"Necesito ayuda profesional". El pedido de Iker Casillas (40) en la revista española Diez Minutos tras separarse de su pareja, Sara Carbonero (37), sonó a desesperación. Y causó mucha preocupación leer el titular de "Estoy agotado física y mentalmente" en el mismo medio y supuestamente en boca del histórico arquero del Real Madrid y la Selección española. Sin embargo, cuando comenzaban a sonar las alarmas por el estado anímico del futbolista, salió a desmentirlo con un tuiter:
"Estoy agotado física y mentalmente... Llevo muchas cargas encima a nivel familiar. Estoy necesitando ayuda profesional", habría expresado Iker en aquella entrevista que dice no haber existido.
Según Diez Minutos, Iker habría hablado con Jordi Martín, periodista de la revista que declaró qu el futbolista le habría dicho: "Estoy muy cansado de todo y he decidido abrirme contigo, aunque esta conversación puedas enseñarla, no me importa... Mi vida es hoy, 7 de junio [fecha en la que supuestamente se produjo el encuentro], y mañana no sé dónde voy a estar."
Pero por qué Iker publicó en Twitter el posteo en el que le pide cuentas al director de la publicación: "Rotundamente falso que haya dado unas declaraciones a esta revista". Raro.
Una historia de amor que terminó mal
Después de haber conseguido la Copa Mundial de Sudáfrica 2010, el capitán de la Selección de España le daba un beso a la periodista durante una nota en vivo. Años después, Casillas y Carbonero se casaban en Boadilla del Monte (Madrid) el 20 de marzo de 2016.
La pareja había superado una crisis hace dos años, ambos se apoyaron ante la adversidad. La última etapa de su aparente idílica vida en Oporto fue un suplicio. Solo soportable por no compartir espacios comunes y tener la mínima relación que exigía la imagen familiar para sus hijos.
En verano lograron disimular la distancia con la coartada de que el Covid les impedía viajar. La realidad es que Sara estuvo en Corral de Almaguer arropada por los suyos e Iker se refugió en su querido Navalacruz apoyado por sus amigos de siempre. Parecía que tras un verano de reflexión habían encontrado un equilibrio que les permitía respirar y hacer vidas separadas. Habían superado momentos y etapas peores.
Y en marzo de este año, tras semanas de rumores, la pareja confirmaba su separación tras más de una década de amor pero teniendo claro que siempre serán una familia por el bien de sus hijos, Martín y Lucas.
"El respeto, el afecto y la amistad permanecerán siempre. Nuestra prioridad es desde el cariño y el compromiso, compartir el bienestar y la educación de nuestros hijos y protegerlos para que crezcan en un entorno estable y saludable", se podía leer en el comunicado que compartieron en sus redes sociales.
A mediados de abril, firmaron su divorcio sin ningún conflicto. Ella tiene la custodia de los niños y el futbolista disfruta de una régimen de visitas muy flexibles y se hace cargo de los gastos de su educación. Pero evidentemente, Iker está atravesando tiempos turbulentos.