Las revelaciones de una ex amante de John F. Kennedy - Revista Para Ti
 

Las revelaciones de una ex amante de John F. Kennedy

A los 63 años del asesinato del emblemático presidente de los Estados Unidos, una psicoterapeuta -que fue una de sus amantes en su juventud- brindó detalles de la relación secreta que tuvieron durante un año, de la que ella salió sumamente lastimada, para crear conciencia a las mujeres de evitar involucrarse en este tipo de "vínculos tóxicos".
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Una amante del ex presidente estadounidense John F. Kennedy, Diana de Vegh, rompió el silencio y confesó todo lo que vivió y sufrió con el objetivo de advertirles a las mujeres sobre lo que implica involucrarse con hombres poderosos en relaciones tóxicas.

Era apenas una estudiante cuando estuvo con el entonces senador, vínculo que duró un año y que la dejó con el corazón roto. Tiempo después, cenando sola en un restaurante de París, no podía creer la noticia que emitía el pequeño televisor apoyado sobre la barra del bar: el presidente John F. Kennedy había sido asesinado.

Diana mantuvo este secreto durante 63 años, aunque recientemente dio una entrevista con la revista New York Post. Allí explicó que su objetivo era dar a conocer su historia a modo de ejemplo y advertencia a las mujeres jóvenes que, como ella, acaban enredándose en romances tóxicos con hombres poderosos. “Esa idea de que ‘si te vas a la conmigo te haré especial’ es lo que subyace en casos como el de Harvey Weinstein o Roger Ailes”, aseguró De Vegh, quien explicó que al idolatrar a una figura como Kennedy acabó enamorándose de un hombre que en realidad no la quería. “Nunca esperé que se comprometiera conmigo, pero sí que me amara”.

La psicoterapeuta de 83 años recordó que el presidente empezó a echarle en cara que la notaba distante, cuando él distante era él. En 1962, su aventura terminó y se fue con el corazón roto a vivir a París. “Cuando Kennedy perdió el interés en mí, yo también perdí interés en mí. Tenía tan poca experiencia en el terreno de las relaciones adultas que no se me ocurrió pensar que una mujer pudiera enfadarse con un hombre, así que en lugar de eso la tomé contra mí misma”, recordó.

John F. Kennedy solía mandar un coche para irla a buscar en el campus donde estudiaba y llevarla a la ciudad en la que estuviera haciendo campaña, a su apartamento de Boston o al hotel Carlyle de Nueva York. Según De Vegh, esa rutina era la más práctica y conveniente, porque Jackie Kennedy no participaba en ese tipo de actos de campaña de poca escala. El círculo de JFK contribuía a mantener oculto el affaire y se deshacía en atenciones con la joven, dándole conversación o llevándole tazas de café. “Espero grandes cosas de ti, ya lo sabes”, recuerda que él le decía para que se sintiera especial.

Su affaire continuó en Washington, a donde ella se mudó para estar más cerca de su amante. Un día, poco después de la victoria de Kennedy en las elecciones presidenciales, la invitó a su casa de Georgetown, ya que se había enterado de que el padre de Diana era el mismo economista que recientemente había estado asesorándole, una coincidencia que distanció a los amantes. “No tenía nada en contra de mí, pero se dio cuenta de que podía ser un problema porque mucha gente conocía a mi padre. Sin embargo, no podía deshacerse de mí de golpe. Así que lo nuestro empezó a menguar”.

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