Brooke Shields tiene 56 años y ha participado en más de 80 películas y series de televisión. Apareció en su primer comercial cuando era una bebé de 11 meses debido a la insistencia de su madre, quien, encandilada por la belleza de su hija, se obsesionó con convertirla en una estrella desde sus primeros años de vida. Y no paró hasta lograrlo.
Saltó a la fama internacional en La laguna azul, la película de 1980 que protagonizó a los 14 años, que incluía escenas eróticas, ya que contaba la historia de dos niños que naufragaban en una paradisíaca isla y que fueron creciendo juntos. Aunque esta no fue la primera ocasión en la que Brooke aparecía como un objeto sexual.
Teri, su madre, fue alguien que no dudó en lo que quería para su hija casi desde el momento en el que nació ya que, al contrato que ya había firmado por ella siendo solamente un bebé, se fueron sumando otros trabajos a los que la sometió y que son muy cuestionables. En 1975, cuando solo tenía 10 años, permitió que posara desnuda en una bañera para el fotógrafo Gary Gross e un trabajo para Sugar and Spice, un suplemento de la revista Playboy con imágenes eróticas de aspiración artística. Su madre cobró entonces por la sesión 450 dólares.
Años después la actriz le pediría a la Corte Suprema de Manhattan, en Nueva York, que prohibiese la reimpresión de las imágenes, diciendo: “Estas fotos no me representan como soy hoy en día”, ya que temía que perjudicaran su carrera.
Siendo una pre adolescente -a los 12- encarnó a una prostituta en la película Pretty Baby, bajo las órdenes de Louis Malle, que ya en aquel entonces despertó controversia.
Cuando cumplió los 15, revolucionó la industria de la moda con su primera campaña publicitaria que dio la vuelta al mundo al protagonizar el icónico aviso de Calvin Klein en el que pronunciaba la famosa frase “¿Quieres saber lo que se interpone entre mis Calvin y yo? Nada”. Más de cuatro décadas después, contó cómo vivió la controversia que generó el spot televisivo dirigido por Richard Avedon.
La carga sexual que se daba en los primeros segundos del anuncio fue objeto de crítica y en muchos países fue prohibido. No obstante, en ese momento, dijo que no era consciente del erotismo que escondía el video. “Yo era ingenua, no pensé nada sobre ello. No pensé que tenía que ver con la ropa interior. No le vi connotación sexual. Era una niña muy ingenua. Creo que se asumió que yo era más espabilada de lo que era en realidad”.
No obstante, recientemente vio la situación con otra mirada: “A mis 56 años puedo volver atrás y mirar la cámara y decir: es verdad, están haciendo zoom primero a mis genitales y luego suben hasta mi cara, es verdad. Pero el sexo ha vendido desde el principio de los tiempos. En cada portada en la que he aparecido, tanto si tenía 15 años como cualquier edad, siempre hay algo en la mirada”, dijo.
Quién era la madre de Brooke Shields
Teri Schmon era una peluquera y maquilladora de una familia humilde de New Jersey que se enamoró de lo que parecía un príncipe azul, Francis Shields, un alto ejecutivo de Revlon y ligado a la nobleza europea. El flechazo fue inmediato y quedó rápidamente embarazada. La familia de su enamorado no le dio el visto bueno a la situación y le pagó para que se abortara, a lo que la mujer no accedió. Dio a luz a su hija el 31 de mayo de 1965 aunque la relación con Francis terminó.
Brooke fue criada solamente por ella, que empezó a llevarla a castings cuando todavía era un bebé y decía que su hija era “la más hermosa del mundo, la mejor”.
“Yo fui su máxima creación”, contaría Brooke en el libro que contiene sus memorias, aludiendo a la estrecha relación que tenían y a la obsesión que su progenitora tenía con ella. “El amor fue tan intenso. Éramos nosotras contra el mundo”. Con solo 7 siete años, Brooke trabajaba tres veces por la semana desfilando en unos grandes almacenes de Nueva York al salir de la escuela.
Fue recién después de la muerte de Teri (en 2012) que la actriz se animó a hablar sobre su tortuosa y complicada relación. Cuando llegó el momento de encontrar un lugar para poner las cenizas de su madre, Brooke compró una hermosa urna de plata y la colocó en la barra de su sala de estar. De esta manera, escribió, “podría permanecer siempre cerca de las dos cosas más importantes de su vida: la bebida y yo”.
En su libro de memorias, habla del alcoholismo de madre era alcohólica, y cuando terminaba los rodajes, ella tenía que buscarla por los bares. A menudo, aparecía con hombres desconocidos en la habitación del hotel que compartían y orquestaba citas de su pequeña hija con famosos galanes.
Esa chica que se convirtió en un objeto sexual siendo menor de edad estaba lidiando con un problema mucho mayor que si estaba siendo sexualizada por el público y Hollywood. Las secuelas de esa vida adulta a una edad inadecuada le generó graves secuelas a posteriori: cuando fue mamá padeció una depresión post-parto tan fuerte que la llevó a pensar en el suicidio y que logró superar gracias haberse sometido a un tratamiento acorde.
A pesar de admitir de haber sentido vergüenza, al haber recibido ayuda comprendió que es una condición malentendida: “Hay mucha gente por ahí que piensa que no es real, que no es cierto, que ‘Oh, son las hormonas" cuando, en realidad “es algo que es completamente incontrolable. Es realmente doloroso y es realmente aterrador, y las mujeres necesitan mucho apoyo ".