La reina Isabel II del Reino Unido despidió a su esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, con quien estuvo casada durante más de 70 años, que falleció el 9 de abril a los 99 años en el Castillo de Windsor.
La monarca estuvo acompañada por un reducido grupo integrado por 30 de los miembros más cercanos de la familia real británica, debido a las restricciones del coronavirus.
El funeral se llevó a cabo en la Capilla de San Jorge, adyacente al castillo de Windsor a las 15:00 hora local (11:00 de Argentina) y después fue enterrado en la cripta real.
El féretro fue transportado horas antes desde una capilla privada del castillo en un coche fúnebre Land Rover especialmente adaptado que el mismo duque ayudó a diseñar.
El féretro fue escoltado por efectivos del Primer Batallón de la Guardia de Granaderos de la Compañía de la Reina, acompañados por el Decano de Windsor.
El estandarte personal del Duque cubría el féretro, que fue decorado con una corona de flores, su gorra naval y su espada.
Todos los detalles y actos previstos para fueron pedidos y organizados por el propio duque antes de su muerte.
Entre los asistentes, un pequeño coro de cuatro intérpretes ubicado en la Nave de la capilla cantó piezas musicales elegidas por el duque e incluye el himno "Eternal Father, Strong to Save", tradicionalmente asociado a los marinos.
La Banda de la Guardia Granadera, de la que el príncipe fue coronel durante 42 años, lideró la procesión fúnebre en dirección a la capilla de San Jorge, seguidos de altos mandos del Ejército.
El Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, que casó a los Duques de Sussex en la misma capilla, dio la bendición.
Minutos antes de que comience la ceremonia, el ataúd fue recibido por miembros de la familia real que caminaron en procesión.
Los miembros de la realeza no usaron uniforme militar en el funeral del príncipe Felipe. Llevaron traje.
La reina y la familia real comenzaron un duelo que se extenderá durante dos semanas, mientras que el Reino Unido entró hace ocho días en un luto nacional, donde las banderas están a media asta, los presentadores de televisión visten de negro y el Parlamento no puede aprobar ninguna nueva ley.