Sea cual fuere la textura, el largo y el tipo de pelo que tengas, lo importante es que le brindes los cuidados adecuados. Es inevitable que, con el tiempo, el clima (y quizás, ¡con todo lo que le hacemos!) por momentos se vea deteriorado y muestre algún tipo de daño.
1- Elegí un shampoo específico
Parece una obviedad pero cada pelo es un mundo y tiene sus propias características, por eso es recomendable que lo laves con ese producto que sabés que funciona para vos. Siempre procurá que en su fórmula incluya elementos hidratantes, que son los que brindan flexibilidad, brillo y evitan que se caiga por requebrajarse.
2- El acondicionador
Un buen acondicionador aportará un extra de hidratación, lo protegerá mejor y lo suavizará para que no se produzca una caída o quiebre del pelo por culpa de los temidos enredos o nudos. Es recomendable que contenga aceites y otros ingredientes naturales, dejando a un lado los químicos agresivos. Un buen tip es aprovechar el momento de su aplicación para desenredar el pelo con suavidad, bajo la ducha.
3- Evitar lavarlo todos los días
Si hacés actividad física o transpirás mucho, este tip no es para vos. Pero existen personas a las que el pelo les dura en buenas condiciones más de un día. Es que el lavado intensivo puede generar desequilibrios en los aceites naturales el cuero cabelludo, volviendo más frágiles las fibras capilares. Podés probar los shampoos secos y espaciar los lavados con días intercalados.
4- Reforzá con tratamientos semanales
Siempre es bueno tener a mano un tratamiento hidratante y regenerador para aplicar una vez por semana. Debido a su potencia y especialización, solo deben ser usados una vez a la semana pero, con constancia, se notarán los resultados al poco tiempo. Además, hay tratamientos de peluquería que podés hacerte regularmente en tu peluquería de confianza que te brindarán un plus.
5- Protégete de los agentes del verano
El sol y el calor son unos de los peores enemigos del pelo, sobre en el verano, ya que el cuero cabelludo puede sufrir sequedad e incluso quemaduras si no se protege. Actualmente podés conseguir protectores solares para el pelo pero, si no, es tan fácil como utilizar gorras y sombreros en los momentos de más calor.
Por otro lado, el agua salada del mar, los repelentes, el cloro de las piscinas o la humedad constante pueden dañar el pelo, podés generar una barrera protectora con las cremas para peinar que ofrece el mercado.
6- Planchita y secador, con cuidado
Evitá, en la medida de lo posible, el abuso de máquinas como la planchita, la buclera o el secador. En su lugar, intenta secar el pelo con una toalla de microfibra (y sin frotar) y luego al aire o con el aire a temperatura natural en el secador. En caso de no tener opción, podés usar algún protector térmico antes de aplicar el calor de los aparatos.
7- Incluí grasas saludables en tu alimentación
Nuestro cuerpo necesita de las grasas saludables para funcionar, y el pelo es uno de los beneficiados. El aceite de oliva, la palta o los frutos secos las contienen, así que una buena idea es consumirlos (sin abusar).
