La palabra “amigo” se usa con tanta frecuencia últimamente que ha perdido su significado. Nos conectamos con personas en redes sociales y las llamamos amistades.
Nos referimos a compañeros de trabajo o clase, y también a vecinos, como amigos. Catalogamos como amigos a individuos que hemos conocido unas cuantas veces o que conocíamos en la secundaria y tenemos años sin contactar.
Entender el significado de la amistad verdadera y qué implica ser un buen amigo es una de las tareas más importantes que asumimos en nuestra vida. Tener un verdadero amigo en tu vida es una bendición.
Del mismo modo, una mala amistad puede de hecho entorpecer tu crecimiento. A menudo no sabemos o no entendemos qué define una amistad real y, por lo tanto, no actuamos en consecuencia. Para hallar un amigo verdadero, tenés que ser un amigo verdadero.
3 preguntas claves
Aquí tres maneras de saber si sos una buena, si cumplís con todas ellas podés quedarte tranquila: lo sos.
1. ¿Solo les deseas cosas buenas a tus amigos? Muchas de nuestras amistades comienzan con intereses en común. Nos gustan las mismas películas, la misma música, los mismos pasatiempos o actividades, y disfrutamos de la compañía mutua. Pero la amistad verdadera es mucho más que disfrutar la compañía de alguien:significa desear cosas buenas por otra persona tanto como para vos mismo, sin ningún aspecto de envidia.
Esta es una de las razones por las que la amistad es una parte tan poderosa de nuestro proceso espiritual. Ver que alguien es exitoso puede hacernos sentir insuficientes. Podría hacernos querer reducir a la otra persona con comentarios negativos o ironías. Quizá comencemos a chismear sobre ella. Tratamos de sabotearla de alguna manera para hacernos sentir mejor, aun si lo hacemos inconscientemente.
No podés ser un buen amigo si albergas rabia, resentimiento o envidia por esa persona. Un verdadero amigo es alguien que genuinamente desea cosas buenas para vos y viceversa.
2. ¿Cuánto compartís con tus amistades? Suele haber un aspecto de ego cuando se trata de amistades. Nos preguntamos: ¿Está haciendo suficiente por mí? ¿Me llama tanto como yo la llamo? ¿Me apoya de la manera que necesito?
La verdad es que no podés ser un buen amigo cuando te concentrás únicamente en lo que recibís (o dejás de recibir) de la relación. La amistad es una de las formas más elevadas de espiritualidad porque significa poner al otro primero. Implica que seamos altruistas.
Ser altruistas es más que el simple deseo de compartir con nuestros amigos, tenemos que demostrarlo efectivamente con nuestras acciones. Preguntate: ¿Cuánto estoy compartiendo con mi amigo? ¿Disfruto compartir con él/ella o sólo valoro la relación porque me aporta algo que necesito?
La amistad verdadera es recíproca, por supuesto. Es una vía de doble sentido que requiere que ambas partes compartan mutuamente. Pero concentrarnos en nuestro dar en lugar de nuestro recibir abre las puertas para que esa relación se convierta en algo verdaderamente significativo.
3. ¿Aceptás por completo a tus amigos? Todos tienen cosas que trabajan por mejorar y a veces esas cosas pueden sacarnos de nuestras casillas. En algunas de nuestras relaciones, a menudo decidimos tan sólo tolerar esos aspectos de la otra persona, sabiendo que no podemos cambiarla. No nos agradan tales cosas, pero nos resignamos a simplemente lidiar con ellas. El problema con esto es que, hasta que no aceptemos por completo todas las partes de la otra persona, seguiremos manteniéndola a distancia.
Aceptación significa ver todas las partes de otro individuo y quererlo sin juzgarlo. Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Implica trabajo de nuestra parte crecer para ser personas más abiertas y receptivas, tanto dentro como fuera de la relación. Esto no significa que tengamos que hacer la vista gorda ante las áreas en que nuestros amigos necesitan trabajar. De hecho, nos permite abordar a nuestros amigos constructivamente con amor y sin prejuicios cuando necesitan orientación, consejos o sabiduría.
Todos necesitan al menos una persona con la cual se puedan abrir por completo, sabiendo que no serán juzgados. Esto nos permite ser vulnerables con otro individuo. Cuanto más profunda es la amistad, más corazas podés quitarte ante esa persona. Es importante preguntarnos: ¿Estoy tolerando cosas de este amigo o lo estoy aceptando incondicionalmente?
Una inversión que vale la pena hacer
La amistad es trabajo arduo y puede ser atemorizante. A la mayoría de nosotros nos ha lastimado un amigo en alguna ocasión. Se requiere valentía para comenzar amistades nuevas y ser vulnerables después de haber sido lastimados en el pasado. Mientras avanzamos en la vida y nos exponemos, nos van a lastimar. Es parte de la vida y parte de nuestro proceso de crecimiento. En la medida que mejoremos en cultivar amistades, esto ocurrirá cada vez menos.
Invertí tiempo, esfuerzo y atención en convertirte en un amigo mejor. Cuanto mejor amigo sos, mejores serán las amistades que atraerás y cultivarás.
Asesoró: Centro de Kabbalah de Buenos Aires