De todas las innumerables competencias por las que pasó en su vida, hay una que quedará para siempre grabada en la memoria de Roger Federer: los Juegos Olímpicos Sydney 2000. No tanto en lo deportivo ya que el suizo, que en aquel entonces tenía 19 años, había perdido la medalla de bronce.
Aunque en lo personal se podría decir que fue absolutamente exitoso: contra lo que todos le decían, se animó a besar a la entonces tenista Mirka Vavrinec, del plantel femenino de tenis que representaba a su país. En ese certamen desoyó rotundamente los consejos de su entorno, quienes le decían: "No lo hagas, no estés con ella".
Se ve que Roger desoyó los consejos e hizo lo que le decía su corazón: el último día en la Villa Olímpica, se animó a decirle lo que sentía y la besó. "No sabía que Roger era tan divertido", dijo la nacida en Eslovaquia poco después de aquel recordado beso. Eran días en los que Federer "no estaba seguro" de involucrarse con ella.
"Les preguntó a todos si debía estar con ella", afirmó uno de los entrenadores de Roger en esa época, el holandés Sven Groeneveld. "Pero lo que finalmente hizo fue la mejor decisión de su vida", aseguró el coach.
Desde entonces se hicieron inseparables. "Yo era un novato y no tenía idea de cómo organizarme. La realidad es que en esas dos semanas en Australia construimos una hermosa química. Y el último día, cuando todos partíamos a distintos destinos, llegó eso que fue algo más que un beso. Derivó en algo extraordinario para los dos", contó Federer alguna vez.
Mirka nació en Eslovaquia en abril de 1978 bajo el nombre Miroslava Vavrinec y se mudó junto a su familia a Kreuzlingen, Suiza, cuando tenía dos años de edad. A lo largo de su carrera participó de los cuatro Grand Slams, alcanzó el puesto 76º de la WTA en 2001 y hasta llegó a jugar dobles en tenis junto a quien es hoy su esposo, cuando disputaron la Copa Hopman, en 2002, perdiendo perdieron ante la pareja mixta australiana.
Poco tiempo después, ella se retiró del circuito profesional por un problema recurrente en un pie. "Desafortunadamente eso la llevó a dejar muy joven, pero creo que de alguna manera su carrera continuó con la mía. Ella tiene mucha experiencia y sabe muy bien cómo organizar la vida de un tenista", destacó Federer.
La boda llegó el 11 de abril de 2009, y al poco tiempo agrandaron la familia: el 23 de julio de ese año nacieron las gemelas Myla y Charlene y 6 años después, los mellizos Leo y Lenny, el 6 de mayo de 2014.
En cuanto a las pretensiones de que sus hijos se conviertan en tenistas profesionales, afirman que los apoyarán en lo que decidan hacer y que no los presionarán para que se conviertan en deportistas profesionales. "Desde que la conocí siempre quise formar una familia. Mi vida cambió completamente y esto es lo mejor que me ha pasado", exaltó Federer. "Y me niego a dormir en la cama sin mi esposa", añadió.
Roger, uno de los mejores tenistas de todos los tiempos es, además, un personaje querido en todo el mundo y un ejemplo de profesionalismo y talento. Pero es a la vez un hombre humilde que se conecta con las cosas más simples e importantes de la vida y es por eso que, cuando hace referencia a su compañera, reconoce la importancia de haber contado con su respaldo durante su carrera.
Es que ella maneja todo lo relacionado con sus sponsors, los medios y el armado de su agenda: es su mano derecha, todo el tiempo trabajando de manera incansable y funcionando como una barrera protectora del deportista.
En diálogo con La Nación dijo en 2019 Federer: "Ella es increíble. No sé por dónde empezar" mientras añadió: "Ella tuvo un profundo impacto en mi carácter. Quizá no en mi juego, pero sí en mí como profesional porque fue tenista profesional antes que yo, porque tenía más experiencia cuando yo llegué al tour, y porque sabía lo que era el trabajo duro; yo estaba aprendiendo lo que era. Me hizo crecer y madurar en los primeros años. Después, el apoyo que recibí de ella fue siempre amor incondicional; siempre estuvo ahí para ayudarme. Me hizo más fácil la vida, sin importar que yo ganara o perdiera. Siempre voy a tenerla en mi esquina y me da gran estabilidad", expresó.
Mirka, que se refiere a su marido con el apodo "Rotschi," jamás se despega de él: ambos toman las decisiones conjuntamente y arman la agenda en función de los tiempos de su familia: "Por los chicos, siempre tenemos que armar la mejor agenda posible, anticiparnos en todo y organizarnos".