En este contexto de pandemia tan complejo, donde predominan la incertidumbre y el desconcierto por el futuro, el hogar tiene que convertirse en un espacio, donde nosotros, los adultos, generemos un clima de seguridad para los niños.
Para ello, las rutinas son fundamentales y necesarias, ya que las mismas permiten que les anticipemos a los niños las actividades que realizarán día tras día, así como también lo que esperamos de ellos, lo que les genera mayor seguridad a la hora de transitar su vida diaria. La previsibilidad, tanto en los adultos como aún más en los niños, nos prepara y nos dispone con mayor confianza y seguridad a encarar las actividades que componen nuestras rutinas.
Rutinas y límites
Y como toda rutina, tiene que ir acompañada de límites que día a día transmitiremos a nuestros hijos. Frases del estilo: “Ya es hora de dejar de jugar e irte a bañar" o "se terminó la hora de mirar los dibujitos, apagamos la tele y vamos a cepillarnos los dientes", suelen ser muchas veces momentos de tensión, malestar o discusión.
Y esto suele darse porque los niños en los primeros siete años de vida, se rigen por lo que se denomina principio de placer, esto significa que ellos quieren hacer lo que les genere bienestar y disfrute en el momento presente.
Desde edad temprana, a partir de los 18 meses, empiezan a manifestar su propia voluntad y a defender sus propios deseos e intereses, por lo que si nuestros pedidos o limites van “en contra” de lo que ellos desean hacer, van a tender a oponerse. En ese sentido, cuando los vemos jugando en su cuarto o en una plaza y les decimos que se terminó la hora de juego, su respuesta natural es la de negarse a dejar de jugar.
Pero teniendo en cuenta su perspectiva y su comportamiento en esta etapa del desarrollo, es importante tener presente que nuestro foco de atención tiene que estar puesto en que ellos cooperen con nosotros, brindándoles opciones dentro de los límites que queremos transmitirles para ayudarlos a desarrollar su autonomía y confianza en la toma de decisiones.
Estrategias para hacer de la rútina momentos lúdicos
Para ello, podemos apelar a diferentes estrategias para hacer de la rutina momentos lúdicos que nos ayuden a conectar y fortalecer nuestro vínculos con ellos/as. A continuación, podemos poner en práctica las siguientes ideas:
- Crear una rutina predecible, acompañándola con imágenes. Esto es lo que se describe como “normas visuales”: consisten en describir paso a paso las actividades que componen la rutina, como por ejemplo la de la noche, desde que inicia hasta que se quedan dormidos. Luego, tenemos que imprimir una foto o imagen de cada una de las actividades y por último, las pegamos en un fiche en el orden en el que el niño las debe hacer.
- Vincular aquellas actividades que generen más “tensión”, en algunos casos será la hora de bañarse, en otros cepillarse los dientes, entre otras, con algo lúdico y divertido: Por ejemplo, cambiando nuestra forma de comunicar nuestro pedido de “ya es la hora de irte a bañar”, por “vamos a jugar con el agua”.
- Brindándoles opciones o alternativas dentro de los límites que queremos transmitirles. Por ejemplo: En vez de decir “se terminó el tiempo de juego en la plaza”, podemos probar con “nos vamos del parque y podemos ir hasta el auto saltando como un canguro o como una rana”..
Cuando convertimos las actividades en un juego o un momento de conexión, es más probable que los niños cooperen y quieran realizar la actividad o el pedido que les estamos proponiendo. Las rutinas visuales serán el mapa que oriente y guíe el comportamiento del niño, por eso es importante establecerlas y anticipárselas para transmitirles seguridad, confianza y sobre todo para fortalecer nuestro vínculos con ellos. Conectemos con el "idioma" natural de los niños y niñas que no es otro que el juego.
Asesoramiento: María Laura Lezaeta, licenciada en psicología, M.N. 64105.