Brooke Shields no la ha pasado nada bien en los últimos meses. La actriz que se hiciera conocida por La laguna azul, el mítico filme de la década del 80, se fracturó el fémur de la pierna derecha mientras se ejercitaba, en enero pasado. Y lo que podría haber sido la recuperación normal de una fractura, se complicó con una infección por estafiloccocos, por lo que la actriz tuvo que someterse a varias cirugías.
“Creo que casi ha sido la mayor bendición hasta la fecha porque me doy cuenta de lo luchadora que soy”, declaró la actriz de 55 años en entrevista para Good Morning America, ya recuperada. “Hay tantas cosas que podrían haber pasado, me siento tan afortunada. Me siento tan afortunada de estar viva”, aseguró.
Al recordar el momento en que se lesionó, Shields confesó que el dolor fue insoportable. “No recuerdo cómo estaba, empecé a gritar. Solo estaba gritando, y nunca había gritado así. Ni siquiera en el parto”, rememoró.
La actriz contó que tras lesionarse gravemente fue trasladada de urgencia al hospital, donde fue operada y para reparar la fractura, se le colocaron dos varillas de metal en la cadera. Sin embargo, al día siguiente sintió más dolor y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente por segunda vez, para agregar más varillas y una placa de metal.
No obstante, cuando comenzaban a cicatrizar sus lesiones, una infección en su brazo, en el sitio de la vía intravenosa, la volvó a llevar al hospital, donde permaneció por dos semanas más. En ese periodo, por los protocolos reinantes por la pandemia, no pudo recibir visitas, lo que hizo más complicada la situación.
“Una vez que el miedo se apoderó de mí, fue cuando comencé a flaquear. No creo que alguna vez haya tenido más miedo porque estaba indefensa”, confesó. Y añadió que pensar en su familia fue su mayor motivación en esos días tan duros. “Tuve que mantener la calma por mi familia, porque nunca regresaría a casa… "Mis hijas me preguntaron si pensaba que iba a morir”, reveló la actriz, que ya está en plena recuperación.