Ayer Wanda Nara -luego de enterarse de que Mauro Icardi se enviaba mensajes con la China Suárez- tomó una decisión drástica: habló con Maxi López, le pidió que viajara de Inglaterra (donde vive actualmente) a Francia para cuidar a los tres hijos que tiene en común porque ella necesitaba tomarse unos días en Milán.
Maxi López viajó de inmediato y, actualmente, está en París a cargo de los tres varones. Una vez que organizó eso, Wanda preparó sus valijas, se subió a un avión privado y se instaló en su departamento de Milán. Pocas horas después, Mauro Icardi se tomó otro avión, avisó que no iba a entrenar al PSG y siguió a Wanda hasta Milán.
El intento de reconciliación
Mauro llegó desesperado al departamento de la familia -de ese momento son las fotos que subió ayer a su cuenta de Instagram- y le rogó a Wanda que lo perdonara por los mensajes que se estuvo mandando con la China Suárez. Le aclaró que nunca se vieron en persona y que sólo fue un histeriqueo pero Wanda, no sólo no lo perdonó, tomó a sus hijas de la mano y se instaló en un hotel, dejando a Mauro sólo en el departamento.
Más allá de si existió un encuentro entre Mauro y la China, Wanda está dolida por las fotos que se enviaban, la complicidad que había entre ellos en esos mensajes de Telegram y la posibilidad de que Mauro estuviera dedicado a divertirse con la actriz argentina mientras ella se dedicaba a los 5 chicos, su empresa de cosmética y a negociar cada uno de los negocios del jugador de fútbol. ¿En síntesis? Considera que Mauro, de alguna forma, se rió de ella.
Precisamente con todo esto en la cabeza, esta mañana, no bien se levantó, mostró su mano ya sin la alianza de casada y lo llamó a Mauro para decirle una sola frase: "Quiero el divorcio".