El 2022 devolvió a Luisa Delfino a la radio con su icónico “Te escucho”, el programa que en medio de tanta virtualidad y texto sigue haciendo que la gente busque expresarse a través de un llamado telefónico. Historias, dramas, vivencias y a veces algunas alegrías. Ella se transformó en una especie de psicóloga que puso su oído para miles de argentinos durante tres décadas.
Pero en sus venas corre sangre, no agua mineral. Y un dÍa se doblegó ante el dolor ajeno. Una característica es que tomó nota de cada testimonio en un cuaderno anillado que atesora como uno de sus grandes estandartes. Allí esta su historia y la mostró en una entrevista con Teleshow en la que recordó parte de lo ocurrido.
La historia de Horacio, el oyente que la hizo romper en llanto
Es muy particular en la radio que se generen vínculos entre los que integran un programa y los oyentes, teniendo en cuenta que muchos son de comunicarse seguido para comentar las cosas que pasan al aire. Y algo de esto le pasó a Luisa con Horacio, un hombre que la conmovió al contarle que padecía HIV.
“Me gustaría salir al aire, que los otros oyentes me den un poco de apoyo y yo ir contándoles cómo me va”, pidió el. La charla duro poco más de una hora. Su testimonio impactó tanto que muchas veces otros escuchas preguntaban por él y hasta se cruzaban al aire porque se querían conocer, al menos, por teléfono.
“Hicimos un programa en el salón del Banco Patricios. Horacio subió al escenario que estaba armado en forma circular, y empezó un grito como en la cancha: “¡Ho-ra-cio, Ho-ra-cio!”. Y él lloraba y levantaba los brazos. Y no era un golpe bajo: nadie nos estaba filmando, nadie hizo una nota de eso, yo no se lo conté a ningún medio”, contó.
Lamentablemente, debido a que en esa época no había los medicamentos que hay hoy para tratar esta enfermedad, horacio murió un año después. “Pero antes, llamó para despedirse. Fue la única vez que le tuve que hacer señas al operador y me senté en el piso a llorar, porque fue una cosa de tanto dolor…”, relató.
En la nota con Teleshow, amplió: “La única vez que me desplomé y lloré fue con Horacio. Después tuve una psicoanalista, Selmira, que por 20 años estuvo al lado mío y del programa. Ella me dio la instrucción que recibiera todo lo que la gente me decía con la mayor atención posible, que estuviera en presencia y no que simplemente los oyera”.
