El ciberbullying es una realidad cotidiana. Es un fenómeno de violencia tal, que trasciende los espacios escolares y acosa a quien lo padece en todo lugar las 24 horas del día. Tiene grandes diferencias con el bullying tradicional o “cara a cara” ya que en el primero, la situación se da en un tiempo y con una audiencia limitada; mientras que en el ciberbullying, la víctima puede sentir que todos los límites son traspasados, aún en la privacidad de su habitación puede sentir el acoso, una imagen o video se puede viralizar y llegar a millones de espectadores, sin límites geográficos. De hecho, hay supuestos “memes” que son conocidos en el mundo entero.
Son millones las personas en todo el mundo, en especial adolescentes y jóvenes, que han incorporado internet en su vida diaria, en sus comunicaciones y en sus relaciones. Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones están revolucionando las relaciones humanas y llevándolas a nuevos niveles. Se define, entonces, el ciberbullying como una acción agresiva e intencionada, realizada por un grupo o una persona, utilizando las formas electrónicas de contacto de forma repetida y contra una víctima que no tiene la capacidad de defenderse fácilmente.
Aumento de ciberbullying en pandemia
Esto es parte de lo que se viene viviendo desde que comenzó la pandemia, según un estudio realizado en Argentina un 70% de las personas pasaron de estar entre 1 y 3 horas diarias en internet a permanecer 7 horas o más diarias conectados. Este aumento de tiempo ocupado frente a una pantalla, hizo que hubiera, como consecuencia directa, un aumento de la cantidad de casos de ciberbullying registrados.
Según este estudio hecho con más de mil encuestados, un 77 % de quienes respondieron vivieron una instancia de ciberbullying como víctima y un 82% fueron testigos de alguna instancia de ciberbullying. Estos datos nos alertan de una realidad, y que el ciberbullying está presente y en aumento.
Vida "real" y "virtual" para los chicos
En la actualidad, para un niño o adolescente no hay diferencia entre la vida “real” y la “virtual”. Ellos reproducen en la vida virtual muchas cosas que los adultos realizaban en la vida real, relaciones, socialización, juegos. Y con la pandemia hasta clases y grupos de estudio, pasan por la vida digital.
Para ellos internet es parte de sus vidas y no es algo de lo que puedan prescindir. Por esta razón es muy difícil, en ocasiones, darse cuenta cuando un niño o adolescente está sufriendo de ciberacoso. Sucede que, a diferencia del bullying tradicional dónde la víctima no quiere ir a la escuela y sufrir el acoso, en este tipo de bullying la victima no sale del espacio virtual, de hecho, entra constantemente a sus redes para certificar si las agresiones continúan, lo que lo pone más ansioso.
Por esto es conveniente acompañar a niños y adolescentes en el uso de internet, y brindar espacio de escucha para que, si están sufriendo algún tipo de violencia puedan expresarlo. En las víctimas, con el ciberbullying se empeora el sufrimiento y la inseguridad a causa de la falta de previsión de los ataques, generalizándose su ansiedad anticipatoria, el estrés y la depresión. Más allá de esto las consecuencias pueden ser muy variadas y extremas, por lo que no hay que tomarlo como una simple picardía de niños.
La importancia de estar atentos
Es importante, frente a esta situación, prestar especial interés en los testigos de estas agresiones. Los testigos muchas veces no son conscientes de su rol como tal, y sin quererlo comparten imágenes o videos que son perjudiciales para otros, viéndolo como una gracia. Como las relaciones son a través de las pantallas, es mucho más difícil desarrollar empatía, y se aceptan situaciones que en la vida real no serían permitidas. Por esto, es bueno acompañar y ayudar a pensar que, sí una imagen se burla o afecta a otra persona, por más graciosa que parezca puede estar lastimando el autoestima de alguien y no conviene compartirla.
La violencia que conllevan tanto el bullying como el ciberbullying, no es un problema de niños. Se trata de un problema social ante el cual es trascendental que respondamos como sociedad, haciendo a un lado la indiferencia y comprometiéndonos a acompañar a las nuevas generaciones en su desarrollo. Conocer poco de internet o redes no es una excusa, la posibilidad de diálogo y acompañamiento siempre está presente.