En 1985, con 18 años, Fabián Zitta dejó su Concordia natal en la ciudad de Entre Rios para mudarse a Buenos Aires y dedicarse a estudiar medicina en la UBA; en la capital alquilaba una pensión y en cada receso regresaba a Concordia.
Seis años más tarde egresó, un 21 de diciembre, fecha que Zitta define un día “muy contundente” en su vida. Luego vino la residencia y cinco años más de estudio para convertirse en anestesista, especialidad que reconoce que tiene que ver con su forma de ser. “La anestesia es precisa, medida y muy delicada. Soy virginiano, sumamente metódico y obsesivo”, dijo hace un tiempo en una entrevista.
En relación a su profesión contó: “Mis padres no me presionaron, pero estaban encantados con mi carrera. Vengo de una familia tradicional italiana, y para ellos era una bendición”.
Al mundo de la moda llegó casi de manera anecdótica cuando sus hermanas, dueñas de una boutique en Concordia, le encargaron que comprara algunas prendas, luego otras. Un día se encontró armando una colección completa que presentó en un desfile a beneficio en Entre Ríos; sin estudios previos ni experiencia.
Fabián cuenta que casi todos los médicos tienen un hobby y el necesitaba una vía de escape para estar más relajado. No quería quedarme sólo con esa profesión, se reconoce multitasking. Primero pensó en ser chef, pero no avanzó. Y confiesa que la moda era algo desconocido, y que lo atrajo y actualmente está muy orgulloso ya que logró un gran equilibrio entre ambas.
“Mi primera colección era muy sencilla, de pocas piezas. Pero notaba que para ser profesional tenía que tener conocimientos, que no era tan simple. Me relacioné con gente de la moda y conocí a la persona que me formó, la socióloga Norma Bertol, que había trabajado muchos años en París para Karl Lagerfeld. Me daba clases particulares teóricas y estilismo del diseño. También aprendí en la trinchera, y haciendo cursos de moldería, estampa, dibujo. Ella armó mi estilo, me dio un encuadre y me formó para defender una idea a través de los años, que es lo más difícil. Hasta el día de hoy me sigue curando las colecciones, los colores, la evolución”, cuenta Fabián.
La medicina y la moda, sus dos grandes pasiones
Fabián sostiene que ambas profesiones conviven de manera muy armónica en su rutina diaria; “las dos son muy importantes desde el punto de vista de la exigencia, y conviven amablemente. Son diferentes, y cuando termina una comienza la otra. No tengo una actividad médica en la cual deba seguir a mis pacientes. Mi acción comienza con la anestesia y termina cuando finaliza la anestesia. Entonces me puedo desconectar, venir a mi atelier, diseñar y volver a la medicina en forma alternada. Con mis dos actividades estoy pleno psíquicamente, me siento bien, pero es mucho trabajo. El hecho de hacer medicina implica un gran gasto de energía, es algo intenso y exigente”, sostiene el diseñador. “En ambos casos, como profesional de la salud y como diseñador, trabajo sobre el cuerpo humano: cuando la persona está dormida o cuando está despierta”, define.
En pandemia, retomó su actividad como anestesiólogo
"Médico se es para toda la vida", afirma y cuenta el reconocido diseñador argentino que ayudó a coordinar y unir los protocolos de la Asociación de Anestesiología y la Clínica Olivos, donde trabaja.
Zitta volvió a los quirófanos el año pasado durante la pandemia: "Mi objetivo es prevenir contagios intrahospitalarios. Actualmente coordino los médicos del staff de la clínica y realizo las anestesias programadas. Aprendí a colocarme los equipos de protección y tuvimos varios casos de pacientes positivos que hubo que anestesiar. De todas maneras, el protocolo va cambiando y ahora se generalizó: todo paciente es tratado como sospechoso. A la mayoría se le hace un test rápido antes de llevarlo a quirófano, lo que facilita que disminuya el estrés de la anestesia”, detalla.
A Zitta lo inspira la arquitectura y dibuja todos los bocetos a mano: “Me defino por una silueta volumétrica, por eso los colores deben ser más neutros”, dice en relación a su estilo. Como diseñador ya consagrado vistió a las celebridades más influyentes del país y destaca a Pampita como generadora de tendencias “porque es muy querida, se muestra sencilla, joven, fresca”.
Más allá del quirófano y el atelier, en la localidad de Lobos, Fabián tiene su chacra, La Violeta, adonde se refugia con su marido y socio, Charly Fonseca y sus mascotas y a la cual describe como "su cable a tierra, su lugar en el mundo”.