Era una de las modelos más populares en los noventa: su rostro angelical y sus ojos expresivos aparecían en decenas de comerciales, publicidades, desfiles y también en la televisión. Fue, por muchos años, una de las rubias argentinas más requeridas no sólo por su apariencia, sino por su personalidad desenvuelta y espontánea.
Pero ese mundo que tanto la divertía, un día dejó de tener sentido para ella, así que en medio de un momento profesional y personal lleno de dudas, decidió partir a México durante unos meses, para volver a sí misma y decidir qué rumbo le quería dar a su vida. Esos meses se transformaron en años: ya lleva 20 viviendo en el país del Norte. Se estableció, formó su familia y desde allá se comunicó con Para Ti, donde nos contó cómo es su vida en el presente, en una charla a corazón abierto.
-Hacías campañas, aparecías en televisión y en tapas de revistas, ¿cómo viviste ese momento siendo tan chica?
-Lo viví, bueno hubieron varias etapas. Al principio, muy ilusionada, nerviosa, si me iba asalir lo que me pedían o no. Fue muy paulatino. Yo a los 9 años empecé a hacer comerciales. Y hacía uno cada dos o tres meses. En un principio duraban 2 segundos. Después, empezaron a ser como más fuertes, protagónicos, salían por más tiempo.
-¿Y la gente te reconocía en la calle?
-Sí, las chicas en mi escuela me empezaban a reconocer, me daba emoción. Al mismo tiempo, empecé a ver que cuando uno llama la atención o sobresale un poco, viene lo bueno y lo malo, ¿no? como en todo. Lo bueno era que, siendo muy chiquita podía ganar plata, hacer lo que quería, lo que yo siempre había soñado. Y lo malo es que también había algunas chicas crueles o alguna preceptora que me esperaba en la puerta para ponerme falta.
-¿Cómo fue tu salto a la fama?
-Cuando salió la campaña de John Cook y el comercial de Lila Pause fue el boom. Fue todo en un mismo año, incluso me cambié a la agencia de Pancho (Dotto) y nos hicieron un montón de fotos con Nicole (Neumann), con Carola (Del Bianco), Daniela Urzi, y fue como ¡pum! Había un poco de todo: mucha sobre exposición a una edad que una no tiene la conciencia... Pero me divertí, la pasé bien, me gustaba. La gente en la calle era muy cariñosa, los periodistas ¡no! (la gente que estaba en la tele tenía que criticar a todo el mundo) pero la gente en la calle era muy cariñosa, en los desfiles que nos iban a ver.
-En el momento en el que estabas a tope de exposición, ¿cómo imaginabas tu futuro profesional? ¿Y el personal?
-A decir verdad, en esa época, ¡ni idea! Como buena adolescente, vivía al día. En ese momento me importan mis amigas, el trabajo también me importaba, claro. Y, bueno, ¡la parte romántica! No tenía idea del futuro, nunca pensé si iba a tener hijos, si me iba a casar, de qué iba a trabajar.
Moira cuenta que las dudas sobre su futuro le surgieron cuando ya tenía más de veinte años, estando en Argentina, un tiempo antes de partir a México: "Qué voy a querer ser, voy a seguir siendo modelo, me voy a poner a estudiar de lleno actuación. Me gustaba mucho el diseño... Entonces me vine a México a pensar, a tomar perspectiva y me quedé acá".
-¿En qué momento personal y profesional estabas?
-Te puedo decir que bastante complicada: en lo personal y en mi trabajo, que lo había descuidado, no había tomado buenas decisiones. Sentía que se estaba apagando, que se estaba terminando esa faceta de mi vida. Y, obviamente, me daba un poco de nervios. Por eso me fui, para tomar perspectiva. Quería hacer las cosas bien, con el deseo de hacerlas, ponerle todas las pilas. Fue un tiempo muy difícil pero, bueno ¡lo superé! (se ríe) y me quedé en México.
-¿Qué hiciste en México al llegar?
-Estuve trabajando de modelo. Llegué a una agencia nueva, que recién se armaba y con el tiempo, me asocié a los dueños: Trabajé allí durante 6 años pero del otro lado. Traje muchas chicas brasileñas y argentinas y trabajé un tiempo, hasta que Carlos (su marido) empezó su primer período de Diputado Federal, entonces me vine a Zacatecas en esa época y ya me vine para acá y dejé de trabajar porque no había nada de lo que yo hacía para hacer acá. Hice varias tapas de revistas, desfiles y marcas, lo mismo que hacía allá. Pero acá las modelos no se vuelven tan reconocidas como en Argentina, el mercado es muy diferente.
La ex modelo cuenta que su marido se dedica a la política: "Está ahora como Diputado Federal otra vez y Coordinador de su bancada". Moira y Carlos se conocieron hace casi 20 años. "Por medio de un amigo que nos presentó, fuimos todos a cenar. Al principio lo vi de lejos, nada interesante. Y más tarde, me llamó la atención, nos pusimos a charlar y de ahí nunca más nos despegamos", recuerda.
-¿Cómo es para vos ser madre?
-La maternidad me encanta. Es todo un desafío, todos los días aparece uno nuevo, preocupaciones, miedos. En estos años me dediqué analizarlo, a pensarlo a superarlo para tener una vida más plena, sin tanta preocupación. Mi problema era antes de la maternidad. Durante algunos años estuve sin motivo, no tenía motivo. No estaba trabajando, no tenía hijos, mi marido trabajaba todo el día, entonces como que perdí yo el sentido, el para qué. Entonces ahí vino una época de algunas depresiones profundas, pero cuando la tuve a Mía ahí se despertó algo en mi cabeza, pensé en ser mejor, descubrí un propósito. Tengo que ser mejor para ella, tengo que ser un mejor ejemplo, mostrarle que si yo puedo encontrar el camino del yo puedo, yo quiero, me supero, vivo plenamente y soy feliz... si vos vivís con una mamá que no tiene todo eso, es medio difícil aprender a ser feliz y tener herramientas en la vida para luchar, para cuando vienen tiempos difíciles ser fuerte.
Estoy contenta de darle un buen ejemplo, el de una mujer que se levanta, que se quiere, que hace ejercicio, que busca tener todos los días tener una vida más saludable. La maternidad vino a mi vida a despertarme. Me ha costado, ha sido un viaje largo, atravesar procesos y darme cuenta de cosas. Estoy contenta de haber encontrado eso, el incentivo a crecer, a madurar, a ser un ejemplo para mi hija y de poder disfrutar con ella cada día de la vida. Las maternidad me encanta.
-Tu hija, Mía, ¿sabe que tiene una mamá que fue muy famosa?
-Por muchos años no le conté nada, pero ahora que está un poco más grande, se dio cuenta. Quizás me pesca que estaba en una entrevista o haciendo algún vivo o ve alguna foto que me encontró. Me pregunta ¿y eso qué es? Se fue dando cuenta con el tiempo, pero no es algo de lo que hablo.
-¿Ya te dijo que le gustaría ser cuando sea grande?
En algún momento me dijo que quería ser modelo, a lo que le respondí que ella debía elegir algo que la apasione, que le guste y le llame la atención. "No tenés que ser ni como mamá ni como papá. Ahora, si después te gusta, porque es algo que te apasiona y demás, bueno, te voy a respetar. Entonces me dijo: Ah, bueno". Ahora quiere ser golfista profesional, yo le voy aportando a ver si lo puede lograr. Es chiquita, tiene 8 años. En otro momento quería ser cantante y así, por épocas va cambiando. Patinadora, bailarina profesional, en fin... Lo que me gusta es que ella tiene mucha curiosidad, ella quiere hacer todo, está bueno eso.
-¿Estás trabajando en algo o con ganas de hacer algo profesionalmente?
-No, no estoy trabajando, me entretengo... hago sujetadores del tapabocas o casitas para chicos cuando conocidas me lo pueden. Me gustaría, pienso qué es lo que podría hacer pero, al mismo tiempo, veo que mi hija es chica, que tengo la oportunidad de estar con ella y no me lo quiero perder. Porque, en pocos años, ella va a tener su vida, sus amigas, sus viajes, su carrera, después su trabajo y su familia. Entonces yo tengo que buscar algo, en algún momento. También le estoy dando prioridad a este viaje de buscar salud, plenitud, de sentirme satisfecha conmigo misma. El ejercicio me lleva prácticamente toda la mañana y a la tarde me dedico a ella, tengo poco tiempo libre.
-En las redes te mostrás súper activa, haciendo cosas con tu hija, empezaste a entrenar y a cuidarte: ¿Qué hacés para sentirte bien cada día?
-Hace poco empecé a entrenar, tengo una entrenadora que me acompaña y me exige, me duelen todos los músculos ¡y estoy feliz! Me motiva volver a estar fuerte, sentirme saludable. Me gusta un poco de todo: salgo a jugar al golf, que ¡me encanta! Hoy fui y estoy agotada porque caminé un montón. Y me motivan mi hija y mi marido, y la vida que construimos juntos, nuestros amigos que queremos tanto y la familia, nos gusta viajar. Para todo eso hay que tener salud y eso es lo que me motiva, estar sana. Alimentación, ejercicio, disciplina y trabajar -enfatiza- mucho en lo emocional. Hago un curso con un psicólogo argentino y me acompaña una psicóloga de acá... Cuido cada parte de mi ser: mi mente, mi corazón y mi cuerpo.
-¿Extrañás algo de vivir en Argentina?
-A mi familia y a mis amigas, si bien acá tengo muy buenas amigas (que quiero muchísimo) cuando veo que se juntan digo ¡qué divertido, qué lindo sería tenerlas, charlar con ellas! Pero, lo que más extraño, son mis sobrinos... siento que gran parte de su infancia me la perdí. Pero bueno, hay mucho cariño y trato de estar lo más presente posible. Y cuando vamos (a la Argentina) pasamos mucho tiempo juntos y tengo un poquito más de tiempo para conocerlos. Y, si decimos cosas, podría decirte que extraño los alfajores y el mantecol, que son cosas difíciles de encontrar acá. Pero tengo unas chicas argentinas que hacen unos riquísimos.