Hace ya cuatro años que murió Rocío Gancedo, la ex participante de Gran Hermano que había logrado comenzar una carrera artística tras ganar notoriedad en el famoso reality.
Si bien fue una de las primeras eliminadas, supo capitalizar su participación e incursionar en teatro, trabajar como modelo y hacer diferentes participaciones en televisión. Era una joven carismática, divertida y se avizoraba con un gran futuro en el medio.
Por primera vez su hermano, Rodolfo Magallán Gancedo, se animó a hablar públicamente del hecho, recordándola como “hermosa, determinada, inteligente” y destacando la importancia de estar atentos a las señales.
Si bien superar un dolor tan grande no es tarea sencilla, su hermano espera que el dolor le abra paso a los lindos recuerdos que atesora de Rocío, en sus “miles de anécdotas” compartidas.
Ella era su hermana menor, nació cuando él tenía diez años: “Llegó a destiempo, fue una distracción. Yo era chiquito y nació a la mañana 9.30. Ella era mi sombra y yo siempre fui muy guardabosques, mis amigos me gastaban y más después de Gran Hermano”, le contó a Teleshow.
Rodolfo confiesa que “le hacía maldades de hermano mayor”, aludiendo al vínculo que tenían, pero que cuando tenía que defenderla del afuera, lo hacía con uñas y dientes.
Cómo llegó Rocío Gancedo a GH
Cuando se supo que Telefe iniciaba el casting, ella dijo que quería participar: “Era mi cumpleaños y dijo que iba a ir a GH, un amigo mío periodista le dijo ‘anotate, das con el perfil’ y lo hizo- recuerda Rodoflo- Fue raro ese cambio porque no tenía nada que ver con nuestra realidad, teníamos una vida muy tranquila, a ella le gustaba estar en las obras del colegio, hizo danza, pero la verdad es que se anotó porque sí”.
Rocío se presentó y quedó. Aunque fue la primera eliminada, luego regresó y al tiempo abandonó el juego pero su carácter frontal y belleza hicieron que llegara al medio para quedarse. “Después de eso la vi en la vorágine que estaban todos, les cambia la vida, es un tren que va dos mil kilómetros por hora, yo laburaba de 6 de la mañana a 3 de la tarde y la acompañaba a las presencias, más que nada al comienzo porque ella me lo pedía, así que estaba días sin dormir. Después se empezó a manejar sola porque tampoco le gustaba que me metiera demasiado”, señaló.
La joven estuvo en el 2010 nada más que 13 días en la casa de Gran Hermano, pero supo destacarse del resto de los participantes y logró desarrollar una carrera en el ambiente artístico. Realizó temporadas teatrales, fue portada de las revistas más importantes y hasta incursionó en política.
Su recuerdo imborrable
“Siempre fue muy chispita y así de frontal como se la veía, eso no lo medía y lo que quiso, lo alcanzó siempre”, recordó Rodolfo.
"Y como tía era divina, ni ella se esperaba que iba a ser tan buena tía. Todo lo que le hubiera gustado tener de chica, se lo compraba o regalaba a mi hija, se maquillaban juntas en el piso, disfrutaban, hasta que ella se cansaba de escuchar las canciones de La Granja”, contó con una sonrisa.
“Se me hace largo noviembre, lo llevo como puedo... Pasaron cuatro años, pero cuesta”. Es que pasado el mediodía del 29 de noviembre de 2017 tomó la drástica decisión de quitarse la vida, arrojándose del tercer piso del departamento en el que vivía, en Las Cañitas. La noticia generó un gran impacto y mucha tristeza en el ambiente y en el público, Rocío tenía todo por delante.
Reconoce Rodolfo que una de las pruebas más difíciles para él fue explicarle a su hija, que tenía nada más que tres años en ese entonces, que su tía ya no estaría para jugar y maquillarse con ella. “En ese momento no cayó, pero siempre que ve una estrellita dice ‘ahí está la tía Ro’, tratamos de mantener el recuerdo vivo. Rocío la quiso mucho a mi hija y es cuando uno olvida a las personas es que éstas se van”.
Ante una tragedia tan inconmensurable se aprende a vivir con el dolor. “La tengo presente todos los días, no se termina, te acostumbrás, hacés cosas, trabajás, pero... de repente dejás de llorar todos los días y empezás a acordarte de cosas lindas o anécdotas, como un día que nos pegamos un palo en la bici de chicos porque se quería bajar y puso el pie en la rueda”.
Ese día marcó un antes y un después en la familia. “Mi mamá tiene cambios de estados de ánimo, no está bien y lo lleva como puede. Para ella fue terrible, no lo superó para nada, es una tortura para mi vieja todos los días”, dijo con dolor y contó que aunque como madre e hija tenían sus idas y vueltas, estaban llevándose bien durante los últimos meses y que incluso habían arreglado encontrarse en la semana para ver un departamento, porque Rocío pensaba volver a vivir cerca de su familia.
“Fue un momento en el que yo tenía el ruido en la cabeza, tener que hacerme cargo, reconocerla, todo el quilombo. Además había personas que teníamos alrededor que no servían y que embarullaban las cosas”, dijo en referencia al entorno de la ex Gran Hermano por esos tiempos. Un año después, cuando la Justicia le entregó el iPad y el teléfono de Rocío, pudo ver quiénes estaban cerca de su hermana genuinamente y quiénes le hacían mal.
“Algunas personas le escribieron cosas muy lindas. Cuando vi la información, también vi contactos que no eran productivos, gente que no sirve y la rodeaba”. Por esos tiempos, ella estaba en tratamiento psicológico con Gervasio Díaz Castelli y psiquiátrico con Elvira Sacco: “Por el teléfono de Rocío me di cuenta de quiénes eran ellos en la vida de mi hermana, que nada que ver a lo que nos contaban”.
Además, con tristeza reconoce que "El cuadro de mi hermana era complicado. Uno dice ‘si viajara en el tiempo…', pero ella podría haber hecho cualquier cosa, ese día u otro" y que lo que le generó fue en parte "Impotencia te da, porque si hubiese estado solo me quedo a vivir en el departamento con ella, pero tenía una nena chiquita, mi mujer, yo viviendo en Lomas del Mirador y ella en Palermo. El último día que la veo es el 14 de noviembre, en mi cumpleaños. En el medio hablamos".
"En ese momento no me daba cuenta, no creía que las cosas podían llegar a tanto, nadie cree. Ella pedía ayuda a todo el mundo y estuve lo mas presente que pude, pero más no pude hacer y conmigo no quería vivir acá".
En cuanto a buscar motivos, explicaciones, se animó a decir: “Yo creo que no lo pensó, era muy impulsiva y fue un impulso. Lo que ella tenía era un problema, una enfermedad mental y para cuando se arrepintió fue tarde”, analizó.
Por otro lado, informó que en los próximos días irá a Tribunales a pedirle a la jueza que autorice a al familia a retirar el cuerpo de Rocío, ya que la causa por la investigación de su muerte está cerrada. La idea es cremarla y que repose en el cenizario de de la iglesia evangélica a la que la familia asistía. “Mi mamá quiere eso y se lo prometí, aunque lo vengo demorando inconscientemente”.
Cómo seguir viviendo con la ausencia de Rocío
Rodolfo reconoce que creía en Dios hasta que pasó lo de su hermana: “Hay una fuerza grande que mueve las cosas, Dios, Alá o como se llame, pero pasan estas cosas... hay algo que es injusto”. ¿De dónde saca energía para desde hace cuatro años salir adelante? De su hija, de su mujer a quien definió como “de fierro” y contó la charla que tuvo con Gervasio Días Castelli que lo hizo reflexionar: “Después de lo que pasó yo llegué a pesar 225 kilos, me dediqué a comer, a castigarme con eso y él me quiso ayudar y me dijo ‘estás eligiendo el mismo camino de tu hermana pero de otra manera’, ahora ya bajé 60 kilos”.
“Al comienzo me pasaba que me despertaba diciendo ‘es mentira’ y cuando te das cuenta que sí pasó, empezás el día cansado. Es feo. Murieron mis abuelos y me hice cargo, me crié con ellos pero es algo que esperaba. En el 2016 se fue mi papá y me lo veía venir, pero lo de ella no. La partida de mi viejo afectó mucho a Rocío, él tenía una enfermedad mental, demencia con cuerpos de Lewy (mezcla síntomas del Parkinson y el Alzheimer), fue duro”, dijo.
Finalmente, Rodolfo quiso brindar un mensaje para quienes tienen algún ser querido atravesando por un momento similar: “Les diría que no pierdan tiempo, que mientras la persona respire, hay posibilidad de salvarla, que no esperen nada para actuar”.
Si bien Rodolfo estuvo siempre cerca de su hermana, siente que con su decisión dejó muchos pendientes: “Quedan cosas, y más cuando no se espera que la persona se vaya. Hubo veces que nos dejamos de hablar, perdimos tiempo y por eso se los digo a mis amigos: hablen, no sean boludos, un abrazo, un te quiero y ya está, no tiene que estar ese orgullo de mierda”.
*Si conocés a alguien que está en crisis o en riesgo de suicidio, llamá al número de asistencia telefónica gratuita al 135 desde Buenos Aires o al 011-5275-1135 o 0800-345-1435 desde todo el país.