Mar del Plata es una de las ciudades más bellas de nuestro país, amada por los argentinos por todo lo que ofrece a la hora de veranear. Pero, podemos decir que es mucho más que eso, ya que cuenta con un riquísimo patrimonio escultórico que adorna sus plazas y las llena de historia. La "guardiana" de esos "pedacitos" de cultura es la restauradora Costanza Addiechi, quien trabaja para la Municipalidad de General Pueyrredón hace ya seis años restaurando las obras de arte emplazadas en los diferentes espacios públicos de la ciudad.
Durante su gestión ha recuperado incontables obras, como Mujer Bañándose (una obra hecha de mármol de Carrara), Venus de Milo ( realizada por una de las fundidoras de arte más importantes del mundo, Vald’D Osne de París), el monumento a Alfonsina Storni, Diana la Cazadora y el Copón de Mármol. Además, logró la reparación de las 19 farolas de la antigua Rambla Bristol (piezas diseñadas por el arquitecto francés Luis Jamin) y de ocho buzones históricos que aún se encuentran emplazados en la ciudad.
En diálogo con Para Ti, Costanza contó cómo fue que decidió dedicarse a esta profesión tan poco común: "Desde muy chica supe que quería ser restauradora, jugaba a serlo y ya a los 14 años empecé a estudiar con libros que llegaban de Europa, en una época donde no era tan fácil encontrar bibliografía del tema", comienza relatando.
Su interés y curiosidad la llevaron a formarse, nada menos, que en la ciudad que en los siglos XV y XVI fue la cuna del Renacimiento, la época en la que se produjeron la mayoría de las obras artísticas más increíbles de la Humanidad. "Cuando tuve edad suficiente me fui a Florencia, obtuve becas, trabajé para restauradores reconocidos y comencé allí un camino que hoy mismo continúo", detalla y añade que continúa formándose constantemente. "Me encuentro cursando la segunda maestría de mi carrera y el año próximo inicio un posgrado de patrimonio en Italia. Me apasiona lo que hago".
Su lugar de trabajo son las plazas o cualquier espacio abierto donde haya una obra para recuperar. Una de las dificultades a las que debe hacerle frente es al clima, algo que a ella no parece importarle demasiado: "A veces es difícil por el esfuerzo físico que implica, además del frío y el calor extremo pero ni por un segundo eso me detiene. Amo mi profesión y tengo el privilegio de poder contribuir con la recuperación de partes de la historia de mi ciudad", cuenta con entusiasmo.
Un plus de trabajar en lugares públicos es el contacto con la gente, que suele acercarse a ella para hacerle preguntas o comentarios: "Mi mejor lugar es la plaza donde se encuentran la mayor parte de los monumentos, es el lugar donde soy feliz. La gente pasa, pregunta, agradece y valida, enaltece mis ganas de seguir haciendo".
En este sentido, Costanza hace hincapié en la importancia de la concientización sobre el valor de las piezas de arte: "Entendemos que, además de la tarea técnica de restauración de las obras, es indispensable generar conciencia acerca de su cuidado para garantizar la preservación en el tiempo. Por eso, en paralelo, realizo acciones destinadas a la difusión de la importancia histórica, visitas guiadas para marplatenses y turistas y actividades para los colegios. Además de establecer, a través de ordenanzas, la legislación necesaria para protegerlas". Sobre este punto nos cuenta que en sus pocos ratos libres está escribiendo un libro que documenta el tema y que espera editar para fin de año.
Lamentablemente, es frecuente encontrar monumentos vandalizados, muchas veces poco tiempo después de que ella haya terminado su labor de restauración. Pero eso no la desanima, sino todo lo contrario: "Cada día es un nuevo desafío, cada obra es única en sí misma. Los materiales, las patologías que sufren, los hechos de vandalismo son variados y hacen que ningún día sea igual al anterior".