Luciana "Lucha" Aymar, una de las mejores jugadoras de hockey del mundo, nació el 10 de agosto de 1977 em Rosario. Fue declarada "Leyenda del hockey" por la Federación Internacional de Hockey y "Mejor Jugadora Mundial" en ocho ocasiones (2001, 2004, 2005, cuatro consecutivas de 2007 a 2010 y 2013).
Empezó a jugar al hockey sobre césped a los siete años en el Club Atlético Fisherton de Rosario y a los 13 pasó al Jockey Club de la misma ciudad. Luego jugo en clubes de Buenos Aires, como Quilmes Atlético Club -con el cual obtuvo el subcampeonato del Torneo Metropolitano Femenino en 2006-, y en GEBA, con quienes conquistó tanto la Liga Nacional Femenina de Hockey como el Torneo Metropolitano Femenino en 2008 y 2009.
Fue parte de Las Leonas entre 1998 y 2014 y capitana desde 2009, proclamándose entre otros títulos, bicampeona mundial en 2002 y 2010. Participó en cuatro Juegos Olímpicos, logrando cuatro medallas consecutivas, dos de plata en Sidney 2000 y Londres 2012, además de dos medallas de bronce en Atenas 2004 y Pekín 2008.
"No dormí nunca en 20 años de carrera", contó en una entrevista a La Nación la deportista de 43 años, que está esperando su segundo hijo -será una nena- con el ex deportista chileno Fernando González (41), su pareja. Su primer hijo, Félix, nació el 31 de diciembre de 2019.
Retirada hace ya 6 años y medio de la práctica profesional del hockey, en la misma nota Luciana dio detalles de cómo abordó su despedida del deporte. "Al principio, pasar por la situación de que muchas se fueran despidiendo, tu camada. Jugaba con chicas muy jóvenes, a algunas les llevaba 15 o 20 años. Me encantaba. Por momentos iba a la par de ellas. Pero cada vez va costando más, tu cuerpo no se recupera igual. Me empezaba a preocupar por cosas que pasaban dentro de la confederación, no podíamos jugar tranquilas. Había cosas que no sabíamos manejar".
El día siguiente a su retiro fue muy duro, según explicó: "De las peores cosas de mi vida", dijo. Y también admitió que se "obligó a dejar de jugar" y que alejarse de la exigencia deportiva le permitió empezar a disfrutar más de la familia.
"Fue una enseñanza muy grande, porque aprendí a tener más empatía, a disfrutar pequeños momentos, a compartir con mi familia, a tener más conexión, más diálogo. A tener una relación, con la que me siento bien, contenida. Tengo un compañero al lado. Sigo aprendiendo. Cuando empiezo a mirar fríamente, desde otro lugar... ¡Qué obsesión que tenía! ¡Era una extraterrestre!", admitió.
Luciana habló también de su entrega para el deporte, que debe ser, según su criterio, total. "El jugador tiene que estar para jugar, no en si cambia el entrenador o el kinesiólogo, el masajista, las becas", explicó. "El deportista tiene que saber apartar muchas cosas personales para poder jugar. Vos a veces te peleás con tu pareja, con un familiar, y tenés que jugar igual. Me costó eso al final", agregó.
Pendiente de los triunfos alcanzados por las Leonas en los Juegos Olímpicos de Tokio, Luciana no ha dejado de alentarlas a traves de su cuenta de Twitter. "¡La tercera es la vencida! ¡Vamos Leonas! Finalistas Olímpicas. Un partido con mucha actitud, garra, pasión e inteligencia para remontarlo", escribió la exdeportista luego del último triunfo del equipo nacional.
"Miro a las chicas y quiero estar ahí. Quiero estar ahí y hacer todo lo que hacía", declaró hace un tiempo acerca de su pasión por el deporte. Y agregó: "Amé jugar al hockey. Fui una obsesiva, con una exigencia enorme. Estoy orgullosa de lo que hice. Tuve costos grandísimos. Pasé por una etapa muy dura, angustiante y depresiva, pero lo estoy superando gracias al psicoanálisis".
Luciana reveló que ahora está disfrutando de su familia y de su pareja. "Estoy descubriendo otra etapa de mi vida. Soy la Luciana que disfruta de su familia y de su pareja, que conoce más su cuerpo y sigue investigando qué otras cosas la apasionan", contó en la misma entrevista.