El mítico Bárbaro Bar, también conocido como Bar o Bar, deja su traje de leyenda para volver al circuito de los bares notables totalmente renovado. Fundado en 1969 por el pintor Luis Felipe Noé junto a Ernesto Deira, Rómulo Maccio y Jorge de la Vega, fue en los años 70 el epicentro de la vanguardia artística porteña. Bohemios, intelectuales, turistas y por supuesto toda la troupe artística, se juntaba en este reducto ubicado en pleno Bajo porteño, sobre la calle Tres Sargentos.
A fines de 2019, los nuevos propietarios del inmueble y del fondo de comercio, decidieron ponerlo en valor recuperando tanto su arquitectura interior como la importante colección de obras de arte, y convocaron al estudio de Laura Brucco para una puesta a punto que volviera a jerarquizar la identidad del lugar.
- ¿Qué sentiste cuando te encargaron darle nueva vida a este bar histórico?
Fue un gran honor darle nueva vida a Bárbaro Bar, que fue declarado por la legislatura porteña como uno de los bares notables de la Ciudad de Buenos aires, todo un símbolo de la vanguardia de los años 70.
- ¿Cómo resolviste su nueva ambientación?
El objetivo que nos pusimos fue conservar la arquitectura existente, revalorizar su espíritu clásico y potenciar su valor cultural a través de una exhaustiva curaduría del patrimonio artístico. Tomamos la determinación absoluta de neutralizar la caja arquitectónica y jerarquizar así las obras de artistas plásticos que de alguna manera se vincularon con el bar.
- ¿Dos detalles que creas nos van a sorprender?
El detalle que creo más va a sorprender es su interior, íntegramente pintado en negro mate, con la boisserie de madera, las paredes y el cielorraso que generan una sensación de espacialidad y el espacio monocromo donde cobran protagonismo las obras de arte.
Y por supuesto las puertas de acceso de la fachada, que habían sido intervenidas por Luis Felipe noé y quedaron en su estado original ya que considero son una obra en sí mismas.