El jueves 17 de marzo se cumplieron 12 años del fallecimiento de la actriz británica Natasha Richardson, tras un fatídico accidente mientras esquiaba, durante unas vacaciones junto a sus hijos. La actriz estaba casada con el actor Liam Neeson, que nunca volvió a tener pareja (al menos conocida) tras la muerte de su esposa.
“No soy bueno sin trabajo y no quería entrar en la depresión”, contó en una oportunidad el actor, que siempre subraya que el cine lo salvó de un espiral autodestructivo luego de la muerte de Natasha.
Un accidente fatídico
Si bien los inicios de la pareja fueron un tanto conflictivos, con el correr de los años lograron una relación de esas que pocas veces se ve en el mundo de Hollywood. Era un matrimonio sólido, sin escándalos, con perfil bajo.
El accidente de Richardson se produjo mientras Neeson se encontraba de rodaje -estaba filmando en Toronto el thriller de Atom Egoyan, Chloe-. Ella decidió viajar a Québec con sus hijos. El 16 de marzo, mientras estaba tomando una clase de esquí para principiantes en el centro exclusivo Mont Tremblant, cayó por una pendiente y sufrió un golpe en la cabeza. Si bien en un comienzo la lesión no parecía ser grave porque ella misma no quiso ser atendida e incluso bromeó con su instructor sobre su mal desempeño, a la dos horas del golpe empezó a sentir un constante dolor de cabeza por el cual pidió atención médica. Finalmente, fue trasladada primero al hospital de Montreal, donde entró en coma, y luego al Lenox Hill de Nueva York, donde su cuadro empeoró aún más. La actriz padecía de muerte cerebral.
“Hablé con ella y me dijo: ‘Oh, cariño, me caí en la nieve’. Así es cómo lo describió”, recordó tiempo después Neeson sobre su última conversación con su esposa. Al arribar al hospital, se sentó a su lado y le dedicó unas palabras conmovedoras. “Fui con ella y le dije que la amaba. Le dije: ‘Amor, no vas a volver de esto. Te golpeaste la cabeza. No sé si podés oírme, pero eso es... Eso es lo que pasó. Y te traemos de regreso a Nueva York. Toda tu familia y amigos vendrán”, le expresó el actor a su amada.
Finalmente, Natasha murió a los 45 años, a causa de un “hematoma epidural accidental causado por un golpe brusco en la cabeza”. “Eso es lo extraño del dolor: no podés prepararte para eso. Creés que vas a llorar y terminar con todo de una vez. Uno hace esos planes, pero nunca funcionan. Te golpea en medio de la noche, bueno, por lo menos a mí me golpea en medio de la noche”, contó el actor en una entrevista.
Natasha era nieta del director Sir Michael Redgrave y la actriz Rachel Kempson, sobrina de los hermanos actores Corin y Lynn Redgrave, hija de la actriz Vanessa Redgrave y del realizador Tony Richardson, y hermana de la también actriz Joely Richardson.
Así, Natasha se sumó a la actuación y lo hizo nada menos que de la mano de su padre, en “La carga de la brigada ligera”, en 1968. Fue el comienzo de una prolífica carrera que incluyó títulos como la versión cinematográfica de “The Handmaid’s Tale”, la emblemática comedia de los 90 “Juego de gemelas”, la extraordinaria “Una mujer llamada Nell” de Michael Apted, donde trabajó con Neeson, y la comedia romántica “Sueño de amor”.
Alcanzó a trabajar con su madre nada menos que un año antes de su muerte en la película “Pasión al atardecer” de Lajos Koltai.Respecto a su relación con Neeson, se conocieron en Broadway, en los ensayos para la obra “Anna Christie”. Sin embargo, en ese momento, en el año 1992, la actriz estaba casada con el productor Robert Fox. “Conocí a Liam en un mal momento, pero obviamente me enamoré”, llegó a manifestar. El sentimiento, claro, fue mutuo. “Su cabello caía en cascada. Lo recuerdo. Eso era muy, muy atractivo. Nunca había vivido ese tipo de situación de química explosiva.
Richardson le pidió el divorcio a Fox ese mismo año, hizo las valijas y partió a Polonia donde Neeson estaba filmando “La lista de Schindler”. Desde ese momento, su relación avanzó a pasos agigantados. En 1994 se casaron en su casa de Nueva York, siempre con ese perfil bajo que los caracterizaba como pareja, y en 1995 y 1996 les daban la bienvenida a sus hijos, Micheál y Daniel.