Nicolás Cabré es reconocido por siempre resguardar al máximo su intimidad y de evadir todo tema relacionado con la vida privada en las entrevistas que brinda. Pero en esta oportunidad, el actor abrió su corazón en “Los Mammones” y habló sobre Rufina, la hija que tuvo con la China Suárez.
Todo comenzó cuando el conductor del ciclo, Jey Mammón, le preguntó cómo manejó la popularidad y el hecho de haber trabajado desde muy chico en el mundo del espectáculo: “No me daba cuenta. Yo tuve una experiencia maravillosa y siempre fui cuidado. Yo crecí en Canal 13 cuando todos los programas salían desde ahí. Me decían vení que está Xuxa y me llevaban los técnicos de la mano”.
“Si Rufina me dice que quiere ser esto, yo la haría estudiar. Ahora no se si haría que tenga un trabajo (desde chica). Admiro la gente que se desvive por esto, pero tengo claro que es un trabajo que tiene sus beneficios y disfrutas. También hay un horario que cumplir y en el viaje de egresados no podes estar. No me la doy de mártir, pero es un rubro donde hay presión y frustración”, confió.
Nicolás Cabré dijo qué enseñanza le dejaron sus padres
“Mi viejo me dijo que esto era hoy, que mañana se podia terminar y que habia que seguir con la vida. He trabajado mucho y me he desvivido, pero también podía haber durado un año”, reconoció sobre el diálogo que tuvo con su papá en donde buscó no generarle falsas expectativas.
“Mis viejos me enseñaron cómo es de verdad. Yo descubrí todo gracias a ellos. Trabajaba y no era consciente de la plata que ganaba. Ellos me la fueron separando y un día me dijeron que elija un departamento para poner en alquiler. Esas son las cosas que me fueron formando. Nunca base mi vida social ante lo que era o lo que pasaba. Mis viejos fueron todo rompiéndose el alma”, dijo.
El actor recordó una anécdota en donde su padre le mostraba con orgullo el auto que se había comprado y la forma en la que se lo mostró con absoiluta emoción. Él, por sus ingresos, ya se movía en coches de alta gama y no le llamó la atención. También reocnoció que ni algo material lo hacía sonreir, a diferencia de su padre que disfrutaba de cada logro.
“Hoy cuando miro a Rufina descubro que es la que me enseñó a sonreír y estoy mucho más cerca de esa sonrisa de mi papá y no es material: es mi hija que me dio un abrazo”, sentenció.