Por quinto año consecutivo, la asociación comunicativa Crónica Blanca Latina, con sede en la Ciudad de Buenos Aires, publicó su Vía Crucis para Comunicadores, en su edición 2021, para ayudar a los comunicadores católicos a vivir plenamente la ya inminente Semana Santa. Este año, 15 periodistas de 12 países, entre las que se encuentran Italia, Estados Unidos, Colombia, Brasil, España, Francia, Argentina, Chile, Panamá, Austria, Bolivia y Perú participaron de esta versión.
Se trata de quince meditaciones ilustradas con fotografías que relatan las catorce estaciones tradicionales del Vía Crucis, más la decimoquinta que contempla la Resurrección de Jesús. La edición está prologada por el Dr. Andrea Tornielli, Jefe de Redacción del Dicasterio Vaticano para la Comunicación. En este prólogo, señala la feliz coincidencia de que, por estas fechas, San Juan Pablo II encomendó a un grupo de periodistas las estaciones que el Papa reza tradicionalmente el Viernes Santo en el Coliseo Romano.
Tornielli, además, destaca: "El periodismo, cuando es fiel a su misión, es siempre una búsqueda apasionada de la verdad de los hechos y un intento de contarlos al público de lectores o espectadores, sin prejuicios, sin simplificaciones ideológicas ni atajos convenientes, sin lenguaje de odio o burla".
Hombres y mujeres de medios escritos, televisivos, de oficinas de comunicación, de radios y de redes sociales, se reunieron para llevar a cabo esta iniciativa, que, como siempre, se espera sirva como alimento a una "espiritualidad profunda" del profesional de la comunicación que le ayude a ser fiel a su misión y vocación.
Diferentes periodistas invitan a reflexionar sobre cada una de las estaciones del Vía Crucis. Una de las más destacadas, por ejemplo, es la de XIV Estación, que versa sobre la sepultura de Jesús. José Villanueva Barrón, periodista peruano que trabajó en Radio Vaticana, trae el ejemplo de Damaris, una joven universitaria cuyos padres contrajeron COVID.
El colapso del sistema sanitario los obligó a esperar tres días para conseguir camas UCI en el hospital y recibir la atención necesaria. El virus se había ensañado con el padre de Damaris, quien empezó a tener dificultades para respirar. Necesitaba oxígeno para seguir viviendo, pero la escasez de este recurso en Lima hizo que su situación se agudice y muriese.
Damaris era hija única y no tenía más familiares que la apoyaran económicamente, para adquirir oxígeno para su padre. Ella tuvo que velar sola a su padre, sin la compañía de su madre, quien aún sigue hospitalizada. "Así como Damaris, podemos imaginarnos aquel episodio cuando el cuerpo de Jesús era sepultado. Solo un grupo de personas se encargó de embalsamar el cuerpo, ya que el Sabbat se acercaba. La misma soledad y frustración de Damaris, podemos verla reflejada en la de María y los discípulos, quienes seguían constantemente a Jesús, pero no podían hacer nada contra la voluntad del Padre, con la esperanza de que llegue el tercer día, donde Él resucitará según lo dijo y en el cual también todos resucitaremos con Él", concluye esta meditación de Villanueva Barrón.