Una mujer rubia irrumpió en el escenario mientras Javier Milei estaba dando su discurso de celebración luego de que su fuerza política quedara en el tercer lugar en el territorio porteño. Se trata de Lilia Lemoine, la fotógrafa del economista que sigue cada uno de sus pasos y que es una de las grandes armadoras de su espacio político.
Su tarea es integral: la cosplayer explicó en una entrevista que, además de seguirlo en los actos oficiales para maquillarlo, también integra el grupo que forma parte de las personas que idean los lineamientos de la campaña del partido libertario. Además, fue candidata a diputada nacional en las elecciones presidenciales del 2019 en la lista que encabezó José Luis Espert con quien no tiene un buen vínculo en la actualidad.
"Yo soy la fotógrafa y la maquilladora de Milei. "Ahora, en campaña, lo sigo a todos lados. Aclaro: no manejo sus redes sociales. Sólo él lo hace, por eso son tan auténticas", le contó a TN. El dato clave es que ella es la una de las pocas personas que está autorizada a tocar la extravagante cabellera del economista. “Apenas le acomodo algún mechón cuando hace fotos. Pero nada más. ¿Si le corto? No, para nada, ahí sólo mete tijeras su peluquero”, reveló.
Sobre el inicio de su relación con el flamante diputado electo, detalló en La Nación: "Me contacté con él a través de su hermana, Karina. Empecé a trabajar en El Consultorio de Milei como maquetista y experta en efectos especiales. Yo hacía la maqueta del Banco Central que Javier hacía estallar al final de la obra”.
Su pasión por el closplayer
Viajar por el mundo, participar de convenciones, dar cursos de confección de trajes y hasta tener su propio juego de cartas ilustrado con 50 de sus mejores personajes es la otra faceta de Lilia. Mary Jane Watson (la novia de Spiderman), la Mujer Maravilla, Batgirl o Lara Croft, son algunas de las personalidades que eligió para caracterizarse. Se trata de un trabajo poco tradicional que le ha dado múltiples satisfacciones.
“Yo estudié ingeniería. Si bien no me recibí, siempre trabajé en sistemas. Viajé mucho, entre conferencias y bootcamps. A los 30 descubrí el cosplay, que se convirtió en mi fantasía, de lo que quería vivir, era “mi bar en la playa”. Pero no quería dejar de viajar, uno de los privilegios que tenía en mi trabajo. Sin embargo, desde que largué todo y me dedico de lleno al cosplay, viajé mucho más. Fui a Japón, Israel, Mónaco… Ayer mi invitaron a una convención en Ecuador”, dijo.