El Principado sigue en boca de todos desde que la princesa volvió de su largo viaje de diez meses por su Sudáfrica natal. Tras posar ante la prensa junto a sus dos hijos y a su marido, se alejó de la vida pública.
Vía comunicado oficial se informó a la prensa y al pueblo que la princesa tenía la agenda oficial vacía y que se iba a dedicar plenamente a recuperar su salud dejando de lado así sus responsabilidades institucionales para con el principado.
Amigos del entorno de Charlene han declarado a la prensa que casi muere en Sudáfrica y que lleva seis meses sin comer alimentos sólidos, que todo es líquido y con pajita cosa que le ha hecho perder la mitad de su peso corporal.
El drástico cambio físico de Charlene de Mónaco y su cese oficial en labores de princesa son preocupantes, sin embargo los rumores apuntan a que todo esto es una cortina de humo para no abordar la crisis matrimonial que la pareja estaría atravesando desde el pasado diciembre, cuando Alberto fue acusado de tener una tercera hija secreta no reconocida.
Ahora los rumores de “amistad especial” apuntan a Charlene y es que el The Sun asegura que la princesa se está apoyando mucho en un multimillonario ruso, Vladislav Doronin. A Vlad bien le conoce la prensa rosa porque fue pareja de Naomi Campbell en el pasado.
La top model de los años 90 y el magnate se conocieron en el año 2008, durante una fiesta organizada por Dolce & Gabbana en el festival de cine de Cannes. Este constructor poderoso con grandes contactos es un hombre discreto que se aleja de la prensa y que posee varios inmuebles a lo largo y ancho del planeta entre los cuales destacan una casa en Indian Creek (una isla de Miami), otra en Turquía, un palacio en Venecia, un ático en Brasil y un piso en Moscú.
La fuente del tabloide inglés asegura al respecto de esta relación que “Toda la historia es muy compleja y confusa, pero Charlene y Vlad están en contacto y pasaron el tiempo juntos”. De confirmarme esta información sobre el acercamiento de la esposa de Alberto de Mónaco con el adinerado empresario, se añadiría más leña al fuego del supuesto divorcio inminente entre ambos.
Lo cierto es que diez meses separados es mucho tiempo y si a eso le sumamos que Chantell Wittstock, cuñada de Charlene, le dijo a la prensa que la princesa no vive con Alberto desde antes de su viaje a Sudáfrica sino que reside sola en un apartamento a 300 metros del palacio Grimaldi, es normal que las conjeturas sigan a la orden del día.
Si realmente van a separarse, alargar el fin de su matrimonio e ir dando espacio a la prensa amarilla para especular no favorece en absoluto al principado y es que, a fin de cuentas, si Charlene ya no ejerce de princesa y llevaba tanto tiempo alejada de Mónaco, esta sería una buena oportunidad para confirmar que toman caminos separados y evitar así que alguno de los dos pueda ser carnaza de paparazzi con sus nuevas amistades ‘especiales’ como la que recoge la prensa británica respecto a Vladimir.
