Pareciera ser algo fácil, simple y que responde a parámetros estéticos. Y si bien es cierto que la pileta debe matchear a la perfección con el estilo que se le quiere dar a la cocina, es fundamental hacerse algunas preguntas para garantizarse que la misma resulte funcional y entregue lo que realmente necesitamos.
En esta nota, los expertos de Häfale nos comparten los interrogantes que serán precisos hacerse para seleccionar la más adecuad y ganar eficiencia y confort. Tomá nota.
En primer lugar, es importante considerar los hábitos de cocina y los elementos que usualmente son requeridos para las preparaciones. ¿Qué cocinamos? ¿Qué utensilios serán los que empleemos para ello? Según cuál sea la respuesta, podremos identificar si, por ejemplo, necesitamos que tenga grandes dimensiones para que todo pueda ser lavado allí (tablas, asaderas y cacerolas) o si con una pileta pequeña es suficiente.
Claro que luego estaremos condicionados por el espacio disponible de la cocina y será la combinación entre la respuesta a la pregunta anterior y a ésta la que defina nuestras posibilidades: ¿necesitamos realmente que sea grande? Y si es así ¿qué podemos hacer para no resignarla y al mismo tiempo lograr gestionar las preparaciones de un modo eficiente?
Aquí podemos ayudarnos, por ejemplo, con mesas auxiliares de apoyo que nos permitan no renunciar a la pileta grande o bien sumar herrajes y soluciones inteligentes de diseño que nos den la posibilidad de poner una mesa oculta.
Por último, y no por ello menos importante, una vez que definimos necesidades según hábitos y dimensiones disponibles, iremos por la estética: ¿qué estilo queremos? ¿Qué color? ¿Sobre mesada o bajo mesada? ¿Simple o doble?.