Quién haya vivido los años noventa, sabe de lo que significó Ski Ranch en aquella época, y es imposible no relacionarlo con el nombre de Liz Fassi Lavalle. Ella, junto a su ex marido, Omar, eran los dueños de este lugar frecuentado por personajes VIP´s -políticos, celebridades o deportistas-. Ubicado en Costanera Norte, fue un restaurante emblemático de la década.
Ella, rubísima, solía salir en las tapas de la revistas que mostraban la noche porteña. Tenía tanta exposición mediática como cualquiera de los famosos que pasaban por su restaurante. Hasta que una investigación por evasión impositiva pateó por los aires este mundo de flashes, llevó a la cárcel a su marido por dos años, a ella a estar dos días detenida, y unas topadoras barrieron el local en 1997, por orden del entonces jefe de Gobierno porteño, Fernando de la Rúa.
"Aprendí que no se puede dar marcha atrás que la esencia de la vida es ir para adelante,que tengan un lindo día y nunca dejen De soñar💪💪♥️", escribe en uno de sus posteos en su cuenta de Instagram esta mujer que ahora usa el nombre de soltera, Liz Mazzini, ya que está separada de su marido, Omar Fassi Lavalle, y que eligió salir adelante de la mano de la meditación.
En una entrevista que dio a Diario AR, contó cómo vive hoy. "Sé que me siento feliz con mis logros, que fueron siempre con mucho esfuerzo, con mucho trabajo, con mucha pasión. Todo lo que hago lo hago con pasión. Pero me costó, pagué un precio muy alto. Siento que por mi exposición pagué un precio muy alto", se lamenta y por eso decidió ahora cultivar un perfil bajo.
"Yo me vi muy vulnerable, me sentí muy sola. Y sentí que tenía que proteger a mis tres hijos, que son mi eje, mi esencia, mi vida, ¿entendés? Entonces ahí dije: “Quiero cambiar mi perfil”. Ahí es donde elegí tener un perfil más bajo. En un momento sentí culpa por exponerme tanto", explica esta mujer que desde 2004 se dedicó a la organización de eventos para grandes empresas y en 2019 se asoció con el dueño de Mr. Pollo, un local de comida peruana en el barrio porteño de Palermo.
Y recuerda "tuve un golpe muy fuerte, que fue perder a mi papá a los 15 años. Así, de un infarto de miocardio. Habíamos vuelto de las vacaciones y teníamos que seguirlas y cuando se acostó no se despertó más. Para mí eso fue un antes y un después. Ahí vi a una mamá que amo, –que es mi ejemplo, que es mi luz– vulnerable, solita, con tres chicos. Mi hermana de un año, mi hermano de 13 y yo de 15 años. Mi mamá nunca había trabajado y siempre dependía de mi papá. No sabía cómo encarar la vida. Y dije: “No quiero que me pase esto”".
Destaca que la época de Ski Ranch la llena de alegría y de orgullo: "Hice feliz a mucha gente". Pero aclara: "No miro para atrás. Busco nuevos desafíos. Y pienso que si tienen que pasar las cosas era porque tenían que pasar. De hecho, cuando pasó, yo me acuerdo que me junté con el doctor De la Rúa y le ofrecí hacer una plaza (en el lugar de Ski Ranch), ayudar a más gente. Y nada, era una necedad, era una decisión política tomada. Eso me decían. Entonces decidí soltarlo y replantear para dónde iba mi vida".
Sin embargo, reveló que estuvo a punto se suicidarse, pero gracias al apoyo de su familia -de su madre y sus tres hijos (Michel, Máximo y María Victoria)-, no llegó a concretarlo. Máximo y María Victoria viven en Brasil; Michel, que es artista plástico y empresario, se quedó. Los tuvo muy joven: a los 19, a los 20 y a los 21.
A sus hijos suele dedicarles muchos de sus posteos de Instagram. A Michel, le escribió: "Gracias amado hijo por tan lindo regalo, esta Leona maravillosa, así me siento frente a la vida, y para protegerlos a mis hijos y mis seres queridos, enfrentar la vida, por siempre, agradezco por tanto amor que me están dando y demostrando por mi cumpleaños. Pido por todos los que están mal por los médicos y por el mundo que pronto volvamos a abrazarnos y poder dar amor y no perdamos la sonrisa ,gracias a todos los que me saludaron. Les mando mucho amor y abrazos 🌹🌹🥰🥰💋💋💋💋💋"
Fueron los dos hijos que viven en Brasil los que llevaron a su mamá al camino del yoga y la meditación. "Armaron un retiro en Brasil que se llama Surf, Yoga & Music. Así salvaron a mucha gente que, teniendo todo, no encontraba la felicidad. Y yo hice también ese retiro, los acompañé", contó Liz.
"Cuando empecé a conectar con todo eso dije: “Esta es la de verdad. Esto es nuestra esencia, si seguimos por este camino va a ser medicación o meditación”. Y yo quiero hacer meditación", asegura.
Dice que es feliz ayudando al que lo necesita, que aplica su faceta de empresaria a ayudando a diferentes fundaciones. "La vida es frívola o no. Yo considero que tuve una vida de lucha, de trabajo. Que sí, me expuse socialmente o voy a eventos. No es un pecado. Ahora aprendí a ir a eventos más solidarios. Me encanta el poder ayudar. Pero ponerme un lindo vestido o ponerme coqueta es parte de que gusta ser así y no es pecado. Sí me gusta ir más liviana ahora. Creo que hoy es una forma más de vida que no me importa, voy como tengo ganas. Ya no estoy con cómo me está mirando el otro. O que me juzguen", dice totalmente convencida.
Medita, practica yoga y también, yoga kundalini. Empezó a cuidar su alimentación. "Dije: "Voy a levantar mis defensas". Empecé a comprar cosas más saludables, a tomar mi complejo vitamínico y a consumir ajo. Recomiendo un diente de ajo para prevenir todo", señala.
Y agrega: "El meditar me hizo sentir más segura, sentir más claridad, proyectar qué es lo que quiero en mi vida. Primero, fundamentalmente es quererte vos, ayudarte vos. Y estar bien con vos. Y darte tu tiempo".