Quien vivió en los setenta, pasó por la experiencia de pasarse horas sentada mientras te trenzaban el pelo igual que ella. Había que ser paciente y las trencitas quedaban tan tirantes que dolía el cuero cabelludo. Pero no nos importaba porque todas queríamos ser Bo Derek, la mujer que corría en la playa en la película "10, la mujer perfecta", y movía esa cabeza llena de diminutas trencitas al compás de sus pasos sobre la arena. Esta imagen de Bo y mismo el nombre de "mujer perfecta", respondía a los cánones de aquella época. Hoy sería inconcebible esta imagen en tiempos de body positive en los cuales no se habla de cuerpos perfectos, sino de cuerpos reales.
Pasó el tiempo, pasaron los ochenta y poco se supo de ella hasta hoy que la actriz estadounidense fue nombrada embajadora turística de Ecuador en reconocimiento a su contribución por dar a conocer los atractivos de esta nación andina a escala internacional.
La designación fue entregada por el ministro de Turismo, Niels Olsen. Derek, quien saltó a la fama en 1979 con el filme "10" ("10, la mujer perfecta") y por el cual fue nominada a los Globos de Oro, mantuvo una reunión con el ministro en la ciudad costera de Guayaquil (suroeste). Durante la cita también estuvo presente la embajadora de Ecuador en Estados Unidos, Ivonne Baki.
La actriz, que pertenece a la Fundación para la Conservación de las Galápagos, es reconocida por apoyar diversas campañas medioambientales en las islas y, por ello, el documento entregado resalta "la invaluable contribución que ha realizado al turismo y la promoción del Ecuador en la comunidad internacional".
La designación como embajadora turística se otorgó en el marco del mes de la reactivación de Galápagos y fue una oportunidad para dar a conocer la campaña de promoción "Breathe Again" (Vuelve a respirar), que invita a los turistas a visitar las islas Galápagos, un destino abierto, lleno de naturaleza y con sostenibilidad.
De ser un mito erótico al perfil bajo
Ella corría enfundada en un traje de baño beige, en cámara lenta, mientras sus trenzas vuelan. Se llama Jenny y es el objeto de deseo de un hombre que atraviesa la crisis de los 40 y ha puesto patas arriba su vida para perseguirla. En esto consistía "10, la mujer perfecta". Dudley Moore era el protagonista, Julie Andrews, su novia, y Bo Derek (Jenny), la mujer perfecta, la fantasía de este hombre común y corriente.
En el casting, la actriz superó a grandes estrellas como Melanie Griffith, Kim Basinger y Tanya Roberts. Y eso que ella sólo había trabajado en Orca: La ballena asesina y en alguna que otra película soft porno de su marido el director John Derek.
La famosa escena de ella corriendo en la playa, la tuvo que repetir tres veces, pero terminó siendo lo mejor de la película y lo que todo el mundo recuerda de ella. John Derek le había sugerido probar algo diferente en el pelo y así nacieron aquellas trencitas, un peinado originario de la tribu Fulani y que se convirtieron en tendencia en aquel momento.
El nombre de Bo Derek comenzó a sonar fuerte. Sin embargo, no era su nombre real: se llamaba Mary Cathleen Collins. Hija de un fabricante de material náutico y de la peluquera de Ann-Margret, que en segundas nupcias se había casado con alguien con buenos contactos en Hollywood. De ahí nació la relación con John Derek que era director y le ofrecía un papel en una película que iba a rodar en Grecia. Tenía apenas 15 años, 30 años menos que Derek que, además, estaba casado con Linda Evans, y antes había sido esposo de Ursula Andress y Pati Behrs.
La adolescente y el maduro hombre casado se enamoraron en las playas de Mykonos. Como en California estaba vigente la Ley Mann que trataba de evitar la trata y especialmente el sexo con menores de edad, no volvieron a Estados Unidos hasta que Bo, cumplió los 18. Se casaron en 1976, pero siguieron viajando por todo el mundo.
Ella tuvo dos películas después de "10, la mujer perfecta": "Bolero" y "Tarzán, el hombre mono", donde se ponderaron sus curvas, incluso tuvo una escena montando desnuda a caballo, pero la crítica la defenestró. Luego llegó "Los fantasmas no saben hacerlo", otro subproducto erótico en el que compartía humillación escénica con Anthony Quinn y Donald Trump. Lo llamaron "abominación cinematográfica".
Su trabajo en el cine ha dejado lugar a su otra pasión: la naturaleza. Ella dice que cuando mientras otras familias dedicaban los domingos a ir a la iglesia, la suya se sentaba a leer National Geographic. Es una amante de los caballos y en 2002 publicó su autobiografía titulada Lecciones de equitación: todo lo que importa en la vida que aprendí de los caballos.
Tras 22 años de matrimonio, John falleció a causa de un enfisema en 1998. Se relacionó con Kiefer Sutherland y con Ted Turner, pero en modo "cita a ciegas" llegó a su vida John Corbett y no se separaron más. Fue a fines de 2002 cuando Corbett estaba en la cima de su popularidad gracias a Sexo en Nueva York y Mi gran boda griega, pero no tenía con quién ir a la fiesta de los Oscar... Entonces, el agente Norby Walters, amigo del actor, buscó en su agenda y la llamó a Bo. Nunca imaginó que iba a ser el celestino de una relación que ya lleva 19 años.
