Según una tradición con más de 400 años de existencia, cinco días antes o después del 30 de agosto se espera una tormenta: no una llovizna, sino un aguacero con truenos y relámpagos. Es en conmemoración del día de Santa Rosa de Lima, la patrona del Perú a la que se le atribuye haber detenido un ataque pirata en 1615.
Rosa, una santa venerada
Rosa de Lima fue la primera mujer de América latina convertida en santa. Su figura fue tan importante para Perú que, tras su muerte, fue proclamada patrona de ese país, como así también del Nuevo Mundo y Filipinas, aunque todavía no había sido reconocida su santidad por la Santa Sede.
En nuestro país fue proclamada la patrona de la Jura de la Independencia por iniciativa de Fray Justo Santa María de Oro, que también tenía como intención la creación de un convento de religiosas dominicas y un colegio gratuito para niñas. Su sobrino, Domingo Faustino Sarmiento, hizo realidad esta obra en San Juan y la llamó “Pensionado de Santa Rosa para Señoritas”, que sigue funcionando y ya cumplió 181 años de existencia.
La devota vida de Isabel, beatificada como Santa Rosa de Lima
Nació en Lima (cuando era el Virreinato del Perú) el 20 de abril de 1586 con el nombre de Isabel Flores de Oliva. Desde niña mostró hechos que fueron marcando su roce con la divinidad, ya que -según está descripto en su proceso canónico- una criada india y unas niñas aseguraron que su rostro se volvió una rosa en un acontecimiento prodigioso. Desde ahí fue llamada Rosa.
Desde muy pequeña sentía el llamado para meditar, ayunar y rezar, para lo cual se recluía en espacios solitarios. Además, según se acostumbraba en la época, se infringía además penitencias corporales y llegó a experimentar en su cuerpo el mismo sufrimiento que padecían los indios cuando eran azotados.
Santa Rosa ingresó a la Tercera Orden de Santo Domingo, en donde se convirtió en lo que hoy sería una laica consagrada. Su padre no quería que entrara al convento sino que se casara, ya que era una joven muy bella. Pero ella dedicó su corta vida al cuidado de negros, indios y enfermos considerados “asquerosos” por la sociedad.
Una de sus grandes obras fue convertir la sala de su casa en el primer hospital para mujeres angoleñas que no tenían donde parir con dignidad. Bautizó ese espacio donde las atendía y las cuidaba con el nombre “El Doctorcito”, en honor al niño Jesús.
Actualmente, el aljibe emplazado en la Basílica Santa Rosa de Lima, en Perú, recibe miles de cartas que los creyentes arrojan, recreando lo que hizo la joven siglos atrás, cuando tiró una llave con la que cerraba su cadena de tormentos.
Cómo nace la leyenda de la "tormenta de Santa Rosa"
Corría el año 1615 y un grupo de piratas holandeses habían apostado sus navíos en el puerto de Callao, en inmediaciones de la costa peruana, para invadir y saquear Lima. Al conocer la noticia del inminente ataque, Rosa acudió a la Iglesia Nuestra Señora del Rosario para suplicarle a la Virgen por la salvación de su pueblo, rogando que sobreviniera una tormenta que evitara el desembarco. Efectivamente, en el momento preciso, su pedido se hizo realidad y la invasión no se produjo.
Los fieles de la época atribuyeron la tempestad a los ruegos de la joven, ya de acuerdo al clima del lugar era muy poco probable que lloviera en aquella época. La interpretación de este hecho natural como un milagro de Rosa fue determinante para la canonización que el papa Clemente X le concedió en 1671. Según se documentó, hubo un hecho sobrenatural el día de su santificación: hizo llover rosas en el escritorio de Su Santidad cuando el la invocó para pedirle una prueba de su santidad.
Rosa falleció el 24 de agosto de 1617 por tuberculosis, por eso también es protectora de los tuberculosos. Después de fallecida, los devotos fueron a su casa y se abalanzaron sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta como reliquia. Incluso en su entierro, el ejército del virrey la custodiaba para impedir que fuera desvestida.
Qué dicen los expertos
En 2019, varios investigadores de la Universidad de Buenos Aires se propusieron analizar el origen de la leyenda de la tormenta de Santa Rosa y sus resultados fueron publicados en el sitio web oficial de la UBA.
Analizaron los registros del Servicio Meteorológico Nacional y observaron que, entre 1906 y 2019, solamente hubo 9 tormentas en Buenos Aires el 30 de agosto. Pero, considerando que también se tienen en cuenta los 5 días anteriores y posteriores de la fecha, en ese caso el porcentaje de tormentas registrado durante los últimos cien años es del 54 por ciento, con lo cual es posible afirmar que el mito tiene algo de realidad en la que sustentarse.
La investigación concluye afirmando que la tormenta de Santa Rosa “coincide con la llegada a la región de los primeros aires húmedos de la temporada post invernal, y lo mismo habrá ocurrido en 1615, coincidiendo con los rezos de Rosa y las mujeres de Lima”, afirma la profesora Paola Salio –investigadora del CONICET y del Centro de Investigaciones del Mar y de la Atmósfera y aclaró: “Se asocia con la tormenta de Santa Rosa a la primera lluvia fuerte de fines del invierno, e inicios de la primavera. Es la época en que arranca el flujo de humedad que llega desde el norte. Se trata de un fenómeno conocido como Corriente de Chorro en Capas Bajas de Sudamérica, y consiste en una corriente de vientos que transporta la humedad del Océano Atlántico hacia el Amazonas, y de allí hacia el sur, bordeando la cordillera de los Andes”, finalizó.
