Karina Gao es la protagonista del Book de esta semana de Para Ti y nos contó cómo y cuándo conoció a su marido, el francés Dominique Croce.
“Al Franchu (asi lo llama ella) lo conocí en París, cuando viajé a estudiar: el es ingeniero y fue compañero mío durante el último año del máster en Administración de empresas que hicimos”, cuenta la cocinera de Flor de equipo.
“Un día le propuse hacer un mini tour gastronómico porque yo ya estaba por volver a la Argentina y quería comer ciertas especialidades francesas en determinados lugares -que ya tenía elegidos porque los recomendaba Lonely Planet- antes de partir. Asi que te diría que nuestras primeras citas fueron asi: almuerzos en diferentes restós franceses que yo quería conocer” continúa.
Atento y protector
Parece ser que, al principio, Dominique sólo pretendía ser amigo de ella….O eso pensaba Karina. “Fueron varios meses de salidas y no pasaba nada porque primero él se hacía el amigo y yo no entendía bien si quería algo más o estaba todo bien asi. Era como muy ambiguo. Hasta que un día nos besamos y bueno, entendí que la amistad era sólo el primer paso”, afirma Gao.
Según la cocinera hubo varias cosas que le gustaron de Dominique, no bien lo conoció. “Me gustaba mucho él, físicamente, y algo que me llamaba la atención y me sorprendía es que era muy amoroso con su mamá: la llamaba todos los días por teléfono”, relata.
“Yo siempre tengo muy presente una frase que dice: “El que trata bien a su mamá también te va a tratar bien a vos” y Dominique es un claro ejemplo de eso. Es un hombre muy atento, protector y cariñoso. Todo eso me gustó desde el primer día”
Un hombre que sabe cuándo poner el cuerpo
Como ejemplo de lo atento que es Dominique, cuenta una anécdota que lo pinta de cuerpo entero. “Un día organicé una comida africana con amigos en mi departamento de París y necesitaba ayuda para hacer las compras: el primero en ofrecerse a acompañarme al mercado fue él y eso ya me gustó porque demostró ser colaborador”, explica Karina.
“Pero esto no fue todo. Cuando llegamos a casa descubrí que estaba tapada la pileta de la cocina y era un lío cocinar asi… ¡Me quería matar! El dejó las bolsas en el piso, se arremangó la camisa y, con las pocas herramientas que había en mi casa, destapó todo. Creo que ese gesto terminó de enamorarme por completo”, concluye la cocinera entre risas.