaba empezando a desarrollar una actitud negativa hacia los demás", apuntó DiCaprio, quien también quería prepararse como actor para sacar a su mamá de la pobreza.
La razón, según sus palabras, por la que no se “descarriló” como otros actores que, como él, empezaron sus carreras de chicos y que se viciaban con los excesos, es que vio de cerca las consecuencias reales de las adicciones: “Nunca tomé drogas, porque a mis tres años vi gente drogándose. Por eso, cuando llegué a Hollywood, para mí era como un paseo en el parque. Iba a fiestas donde estaba la tentación. La industria es muy volátil y los artistas siempre están buscando pertenecer. Cuando sos niños y crecés en ese medio, te encontrás en una posición vulnerable, las críticas te hacen cuestionarte, y hemos visto a muchas personas ser víctimas de eso, lo cual es muy triste”.
Fue a cientos de audiciones fallidas, y estaba dispuesto a dejarlo todo, se sentía frustrado: “No podía ver más a mi madre llevándome todos los días en auto a la zona de Westwood, en Los Ángeles, para ser rechazado una y otra vez”. Sin embargo, contó, su padre lo alentó a no bajar los brazos, probablemente sabiendo que había heredado de él ese apetito por el arte.
El golpe de suerte. Tras una participación en Critters 3, a los 19 años obtuvo un papel muy importante en la película, Mi vida como hijo, donde actuaba a la par de Robert De Niro. "No tendríamos esta conversación si Bob no hubiese puesto los ojos en mí en ese momento", aseguró Leo, quien un año después estaba pisando nada menos que la alfombra roja de los premios Oscar porque había sido nominado como Mejor Actor de Reparto por ¿A quién ama Gilbert Grape?, en el que interpretaba a un joven discapacitado. Después de otras seis nominaciones, la ansiada estatuilla llegó a sus manos en 2015, por El Renacido.
"Estuve de un lado del espectro, en la extrema pobreza, y ahora estoy en otro; eso me da una perspectiva diferente de cómo manejarme. Todo se reduce a lo que viví en esos barrios", recuerda Leo con orgullo, tras haber superado la adversidad.
Más información en parati.com.ar