En los 2000 los reality shows copaban el prime time de los canales de televisión y la primera edición de Gran Hermano fue un verdadero suceso: el alto rating iba acompañado por el fanatismo que despertaba en los televidentes las historias de vida de sus participantes. Hoy volvió a estar en titulares de diarios y en noticieros porque fue detenido acusado de corrupción de menores.
Las cámaras seguían hasta en el baño a los 14 participantes que entraban a "la casa más famosa del país", aislados del mundo y expuestos a la convivencia y a las dificultades que les planteaban como consigna cada semana.
El reality se estrenó en Telefe en marzo de 2001, conducido por Soledad Silveyra, con la participación de Mariano Peluffo como encargado de recibir a los participantes en su ingreso y salida de la casa.
Cada participante llevaba consigo su historia de vida y su realidad. Sin embargo, uno de ellos decidió abandonar el juego antes de tiempo (Gustavo Jodurcha, un pizzero de Quilmes que no aguantó el encierro y prefirió abandonar) y le abrió la puerta de entrada a Marcelo Corazza quien al finalizar el programa, se coronó como ganador tras haber sido elegido por el público.
"Me había anotado en otro reality, Expedición Robinson, y no entré. Así que lo de GH me re sorprendió en esos días”, contó a Paparazzi tiempo atrás. Por aquel entonces lo participantes que ingresaban a Gran Hermano buscaban hacerse conocidos en los medios y volverse famosos. Pero ese no fue su caso.
En el momento de ingresar al reality, Marcelo se ganaba la vida como profesor de educación física y de rugby. Y, como no tenía un sueldo acorde a sus expectativas, se anotó en el reality para mejorar sus ingresos: quería tener su casa propia.
"Quería ganar el premio porque como profe de educación física estaba difícil comprar una casa o avanzar en lo económico. Gracias a Dios con el premio pude comprar una casa", recordó el ex participante. Además contó que logró zafar del corralito y pudo "sacar la plata", y también ayudó a "arreglar la casa" que era de sus padres.
Cuando finalizó el reality, continuó en la pantalla de Telefe conduciendo un programa de entretenimientos, Megatrix -junto a Sabrina Carballo- que tuvo muy buen rating. Luego recibió propuestas, incluso, para ampliar sus horizontes a la actuación, pero se quedó detrás de cámaras.
Marcelo Corazza, víctima de una invasión a su intimidad
Hace tiempo que Corazza prefirió el anonimato, tras ser víctima de una cámara oculta organizada por Jorge Rial, en la que se exponían sus preferencias sexuales. Recién en 2014 el conductor de Intrusos se arrepintió del hecho. “No había razón para mostrar las preferencias sexuales de alguien que no era una figura pública ni le hacía mal a nadie . Era un momento en el que vivía muy sacado, muy nervioso”, expresó en aquel entonces.
Recién en 2016 Marcelo se refirió al penoso hecho que vivió: “Pasé por un mal momento pero desde el laburo, la contención y la familia seguí adelante, y teniendo ya más claro que no quería estar adelante de una cámara para nada y que no era mi meta en la vida. En ese momento me había parecido muy grave, ahora lo miro a la distancia y digo: ‘Bueno, ya pasó, ya está’. No soy rencoroso, pero si te quedás mirando para atrás no avanzás. Jorge Rial no me llamó, pero lo escuché -cuando expresó su arrepentimiento hace unos años- y si se arrepintió está bueno, y lo bueno sería que no vuelva a pasar”.
Marcelo Corazza hoy
“Me transformé en productor de televisión hace 17 años y trabajo en Telefe en exteriores. Me va bastante bien gracias a Dios, con muchos proyectos", contó. Estuvo en la producción de Pequeñas Victorias 2 e incluso trabajo junto a Juan José Campanella.
De todas maneras, no abandonó su faceta deportiva como docente de rugby. “Seguí ligado al rugby, jugué toda la vida y soy entrenador de la primera de mi club. Conservé mis amigos de siempre, familia y una vida muy sencilla”, detalló en cuanto a su presente a Paparazzi.
Casi 20 años después del suceso televisivo, no cree que le haya cambiado la vida. "Sigo siendo el mismo. Y me lo dice todo el mundo desde aquel primer Gran Hermano. No me cambió mucho, nada; sigo siendo el mismo, más viejo y gruñón. Y creo que gané por gruñón. Sigo viviendo en Tigre, en mi barrio, y así me siento más que pleno”, terminó.
Este lunes causó sorpresa su detención: estaría acusado de corrupción de menores.